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Ana Mena: «A mí, que soy de campo, de Galicia me encanta el pan y el acento»

CARLOS CRESPO

VEN A GALICIA

Ana Mena, durante la presentación de su nuevo disco
Ana Mena, durante la presentación de su nuevo disco Francisco Guerra | EUROPAPRESS

A Coruña será la ciudad en la que, el sábado 15, arranque el Bellodrama Tour, la gira del álbum que esta semana ha situado a la malagueña en el número 1 de los discos más vendidos en España. Un concierto en María Pita tuvo la culpa

08 abr 2023 . Actualizado a las 12:39 h.

Escoge cada tiempo y cada generación un selecto club de artistas que trascienden las tendencias y se anclan en el recuerdo como felices y fundamentales referencias de aquel momento. Y tiene Ana Mena (Estepona, 1997) toda la pinta de convertirse en exponente referencial de la música española de los años 20.

Lo curioso es que puede conseguirlo, precisamente, alejándose de lo que ha sido el paradigma del éxito en lo que va de siglo, los ritmos urbanos de raíces latinas, y determinando sus referencias en géneros que tuvieron su cénit cuatro o cinco décadas atrás: el pop más genuino, la canción melódica italiana y los sonidos disco. Aderezado todo ello, para que no falte nada, con una estética que también apela a lo retro y evoca a las grandes divas de aquellos tiempos.

Bajo estos postulados ha puesto Ana Mena en el mercado su segundo disco, Bellodrama, que en dos semanas ya se ha aupado al número uno de la lista de ventas en España. Un dato que ni siquiera le hacía falta. Bellodrama ya había constado nada más salir que la malagueña es uno de los valores más sólidos con los que cuenta la música popular de este país.

Quizá por oposición. Por una cierta renuncia a lo radicalmente comercial. Que, mira tú por donde, al final revierte en pura comercialidad. Y porque detrás de Ana Mena no solo hay un gigante multinacional, Sony Music, sino una trayectoria artística que inició con 8 años y que la ha llevado desde a ganar talents infantiles, a trabajar con Almodóvar, a ponerse en la piel de Marisol, a ser número uno en Italia y, ahora, a permitirse sacar a los 26 años un disco que evidencia un ejercicio de madurez que muchos de esos artistas de éxitos resultones jamás alcanzan.

Con el disco ya en lo más alto, Ana Mena inicia el próximo sábado, 15 de abril, su Bellodrama Tour. El lugar escogido para arrancar la que promete ser una de las giras del 2023 es A Coruña. Y no por azar. «A Coruña me gusta muchísimo y siempre me ha parecido que tiene un público muy agradecido. Siempre que voy por Galicia me encanta pasar por A Coruña. Tengo muy buenos recuerdos de esa ciudad. Uno de mis primeros conciertos como profesional, justo después de ganar el concurso My Camp Rock de Disney Channel, fue en la plaza de María Pita, en plenas fiestas. Y fue brutal. Lo tengo en el recuerdo como uno de los momentos más emocionantes que he vivido encima de un escenario. Desde entonces le tengo mucho cariño a A Coruña», explica sin ningún atisbo de impostura.

—¿Cómo van a ser los conciertos de esta gira?

—¡Guau! Van a ser tochos. Te lo aseguro. El Bellodrama Tour va a ser una gira muy intensa y muy interesante. Van a ser conciertos muy emotivos pero también muy festivos y muy bailables. El contenido visual va a tener mucha importancia. Y el contenido narrativo también. Va a haber momentos de todo tipo. Con las canciones de este disco y con todos esos temazos que la gente ya conoce porque ya habían salido antes. Van a ser conciertazos para divertirse mucho.

—En los últimos años, canción a canción y con muchas colaboraciones, conseguiste importantes éxitos. ¿Por qué has querido ahora sacar un disco?

