No solo el ejercicio físico o el disfrute del paisaje alentan al caminante. Una recompensa culinaria al final (o en medio) de la ruta, hace mucho más llevadero el esfuerzo. Senderismo y gastronomía conforman un maridaje perfecto
30 mar 2023 . Actualizado a las 20:10 h.No es lo mismo, ni se le parece, finalizar una ruta de senderismo, quitarse las botas y coger el coche para regresar a casa, que saber que al término del recorrido (o en el discurrir del mismo) nos espera una suculenta recompensa gastronómica, que al tiempo que sirve para reponer fuerzas, amplifica el disfrute de la jornada. He aquí cinco ejemplos de rutas senderistas con final feliz.
RUTA DEL LÉREZ Y RÍO MANESES (CAMPO LAMEIRO)
Desde el parque arqueológico del arte rupestre de Campo Lameiro parte una ruta que tras discurrir por un sosegado tramo del Lérez, remonta después el saltarín río Maneses entre molinos, bosques y cascadas. Tras 8 kilómetros, Casa Tito, frente a la casa consistorial, reconforta al caminante con una suculenta carta de platos de caza.
CASA TITO
En el concello de Campo Lameiro se halla el parque de arte rupestre más importante de Galicia. Tras la correspondiente y amena visita se incia una preciosa ruta que desciende por la orilla del río Lérez hasta el área recreativa de Lodeiro, para remontar después el saltarín río Maneses.
De retorno a Campo Lameiro nos topamos con Casa Tito, fundada en 1975 por Adolfo Caeiro y su esposa, Ana Dorinda Rey. Hoy es su hijo Jorge quien está al frente del negocio. La recompensa para el caminante no puede ser más excelsa en estos días. Casa Tito cuenta con una carta de temporada de caza y setas que abruma. Con platos tan emblemáticos como la perdiz a la cazadora, el jabalí estofado con castañas o el ciervo estofado con vino tinto, y otros más innovadores como la perdiz en salsa blanca con uvas, el carpaccio de boletus, o el foié con boletus y manzana. Las setas, explican en Casa Tito, «son todas cogidas el día anterior o en esa misma mañana».
Además de por la caza, el restaurante es también famoso por su bacalao al horno con patatas panadera. Y no le desmerecen las carnes -«na casa hai carnicería», explican-, entre las que destacan el cabrito y el cordero, elaborados al modo tradicional. Previo encargo, en Casa Tito también se puede degustar un cocido «dos de antes». El restaurante dispone de tres comedores y una terraza. Cierra los lunes, a no ser que coincidan en día 4 o 20, que hay feria en Campo Lameiro. «Os días de feira tamén facemos callos», añaden.
RUTA AS CATEDRAIS-RINLO
Desde la playa de As Catedrais parte un sendero (Sendero de la Costa) en dirección este, casi siempre al borde del acantilado. Tras superar las playas de Esteiro, de As Illas y de Os Castros, se alcanzan las cetráreas naturales de Rinlo y poco después el núcleo urbano de la localidad (9 km), donde se ubica el restaurante Porto de Rinlo. El arroz con bogavante y los mariscos son sus especialidades.
RESTAURANTE PORTO DE RINLO
Desde la playa de As Catedrais hasta Rinlo discurre un sendero de 9 kilómetros, sin apenas cuestas, casi siempre pegado al litoral. La llegada a la pequeña localidad marinera tiene varias recompensas. La primera, la visita a las antiguas cetáreas naturales, que bien merecerían un mejor estado de conservación. La segunda, una parada en el restaurante Porto de Rinlo, que desde hace 16 años regenta Iván Lombardía. El restaurante ocupa la casa donde nació Iván y comparte estancia con un hotel rural de 6 habitaciones.
No hay duda de cuál es el plato estrella en el Porto de Rinlo. «Case todo o mundo que chega aquí proba o arroz caldoso con bogavante ou o arroz con pulpo, gambas e nécora», cuenta Iván. Aunque la oferta alcanza casi la docena de arroces, con distintas variedades de grano. Durante los meses de verano, apunta el propietario, llegan a hacer 85 arroces diarios.
