Quien más, quien menos, en estas fechas se concederá el placer de disfrutar de un combinado, un cóctel y buena música. El asunto tiene su ciencia. En estos pubs lo saben bien, por eso triunfan.
25 dic 2022 . Actualizado a las 16:17 h.Un reencuentro, una placentera sobremesa, una celebración, una noche de fiesta... Las Navidades propician el contexto perfecto para el disfrute de una buena copa. Un asunto que no siempre es tan sencillo como a priori podría parecer. La elaboración de un buen cóctel o combinado así como su presentación requieren ciertas claves que conviene conocer y manejar muy bien para que el goce sea pleno.
Lo sabe de sobra Raúl Martínez, que lleva casi una década ejerciendo de maestro de barra en el Dolce Vita. El local vilagarciano es claramente un referente en este tipo de oferta, tanto por la calidad y variedad de su propuesta como por lo esmerado de su servicio.
El Dolce Vita cuenta con un anexo a la barra dedicado exclusivamente a la elaboración de cócteles y combinados premium. Y es que la preparación de este tipo de copas requiere de una liturgia, un mimo y un tiempo que en ocasiones no son compatibles con la vorágine del resto de la barra. De ahí que el local haya reservado ese rincón al margen, casi a modo de antigua botica. Desde él, Raúl prepara sus particulares pócimas. Con la dedicación y el saber que ello exige.
El cliente tiene, desde luego, donde elegir. Más de 40 ginebras premium se le ofrecen, por citar un ejemplo. A partir de ahí comienza el ritual, con el correcto enfriado de la copa, la atinada elección de los botánicos y los cítricos, la procura del equilibrio perfecto en el combinado y, todo ello, por supuesto, desde una exquisita puesta en escena.
«Mi idea siempre ha sido salirnos un poco de lo común, ofrecer algo diferente», explica el propietario del Dolce Vita. Y eso tiene su reflejo, también, en la carta de cócteles. No faltan, claro, los clásicos (mojito, daiquiri, caipiriña...) con sus diversas variantes. Pero también hay lugar para otros más sofisticados como el mint Juliet, el spritz aperol o el sloe berry gin. Más de una docena de cócteles alberga esa carta, y va a más.
Pero no olvida el Dolce Vita su alma cervecera. El local cuenta con 8 grifos —tres de los cuales rotan semanalmente— y una oferta de más de 40 marcas internacionales en botella.La ecuación se completa con una cuidada decoración, un acogedor ambiente en su interior y dos terrazas. El Dolce Vita abre de martes a domingo a partir de las 19 horas.
En la Costa da Morte, Carballo concentra la actividad festiva en estas fechas navideñas. El ambiente se palpa especialmente desde la tarde y hasta altas horas de la madrugada. El bar Korner, la cervecería Boa Estrela o el local Oito son algunos de los sitios en los que tanto te puedes tomar una caña bien rica y fresca como una copa elaborada. Reúnen público de todas las edades y, por supuesto, la música no falta.
Tanto desde el Korner como la Boa destacan que lo que más se vende son las copas normales. «Agora estase volvendo ao básico», expresa la encargada de la cervecería, Belén Pet. Así, ginebras como el Seagram’s o el Beefeater o rones como el Barceló arrasan. No obstante, en el Korner también disponen de bebidas premium como la ginebra Martin Miller’s, que también se vende mucho, asegura uno de los dos socios, Jorge Arijón, o las Schweppes Selection. En la Boa ofrecen, además, cerveza de bodega. En ambos, no faltan los pinchos por la tarde y música «actual» o acorde al público, explican Jorge y Belén.
Para desmelenarse del todo hay que seguir por la calle Estrela, donde se encuentran los pubs. Pero la fiesta sigue en otros rincones de la comarca como en Malpica, Laracha, Corcubión, Cee, Fisterra o Vimianzo. En Laxe, sobresale la sala A Ventana, también con ambiente variado desde la tarde. Su gerente, Fernando Paredes, ofrece una música de los años 80 y 90, acompañada de una amplia selección de preparados, entre los que destacan los daikiris de fresa y las ginebras con matices de frutos rojos.
La abeja reina de A Coruña
Si la reina de Instagram, Ester Expósito, no dudó en acudir a una fiesta privada que se hizo este año en la noche de San Xoán es que el local Tre Parole tiene algo que encandila hasta a los foráneos.