—Sacar un disco completo es una sensación muy diferente. Estoy más emocionada que nunca, de verdad. Es cierto que en estos últimos años había venido haciendo un trabajo de single a single, que es lo que marca la tendencia ahora, ya que el consumo, por desgracia, es muy efímero. Pero precisamente todo ese trabajo ha sido el que me ha ayudado a encontrarme musicalmente y a dar con mi sonido. Hace dos años fue cuando sentí que tenía muy claro qué es lo que yo era, a dónde quería ir y qué quería contar. Y fue entonces cuando dije: «Me parece un buen momento para ponerme a crear un disco». Desde entonces, han sido dos duros años de trabajo creativo y de elegir repertorio para sacar este Bellodrama.

—¿Podría decirse que es un disco conceptual?

—Sí, es superconceptual. De hecho, cuando hacía las reuniones creativas con mi equipo, yo siempre les decía: «Necesito una única palabra para titular el disco, una palabra que defina el disfrute de la melancolía». Porque ese es el concepto del disco. Y de ahí nació Bellodrama.

—«Bellodrama» no solo evidencia una muy notable evolución en lo musical. Ha habido también un cambio en tu estética.

—Sí, creo que también en eso he conseguido que sea un reflejo fiel de mí misma. Es una estética elegante, muy setentera, muy inspirada en divas como Brigitte Bardot o Sofía Loren. Con ese grano en la foto, con ese toque vintage..., pero a la vez muy actual.

—Da la sensación de que de un tiempo a esta parte la tendencia ha virado un poco desde lo urbano y lo latino hacia el pop de corte más clásico aderezado con un renovado sonido disco. «Bellodrama» es un buen ejemplo.

—Así es, pero no son estilos incompatibles. A mí me encantan los ritmos latinos. Aunque es cierto que este álbum es un homenaje al pop que a mí más me gusta, es un disco bastante ecléctico. Hay temas con producciones más retro, otros de corte de los años 70 en Italia, pero también hay bachatas, algo de reguetón, R&B... Hay un poco de todo, pero siempre girando en torno a esa elegancia que caracteriza a la música pop.

—Has escrito en tus redes que este álbum nace «de la dulzura del desamor»

¿Crees de verdad que se puede encontrar dulzura en el desamor?

—Sí, claro. Es ese disfrute de la melancolía del que te hablaba antes. El romantizar el drama, básicamente.

—Por cierto, ¿hasta qué punto participas tú en tus redes sociales?

Trabajo tanto que no me ha dado tiempo a tener muchas historias”

 

—Al cien por cien. Son mías totalmente. Soy yo quien las manejo. Nadie más tiene la contraseña.

—¿Y cómo lo llevas? Suelen ser un arma de doble filo, de la que muchos artistas prefieren protegerse.

—Llevo unas mejor que otras. Instagram, por ejemplo, es muy blanquita. Pero está claro que en otras redes tener este nivel de exposición conlleva ciertos riesgos. Yo, por ejemplo, desde un par de meses he optado por no mirar tanto Twitter. Pero aun así, prefiero ser yo quien siempre lleve mis redes. Intento mostrarme de la manera más natural que puedo, porque creo que es únicamente así como tienen sentido.

—¿Y qué o quién es Diva Doliente?

—¡Ah! Ese es mi segundo Instagram [se ríe]. Diva Doliente es muy yo. La utilizo para subir todas esas cosas a las que quizá no les veo sentido en la cuenta oficial. Cosas de mi día a día e incluso fotos que no están ni siquiera bien hechas, pero que recogen momentos con mi gente, que me representan.

—Volvamos a «Bellodrama». Dices que «cada cicatriz es una canción». ¿No eres muy joven para tener tantas cicatrices?

—No, no tengo tantas en realidad. Me vuelco tanto en mi trabajo que no me ha dado tiempo a tener muchas historias. Bueno, en realidad, yo siempre he sido una chica de pocas relaciones. Pero para las canciones no hace falta que todo sean historias propias. También te puede inspirar en cosas que le pasan a tus amigas. De hecho muchos de los temas de este disco están inspirados en historias que les han pasado a la gente que está a mi alrededor. E incluso en historias ficticias.

