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La Navidad y el AVE regalan a la hostelería de Ourense cifras de antes del covid

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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El ambiente en los vinos de Ourense ya es igual a las noches de antes de la pandemia
El ambiente en los vinos de Ourense ya es igual a las noches de antes de la pandemia Santi M. Amil

Los pubs hacen cajas como en prepandemia y los restaurantes están completos

29 dic 2022 . Actualizado a las 08:17 h.

En marzo hará tres años desde el inicio de la pandemia, pero las Navidades que ha tenido que sacrificar el sector de la hostelería y el del ocio nocturno desde que se declaró el estado de alarma el 14 de marzo del 2020 han sido dos. Esta es una de las épocas del año en la que más facturan los bares y restaurantes. En Ourense, la ciudad aumenta significativamente su población con la visita de familiares que vienen a reencontrarse con los suyos y a pasar sus vacaciones. Y no solo eso, si no que lo más habitual en estas fechas es que los reencuentros, también con amigos y compañeros, tengan lugar fuera de casa. La hostelería local tuvo que enfrentarse a dos diciembres de restricciones y cierres por la pandemia pero este 2022 ha recuperado la normalidad. «Hemos vuelto a lo de antes. Es una Navidad como las de toda la vida y la verdad es que nos hacía mucha falta. Llevamos unas fiestas haciendo buenas cajas todos los días», afirma Javier González, propietario del Miudiño, en la plaza de Santa Eufemia. Este local es uno de los favoritos de los ourensanos para juntarse con amigos y familia, especialmente en estas fechas, ya que tiene licencia especial y eso le permite dar servicio desde el mediodía hasta la madrugada, así que siempre es una opción por su amplio horario. «Creo que el punto de inflexión fue el carnaval de este año. A partir de ahí la gente le perdió el miedo a salir de noche y a entrar en el interior de los locales», explica el hostelero. Ahora nota la alta afluencia diaria debido a las festividades navideñas, pero González afirma que lleva meses apreciando un incremento en el número de clientes. «Lo noto a diario y es gracias al AVE. Como mínimo el 60 % de la gente que viene son turistas que no había visto antes», admite. El dueño del Miudiño ha observado también un cambio en los hábitos de los clientes, que si antes de la pandemia optaban por salir de noche, ahora empiezan los encuentros ya de tarde. «Se trabaja muchísimo más el concepto del tardeo, copas seguidas hasta las tres de la madrugada, más o menos. La tarde de Nochebuena fue una auténtica locura y pensamos que para este sábado nos espera lo mismo. Estoy temblando porque me da miedo que después de las fiestas haya un parón grande, a ver si la gente está gastando lo que no tiene y luego vienen vacas flacas», confiesa.

Si en los bares y pubs de la ciudad están notando un aumento del consumo y de la afluencia de clientes en estos días, en los restaurantes no es para menos. La mayoría de negocios de la ciudad juegan con un calendario completo para el servicio de cenas, especialmente si se trata de la Fin de Año. «La verdad es que está siendo una Navidad a la antigua usanza. Está súper animada y se nota que la gente quiere salir y celebrar en la calle con los suyos», relata Javier Outumuro, presidente de la Unión de Hosteleros de Ourense. Habla de un alto porcentaje de ocupación en prácticamente todos los locales de la ciudad. «La mayoría de restaurantes están completos casi a diario y en Nochevieja cenar fuera es casi imposible. En A Taberna —el restaurante que dirige— no hay mesa desde hace semanas, pero todos los que intento recomendar tampoco tienen hueco y hablamos de lugares con capacidades elevadas», comenta. Los menús de Fin de Año suelen empezar en 50 euros para ajustarse a los productos habituales en una noche especial como esa. En A Taberna la cena será a la carta. «La situación está mejorando para nuestro sector gracias también a la influencia de la llegada del AVE, que nos está ayudando bastante. Pero tenemos otros impedimentos como la subida de impuestos que nos están abrasando. Yo diría que estamos en una curva ascendente y eso siempre es positivo», concluye Outumuro.

En el Bodegón Antiga Leitería de A Ponte proponen un menú cerrado de cerca de 80 euros para Fin de Año y están completos. «Volvemos a lo que vivíamos en el 2019 y eso que tuvimos que subir los precios de los platos debido al encarecimiento de la vida en general», explica Pablo Otero, propietario del local. «De todas formas la Navidad es engañosa porque vienen muchos familiares de fuera, que son clientes ocasionales. Luego al normalizarse a ver qué pasa», termina.

Locales de la ciudad han llegado a superar la facturación de antes del 2020

La noche de Fin de Año genera beneficios en el sector de la restauración y en el del ocio nocturno y este año en Ourense, los profesionales de ambas partes están de acuerdo en que el consumo está siendo bueno. «Temos o local completo para esa noite e máis sitio que houbera porque a verdade que traballamos a todos os niveis con total normalidade. Conseguimos pasar páxina totalmente e estámolo notando no sector», afirma Gerson Iglesias, presidente de la asociación de hosteleros Cociña Ourense. Él está al frente del restaurante del Hotel OCA de Allariz, donde para Nochevieja proponen un paquete de 280 euros por persona con alojamiento, spa, cena y brunch de Año Nuevo incluido. «Imos pechar o mellor ano do OCA de Allariz e iso é indicativo de que a normalidade está aí e de que a pandemia quedou atrás», concluye.

Lo mismo piensan los que tienen negocios que se dedican al ocio nocturno, tanto pubs como discotecas. La única que hay en Ourense, Luxus, en la parte de arriba de As Mercedes, acaba de agotar las entradas para la fiesta de Fin de Año. «Es algo que pasaba antes del covid. Por suerte volvimos a ese punto, así que estamos muy contentos», admite Javier Pardo, uno de los propietarios de la discoteca ourensana. «La facturación está siendo muy buena y el ambiente también. Sentimos que cada vez se anima a salir un público más variado. Incluso en noches puntuales hemos llegado a superar la afluencia que teníamos antes del 2020», dice Pardo, que confiesa estar un poco expectante con lo que ocurrirá una vez se termine la Navidad: «No sé si la gente podrá aguantar este ritmo de ocio».