¿Cocinar o que te cocinen en Fin de Año? Pontevedra ofrece menús para llevar o la carta
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Pocos restaurantes abren sus puertas en Nochevieja, mientras otros preparan cajas que envían a todo el país
30 dic 2022 . Actualizado a las 19:03 h.Las fiestas navideñas están asociadas a celebraciones familiares, a unas fechas en las que nos reunimos en casa para disfrutar. Pero, ¿es así para todo el mundo? Parece que no. Muchos hosteleros están acostumbrados a estar detrás de los fogones, aunque cada vez son menos los que abren sus puertas y surgen fórmulas para intentar conciliar la vida familiar con la profesional. Uno de esos locales que siguen abriendo cada Nochevieja es Casa Román. El nieto de su fundador, Román Vidal, reconoce que hace meses que tiene el restaurante completo. Eso significa unas veinte mesas y cerca de 80 comensales que tomarán las uvas en este histórico local. «Nosotros cerramos Nochebuena y Navidad, pero Fin de Año y Año Nuevo abrimos, el único año que cené en casa con mi padre fue la Nochevieja del año de la pandemia», explica Román, que está acostumbrado a tomar las uvas en el restaurante junto a su padre y sus hermanos, que ese día acuden a la barra de Casa Román para cenar. «El único agobio de ese día es que el servicio sea rápido para que a las doce se puedan tomar las uvas», subraya el responsable de un negocio que lleva cuatro décadas en activo.
Otro de esos locales históricos de la ciudad es Casa Digna. A punto de cumplir el centenario (se fundó en 1926), lleva «toda la vida» abriendo. No han encontrado un motivo para no dar el servicio a las cerca de 200 personas que esperan para esta noche. Tendrán un menú cerrado con surtido de marisco, rollito de lenguado o solomillo a la pimienta, postre y vino, además de uvas y una copita de champán por 70 euros. «Al no tener baile, normalmente la gente a la una de la mañana ya está fuera», explica el responsable de Casa Digna. A ellos no le importa trabajar. Además de su familia de sangre, con la que esta noche no pasan las fiestas, tienen la profesional, que después de tantos años, «también es agradable celebrarlo con ellos».
Pero lo que pasa en Casa Román o Casa Digna es casi una excepción en la hostelería de la ciudad, que evita trabajar el último día del año.
A unos kilómetros de Pontevedra, en Bueu, el restaurante A Centoleira hace unos años que no abre sus puertas en Fin de Año, pero sí trabaja igualmente. También lo hace en Nochebuena. Eso sí, a la hora de cenar, ello se sientan en la mesa con sus familias y apagan los fogones que estuvieron trabajando durante todo el día. El padre de Xulio Estévez-Laiseca, actual responsable del restaurante centenario de la playa de Beluso, empezó hace unos años a enviar pedidos de marisco al resto del país de clientes que pasaban el verano en Bueu. Con el paso de los años, ese goteo se fue profesionalizando y la pandemia acabó de darle el empujón. No dan servicio de comedor, pero se puede reservar el Pack Vermello, un menú que incluye por 50 euros empanada de centolla, camarón, vieiras, bacalao, codillo y dos postres: filloas rellenas y crema de tetilla. «El día 1, que cerramos toda la vida, empezamos a abrir porque hay reservas que quieren comer en A Centoleira», reconoce Estévez-Laiseca, que esté año envío cerca de 50 pedidos y otros tantos se recogerán en el local.
Cerrar por la familia
Esta modalidad de recoger la cena llegó para quedarse con la pandemia, pero siguen siendo mayoría los que cierran. Ningún estrella Michelin de la comarca trabajará esa noche. Pepe Solla reconoce que cierra todos sus negocios, desde Casa Solla al restaurante del Palacio de la Oliva en Vigo o La Radio en Santiago, mientras Pepe Vieira sigue el mismo camino en Ultramar y Camiño da Serpe. «Es un tema de conciliación, de respeto al personal y a la familia», apuntan desde el restaurante. Iñaki Bretal también mantendrá bajada la verja de O Eirado da Leña. El restaurante Loureiro de Bueu organiza cena con baile desde que hace una década empezó a crecer la demanda que los obligó a reabrir la última noche del año. Eso sí, contratan personal para poder dar el servicio y que la familia de César Martínez siga pudiendo sentarse con su familia a comer las uvas. No descarta ampliar los horarios a la Nochebuena, hasta ahora sagrada en la hostelería local. «Ya se está diluyendo el espíritu navideño», apunta.
Su colega de profesión, Sabino Montes, responsable del restaurante Sabino de Sanxenxo, no tiene dudas. «Nosotros nunca abrimos y ahora, que tengo dos hijas de seis años, mucho menos. Ya nos pasamos el verano trabajando sin familia, ahora hay que disfrutarla», explica Montes, que dirige uno de los restaurantes que recomienda la Guía Michelin en Pontevedra. En su caso hasta ha dado vacaciones esta semana. «Solo descansamos los festivos, pero al coincidir las fiestas en fin de semana, nos cogimos estos cinco días», concluye.