—¿«El amor nos vuelve tontos», como dices en «Me he pillao x ti»?

—«Me he pillao por ti y todavía ningún beso te di» [canta] ¡Ay! A ese tema le tengo un especial cariño, pero tengo que reconocer que está un poco exagerado. De hecho, la compusimos jugando con eso, con la magia de la exageración. Aunque claro que puede pasar que el amor nos vuelva tontos. Y me parece chulo naturalizarlo.

—Dices que en este disco no estás sometida a la dictadura del TikTok.

—Para nada. Que me parece bien y muy respetable que haya artistas que hagan sus canciones para que funcionen en TikTok. Tiene que haber canciones de todo tipo. Las que cuentan algo serio y las que se hacen solo para bailar, divertirte y hacer la coña. Yo también he hecho de estas últimas y lo seguiré haciendo cuando lo sienta así. Pero el proceso creativo de este disco no ha tenido nada que ver con pensar en hacer un challenge viral. Simplemente me he dejado llevar por la música que me gustaba hacer en ese momento, con la que me sentía cómoda, contando las historias que me hacían sentir bien y que me representaran al cien por cien. Sin más. Ha sido una cosa muy orgánica, muy de feeling.

—¿Se acostumbra una al éxito o te sigue sorprendiendo cada mañana?

—Claro que me sorprendo. Cada vez que me pasan cosas bonitas las disfruto muchísimo. Ten en cuenta que yo vengo desde muy abajo y me lo he trabajado toda la vida. Por suerte, hay muchísimas cosas que todavía me hacen ilusión. ¡Y lo que queda por venir! Yo soy muy ambiciosa y nunca me pongo límites. Aunque mi ambición no es el éxito sino hacer cada vez mejores canciones y conectar con más gente.

—¿Y te preparas para el fracaso, por si algún día llega?

—Sí, claro. Es algo que también tengo normalizado. Mi carrera nunca ha sido de cero a cien de un día para otro. Siempre ha sido muy progresiva. Canto desde que tenía ocho años y he vivido momentos de todo tipo. Buenos como malos, duros, con obstáculos... Pero siempre me he levantado y he sido capaz de seguir adelante. Así que bueno, no me va a pillar de nuevas si alguna vez algo no sale como yo esperaba.

—Seguro que hay un millón de cosas que te gratifican, pero ¿qué es a lo que más te duele haber tenido que renunciar?

—Todo el que quiere algo y lo persigue durante mucho tiempo, tiene que sacrificar cosas. Quien te niegue esto, te está mintiendo. Yo he tenido que sacrificar momentos con mis amigos y con mi familia. Viajo muchísimo. No les veo tanto como me gustaría. Sacrificas momentos, sacrificas vínculos e incluso experiencias, que quizá a mí me han llegado más tarde. Pero no siento que me haya perdido nada sin que haya ganado algo por el otro lado. Al final, hago lo que me gusta y trabajo en aquello por lo que he luchado toda mi vida. Y gracias a eso vivo y disfruto de otras cosas diferentes. Subirse a una escenario es algo muy mágico, conozco a mucha gente interesante, he cantado con artistas a los que siempre he admirado... No sé..., unas cosas van por las otras.

—¿Cuál sería tu colaboración soñada?

—Pues mira, te podría decir un montón de artistas a los que admiro: Marc Anthony, Luis Miguel, Christina Aguilera... Pero me voy a quedar con Fito & Fitipaldis. Me gusta la música que hace, me encantan sus letras... Me parece un crac. Tan personal, tan auténtico... Los escucho desde siempre. Sé que casi nunca hacen colaboraciones pero, ¡buah!, cantar con ellos sería un sueño, desde luego.

—¡Vaya! ¿Cuándo sacas esa parte roquera que hay en ti?

—Yo creo que la llevo siempre. Mi personalidad es..., no diría que rebelde pero sí que me dejo guiar por impulsos y soy muy visceral.

—¿Cuál es tu momento preferido del día?