Además de los arroces, el local sustenta su carta en los mariscos y pescados. «Non temos nada ultraconxelado. Traballamos só coas lonxas de por aquí, tanto de Galicia como de Asturias», explica Iván. Las elaboraciones se basan fundamentalmente en las recetas tradicionales de la zona y en el escrupuloso respeto al producto.
El Porto de Rinlo dispone de dos comedores y dos terrazas con capacidad para albergar hasta 217 comensales. No cierra ningún día y dispone de servicio de comida para llevar.
Tras el sustento, el caminante podrá seguir la ruta hasta Ribadeo por la costa (otros 8 km) o regresar a As Catedrais.
BETANZOS - PONTEDEUME POR EL CAMINO DE SANTIAGO
La ruta que proponemos coincide con la segunda etapa del Camino Inglés, si bien la haremos en sentido inverso. Salimos de Betanzos por el viejo puente sobre el Mandeo. Tras superar Ponte de Abaixo y Ponte do Porco se llega a la localidad de Miño para desde allí alcanzar Pontedeume y su emblemático puente de piedra. No muy lejos de él nos espera la recompensa en la Cantina do Río Coves, donde degustar la tradicional costrada, un contundente plato de origen medieval que allí aún conservan.
CANTINA DO RÍO COVES
Discurre la segunda etapa del Camino Inglés desde Pontedeume hasta Betanzos, recorriendo casi 20 km. Nuestra propuesta es hacerla en dirección contraria a los peregrinos. El final de la ruta se situará entonces en el icónico puente sobre el Eume. No muy lejos de allí, junto a un antiguo varadero, se ubica la Cantina do Río Coves.
Hace 26 años que Inmaculada Sánchez rehabilitó la vieja casa familiar para convertirla en un restaurante «desde o que trato de conservar os sabores da miña infancia». Y entre esos sabores está el de la costrada, un contundente plato de la gastronomía local de origen medieval. Originalmente era de carne pero en la Cantina lo han actualizado y lo elaboran con varias láminas de masa intercaladas con cocochas de bacalao, setas, vieiras, zamburiñas, gambas y jamón. «Tómase como prato único», puntualiza Inma, quien en temporada recupera otros platos que son memoria de la cocina local como las sardiñas lañadas, unos lomos de sardinas conservadas en sal. «Bistecs de marola ou bistecs de pobre chamábamoslle aquí».
Inmaculada comparte ahora la gestión y la cocina de la Cantina do Río Coves con su hija, Blanca. Dos generaciones que coexisten y se complementan. «Eu son a intuición, ela é a profesionalidade. Eu sigo coa costrada, ela fai tartar de cervo», comenta. Lo que no cambia es el respeto por el producto y la apuesta por lo local. En estos días, visitantes, senderistas y peregrinos pueden disfrutar de platos de temporada como el cocido o el lacón. Y de otros que conforman la carta como el pulpo salteado con verduras de la zona y crema de patata, el bacalao a la portuguesa o el rape estilo Cedeira.
La Cantina do Río Coves cuenta con un comedor con siete mesas y una fantástica terraza interior con otras doce. Cierra los lunes.
RUTA DA PEDRA E AUGA (MEIS)
Treintra molinos se suceden en esta popular ruta que parte desde Ribadumia para alcanzar, en 4 o 5 kilómetros (depende del punto de inicio) el monasterio cisterciense de Armenteira. Justo al lado del monasterio está el restaurante A Fonte con sus impresionantes cocidos. Más de 1.200 lleva despachados en lo que va de temporada. Para después queda la vuelta, ya con el bandullo lleno. Afortunadamente es todo cuesta abajo.
