Algunos autónomos de la Costa da Morte dedican meses a pensar y elaborar las decoraciones de sus escaparates para esta época festiva
25 dic 2022 . Actualizado a las 16:17 h.El universo polar que ha creado Tatiana Rellán en la parafarmacia Horizonte llama tanto la atención, que incluso le aparecen en el vidrio del escaparate marcas de dedos de niños que se quedan embobados mirándolo. En Baio su negocio llama la atención, aunque no es el único de la localidad, ni de la comarca, que tira de espíritu navideño para vestir su cristalera.
Explica la autónoma que crear algo así es muy laborioso. Ella y su hermana, que tiene otra parafarmacia en Ponteceso, empiezan con la idea en noviembre y durante semanas emplean horas y horas en construir las piezas, que luego arman durante el puente de la Constitución. «Dende que fixemos aquel primeiro escaparate cheo de bonecas Barbie xa se converteu nunha tradición e implicamos a toda a familia. Fixemos o Principiño, David o Gnomo, un bosque encantado...», señala Tatiana, que añade: «Á xente sorpréndelle e tamén axuda a vestir algo o pobo. A pesar de que é do que vivimos, non lle poñemos os produtos, porque esa non é a idea».
Muy minimalista, pero tremendamente vistosa, es la propuesta de Zocas en Carballo: una gran mano sostiene desde el primer piso una guirnalda de luces que llega hasta el propio escaparate, en el que un alce de cartón piedra sostiene una bolsa de la tienda. Otros años, cuenta Germán Riveiro, hicieron un Apalpador, unas grandes manos de Papá Noel, un coche y un árbol nevado... «Para nós o Nadal son os nenos», dice, y por eso se afanan en que el negocio vista sus mejores galas en diciembre. «Entre que temos a idea e a traballamos pasan un par de meses. O alce fíxonolo un rapaz, pero o resto da montaxe é nosa e dá moito traballo. Pero á xente gústalle e mesmo se crean expectativas dun ano para o outro. Dinnos: ‘A ver que facedes este ano!'», añade Germán.
Bonitas guirnaldas vegetales lucen en la cafetería carballesa Valle Inclán, una calle que este año está especialmente vistosa. Destaca la decoración que la tienda Poppy hizo en dos niveles, aprovechando los balcones del piso superior. Por lo vegetal también apostaron negocios baieses como Vístete, Fanatik (que incluso tiene un teleférico móvil), Costa Flor, la peluquería Pintiña o la farmacia, así como A de Ale, que tiene en su escaparate un maniquí que porta un espectacular vestido hecho con ramas.
En Vimianzo, Pan Ignacio optó por piezas de iluminación que imitan la forma de los dientes de león, mientras que Cortinas Andújar aprovechó la planta superior para colocar un vistoso bodegón con regalos, árboles de Navidad y lazos de color rojo. Lo hacen desde hace años, cuenta Manolo Trillo, aunque procuran cambiar el diseño de vez en cuando: «A xente gústalle, queda un anaco mirando, porque ademais ten luz».