Paradiso, el icónico local donde ya han servido 700 kilos de chocolate con churros este año
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Agustín Ares elabora él mismo la mezcla para hacer una bebida que su clientela demanda tanto en invierno como en verano
27 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El dulce aroma a chocolate caliente forma ya parte del encanto de la cafetería Paradiso. Nada menos que 31 años llevan viendo cómo su clientela se mancha con gusto el mostacho y sumerge los churros en las tazas rebosantes de cacao, hasta pringarse los dedos. Este negocio familiar de entrada estrecha e interior cálido, iluminado por 18 pintorescos farolillos (cuyas tulipas lustran a fondo, religiosamente, dos veces al año), conserva prácticamente toda la decoración antigua —salvo los viejos sofás y el suelo, renovado en los 90. Agustín Ares Rial y su mujer Socorro están al frente del establecimiento, con el apoyo de su hijo, Pablo, quien estudió hostelería y cumple este mes los 30. Ellos ya han perdido hace tiempo la cuenta de los chocolates que han servido. «Este ano xa levamos 700 quilos», destaca Agustín, y quedan por delante días fuertes. Él mismo elabora la mezcla siguiendo la receta de un chocolatero de Casas Reais al que antes compraban el género, Manolo: «Cando se xubilou ensinoume a facelo e seguín a tradición. É algo que dá moito traballo. Lévame unha mañá ou unha tarde enteira para peneiralo todo e que non veña abolado. Logo metémolo en bolsas de 2 quilos e selámolas para conservalo mellor». ¿El secreto? No solo está en el tamizado, también en los ingredientes: cacao puro, azúcar y maicena. «Non lle boto fariña porque así sae moito máis fino e é apto tamén para os celíacos», aclara el hostelero de O Pino de 61 años y vecino de Basquiños. En el Paradiso sirven chocolate caliente desde que abren las puertas, a las 8.30 horas, y hasta que las cierran. Un buen día, durante el fin de semana (a veces incluso se forman colas), despachan fácilmente 6 kilos de su mezcla chocolatera y otros 20 de churros, que nunca faltan bajo este techo. Y da igual que sea invierno o verano, añade Agustín: «Aquí este verán, que viñeron uns días de calor tremendo, había xente na terraza ás catro da tarde tomando o chocolate con churros. Como di moita xente, isto é como o caldo, entra sexa a época que sexa». Aunque son más los tradicionales, alguna vez les han pedido que coronen la taza con nata y la mayor rareza que le demandaron fue que lo mezclaran con café, recuerda. En esta cafetería de la Rúa do Vilar han llegado a enganchar el servicio nocturno del día 31 tras comer las uvas con la jornada siguiente, «todo depende da xente que haxa». Hay pandillas que se juntan cada año por estas fechas para ir a tomar allí un chocolate con churros. Han visto chuparse los dedos a niños que hoy llevan a sus hijos. Lo han disfrutado santiagueses, estudiantes e infinidad de turistas... La vida en el Paradiso pasa fugaz entre dorados y crujientes churros y kilos de cacao.