—Las comidas. Sobre todo si las comparto con gente que me gusta. Y las sobremesas. Me encantan las sobremesas.

—¿Tu rincón favorito del mundo?

—Mi casa, en mi amada Estepona. Mi campo.

—¿Y qué disco pondrías en una de esas sobremesas en tu casa de Estepona?

—Alguno de Triana. Fue el grupo de mi infancia. Mi padre me los ponía todo el rato. Me encantan.

—Fito & Fitipaldis, Triana... Tienes una referencias un poco «boomers».

—[Se ríe] No son referencias boomers, son de calidad. Es que las cosas de antes molaban mucho.

—¿Qué disco llevas escuchando en bucle estas últimas semanas?

—Pues espera, que tengo el móvil aquí y lo miro rápido. He escuchado más canciones sueltas que discos. Tengo de todo [se ríe]. Tengo a Tananai, que es un artista italiano que me gusta mucho, tengo a Niña Pastori, a Luis Miguel, a Drake que es reguetón, a SZA que es R&B, a Colapesce con Di Martino... Ya ves, cosas muy diferentes.

—¿Qué serie nos recomiendas?

—Una serie muy bellodramática es Los Bridgerton.

—¿Un sueño?

—Mi sueño es tener una familia.

—¿Y una pesadilla?

—La peor de las pesadillas es no poder estar con las personas a las que quiero.

—¿De qué es de lo que más orgullosa te sientes?

—Me siento muy orgullosa de mi equipo, de la capacidad que hemos tenido siempre para reinventarnos y para sobreponernos a los noes y a los obstáculos. Que los ha habido. Y muchos. No lo dudes.

—Si pudieses borrar o cambiar algo, ¿qué sería?

—Yo creo que nada. Todo, también los errores o lo malo, me ha forjado.

—¿Tu prenda de vestir favorita?

—Unos vaqueros.

—Yo pensaba que me ibas a decir que el corpiño que luces en el videoclip de «Lentamente».

—Esa es una pieza de lencería de Dior de los años 80. Me flipa. Nos costó mucho conseguirla porque es de un coleccionista y no fue fácil que nos la prestara. Pero es que yo cuando me imaginaba a mi álter ego, a la Diva Doliente, siempre me la imaginé vestida así. Con su abrigo de pelo, con su copa en la mano, tirada en la alfombra... Todo es también muy bellodramático.

—El año pasado estuviste en el festival de San Remo. ¿Estarías dispuesta a presentarte para representar a España en Eurovisión?

—Ahora mismo no me lo planteo. Nunca digo nunca, pero en este momento, no. Yo cuando fui a San Remo no iba pensando en ir a Eurovisión. Iba con la idea de presentar mi primera canción en Italia y además porque San Remo era un festival que siempre había seguido desde adolescente, en mi casa, vía streaming. Es un festival que me encanta porque moviliza al país entero en torno a la música. Me encanta su espíritu y sí, por qué no, me presentaría otra vez a San Remo pero a Eurovisión, ahora mismo, no.

—Además de ese «feeling» con A Coruña, ¿cuál es tu relación con Galicia?

—Tengo muy buenos amigos de Galicia. Y me encanta el marisco, claro, pero ¿sabes qué es lo que más me gusta de Galicia? El pan. Me encanta vuestro pan. Y a mí, que soy de campo, también me gusta mucho el clima y la vegetación. Todo ese verde... ¡Ah! Y me gusta mucho el acento gallego, también.

—Y tienes además otra conexión con Galicia. Tienes en tu banda al pianista pontevedrés Adrián Solla. ¿Qué me dices de él?

—Adrián es un fenómeno. Es un pedazo de profesional. Ha trabajado durísimo en los arreglos para los conciertos de esta gira. Y aunque parezca que no, porque se le ve tímido, Adrián nos hace reír muchísimo a todo el equipo. Es el alma de la fiesta.

Casi no hacen colaboraciones, pero cantar con Fito & Fitipaldis sería un sueño”

Yo soy muy ambiciosa, nunca me pongo límites”