RESTAURANTE A FONTE (ARMENTEIRA)
La ruta da Pedra e a Auga es una de las más famosas y concurridas de las Rías Baixas. A sus muchos atractivos naturales, etnográficos, históricos y paisajísticos que atesoran los 5 km de ascenso que discurren entre Ribadumia y el monasterio de Armenteira (Meis) hay que añadir otro de carácter gastronómica de una entidad no menor.
Hablamos del monumental cocido que se sirve en el restaurante A Fonte, ubicado a 50 metros del monasterio cisterciense. La propuesta incluye una soberbia sopa, fruto de tres horas de cocción, una más que generosa bandeja de cocido (con su cacheira, oreja, morro, rabo, costilla de cerdo, lacón, panceta, chorizo, ceboleiro, gallo de corral, ternera, verdura verde -grelos o nabicol-, repollo y patatas), amén de postre casero, pan, vino de cosechero de Barrantes y café. Vamos, que uno empieza a entender por que San Ero, según cuenta la leyenda, despertó en Armenteira tras un sueño de 300 años.
De la sona del cocido de este restaurante da fe el que desde el incio de la temporada, allá por mediados de octubre, en A Fonte se hayan despachado ya más de 1.200 raciones. Reconoce Merchi Torres que muhas de ellas fueron a parar a los buches de caminantes y grupos que hacen la ruta da Pedra e a Auga. «Para nós é un atractivo importantísimo. E para eles, polo que nos din, tamén o é o feito de poder comer o noso cocido na metade do camiño». Porque, eso sí, aún faltaría el recorrido de vuelta, por fortuna, todo él cuesta abajo.
Además del cocido, en la carta de A Fonte también sobresalen platos como el gallo de corral estofado («temos unha persoa que nos cría os galos só para nós», cuenta Merchi), el cordero, el jarrete o la carne ao caldeiro. El restaurante dispone de comedor y terraza con capacidad para 80 personas y cierra los lunes.
CAMIÑO DA AMARGURA (NOGUEIRA DE RAMUÍN)
Por el corazón de la Ribeira Sacra discurre esta ruta circular de 17 kilómetros. Parte de Luintra (Nogueira de Ramuín) y por entre bosques de castaños, mámoas, castros y miradores al Sil, se acerca hasta el monasterio de Santo Estevo y retorna a Luintra, donde nos espera Samuel Moreno con su oferta de productos del territorio y un guiso calentito para reponer fuerzas.
RESTAURANTE O CAMPANARIO (LUINTRA)
La inquieta asociación Móvete por Nogueira ha acondicionado el Camiño da Amargura, que no recibe, ni mucho menos, su nombre de las sensaciones que provoca sino por discurrir por parte del itinerario que recorrían los presos condenados a muerte, desde el monasterio de Santo Estevo hasta la horca (Chao da Forca). La ruta comienza y termina en Luíntra. Y allí precisamente nos espera Samuel Moreno, cocinero cacereño que hace tres años rehabilitó O Campanario, el bar que regentaban sus suegros para convertirlo en un acogedor restaurante.
Samuel, que provenía de la alta cocina, reconoce que tuvo que variar un poco sus postulados iniciales y su propuesta se basa ahora en «producto muy local, al cual le doy un toque moderno, pero con la tradición siempre muy presente». Se confiesa un apasionado del producto gallego. «Los sabores que hay en Galicia cuesta encontrarlos en otras partes», asegura, al tiempo que enumera sus debilidades: el porco celta, la ternera, los huevos, las verduras, las castañas... Y, por supuesto, estando en Ribeira Sacra, los vinos.
En su carta, los senderistas —«son muchos los que me llegan»— siempre encontrarán dos o tres platos de legumbres. O callos. O el caldo gallego «que nunca falta». Sobresalen también las carnes a la brasa, los pescados y los cachopos. De su tierra de origen mantiene el pimentón, el aceite y los embutidos.
O Campanario cuenta con una docena de mesas en el acogedor y coqueto comedor, un patio con otras siete (en el que se aceptan mascotas) y en breve complementará su oferta con una vinoteca gastronómica, que ocupará el espacio del antiguo bar y la terraza delantera. Cierra los martes.