Está ubicado entre la calle Real y la Marina, este bar se ha ganado en muy poco tiempo el cariño de muchos coruñeses por varios motivos. El factor principal es el buen ambiente que se respira nada más entrar, sobre todo en los fines de semana. Un espacio seguro para cualquier persona y perfecto para tomar una copa antes de iniciar la fiesta.
Los camareros juegan otro papel clave en esta experiencia nocturna. «Son el alma de la fiesta, muy agradables todo el tiempo. Es imposible pasar una noche aburrida aquí», afirman los clientes más asiduos al local. Se podría decir que está cerca de ser un bar Coyote, como la película de David McNally, cuando ves cómo bailan subidos a la barra.
A todo esto hay que añadir que suelen tener pinchadiscos en la planta baja para amenizar las noches y que ofrecen la opción de reservar el local para hacer fiestas privadas. Otro aspecto a tener en cuenta son los distintos estilos de decoración que se pueden encontrar en cada uno de los espacios. Todo un pack completo para la abeja reina de la urbe.
«Es algo distinto»
Es difícil encontrar a alguien en Pontevedra que estos días no se haya tomada una copa para celebrar la Navidad en La Gramola, un pequeño local en la plaza de Méndez Núñez, junto a la requetefotografiada estatua de Valle-Inclán, en pleno corazón de la zona monumental. «Es algo distinto, no es un pub, ni un bar, ni una cafetería, mantenemos la esencia de cuando cogimos el relevo del histórico Universo para abrir un local de todos los días y para todos», explica Marta González, su impulsora, mientras sus clientes bailan al ritmo de una música que va desde el Motomami, de Rosalía, a las canciones más populares de los ochenta, cuando muchos de ellos eran unos chavales empezando a salir. Los años de covid han dado paso a unas celebraciones como las de antes en Pontevedra.
¿Qué lo hace distinto? Cada uno de sus clientes diría un motivo, pero su dueña destaca uno de los que más le emocionan. «Hemos cogido todas las franjas de edad, a veces se juntan padres, nietos y abuelos tomando algo y disfrutando con sus amigos». Y eso es precisamente lo que hace distinto La Gramola. Eso es parte del éxito de un bar de copas que también es habitual para el afterwork.
«Nos diferencia el trato más cercano, además variamos entre la música en vivo y actuaciones», asegura Marta, que cree que ese es uno de los secretos de La Gramola para haber resistido a la pandemia. De gintonics a ron con cola o cócteles, todo tiene hueco en este clásico de Pontevedra, que aún vende las copas a seis euros. Eso sí, Marta González no descarta que con el nuevo año tenga que acometer una pequeña subida para no hacer insostenible un templo con demasiados devotos.
Al lado de la catedral
Poco antes de que el covid pusiese el mundo patas arriba y frenase en seco la vida social, nació en Compostela un nuevo local de copas. Flor de Toxo fue creado, precisamente, con la idea de ser un lugar de encuentro en el que celebrar las pequeñas victorias del día y brindar por la amistad, por los buenos momentos y las cosas que realmente merecen la pena.
A solo 150 metros de la catedral de Santiago, en la rúa Xelmírez, se ha convertido en uno de los pubs de moda para arrancar la noche, especialmente los viernes y sábados. No hay ningún motivo en concreto, y a la vez todos, en su justo equilibrio: el buen ambiente, unos cócteles hechos con mimo, la música, la atención y una decoración con toques muy personales y guiños al enxebrismo que hacen que uno se sienta como en casa.
Además de las clásicas caipirinhas, los daikiris de mango y fresa o la piña colada, ofrecen un mojito de licor café que ya es el sello de la casa (parten de la clásica receta tradicional cubana, pero cambian el ron y el azúcar por licor café dulce) y resulta una combinación muy refrescante.
Y, para sorprendente, la historia que hay detrás de su Tía Celia, un homenaje a una gallega de 92 años que emigró a Venezuela y se mantiene como un roble gracias (entre otras cosas) a este pelotazo a base de ginebra, ron, zumo y cola que toma cada día. Así lo cuenta Lucía M. Facorro, treintañera esteirana que dirige Flor de Toxo, un segundo empleo en el que ha volcado todo su cariño e ilusión.
Al ser un local relativamente pequeño, aquí se pueden permitir el lujo de preparar los cócteles en el momento y no trabajan con bases preelaboradas, sino que es todo fresco y domina el sabor de la fruta natural. Es en esos pequeños detalles, sin grandes excentricidades, en donde se marca la diferencia. ¡A disfrutar!