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Un establo reconvertido en idílicos apartamentos en A Fonsagrada, a los premios de Arquitectura de España

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

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Las Olladas de Barbeitos dieron una segunda vida al antiguo cebadero de la ganadería de vacas vienesas de Ovidio Méndez, del mesón Catro Ventos en la montaña de Lugo

16 abr 2023 . Actualizado a las 20:11 h.

El fonsagradino Ovidio Méndez hace tiempo que dejó atrás la ganadería intensiva para cuidar a sus vacas en la montaña de la parroquia de Fonfría. El que había sido el cebadero para alimentar al ganado fue este jueves una de las construcciones seleccionadas para los premios de arquitectura del Colegio de Arquitectos de España. El antiguo inmueble se convirtió hace apenas unos meses en Olladas de Barbeitos, un conjunto de apartamentos de último diseño basados en madera y con vistas a la montaña.

La obra es fruto del trabajo de los arquitectos Alfonso Salgado y Francisco Liñares. Llegaron al lugar de Barbeitos, en Fonfría, tras la llamada de Ovidio Méndez y Ana Belén López porque querían complementar su ganadería y restaurante con un alojamiento. «No se atrevía a decirnos que quería rehabilitar el cebadero porque no sabía si se podría arreglar», recuerda Salgado. 

La idea inicial era establecer unas cabañas pero los arquitectos vieron en la antigua construcción una base perfecta para hacer unos apartamentos. Y de paso, eliminaban feísmo. «Da gandaría intensiva á extensiva. Un cebadeiro de gando que rexurde», fue como nombraron al proyecto. El establo era una edificación hecha en el año 1973, que había sido ampliada en los 90 y desde el 2008 quedó en desuso.  

Con cocina equipada y jacuzzi en la terraza

No hubo que reconstruir nada sino solo rehabilitarlo. Ocupa el mismo perímetro. Los técnicos dejaron intacta la estructura base del establo, cuyas paredes originales todavía se pueden observar en los extremos laterales del inmueble. Lo que hicieron fue establecer ocho separaciones para crear ocho pequeños apartamentos. 

Todo el nuevo edifico está recubierto de madera, tanto en el exterior como en el interior, y también es el material de la mayoría de los muebles. Para el tejado, se empleó la pizarra típica de la zona. Se compone de cinco apartamentos para grupos de hasta cuatro personas, con una cama y un sofá cama; dos para parejas y otro en una planta baja adaptado para personas con movilidad reducida.

Vistas de los apartamentos de Barbeitos, en la finca donde están las vacas vienesas de Ovidio
Vistas de los apartamentos de Barbeitos, en la finca donde están las vacas vienesas de Ovidio MANUEL

El alojamiento aprovecha su mayor recurso, que es su entorno. Por eso su nombre es Olladas de Barbeitos. Los arquitectos instalaron amplias terrazas con mobiliario para descansar y jacuzzi para aprovechar las vistas a la montaña de A Fonsagrada. Los amplios ventanales también favorecen que se aproveche plenamente la luz natural. 

Cuentan con todas las estancias: dormitorio, salón, baño y cocina totalmente equipada. El antes y el después es irreconocible para el establo de la ganadería de Ovidio Méndez, que creó un alojamiento de diseño que aprovecha el idílico entorno de A Fonsagrada, y donde a sus pies pastan las vacas. 

«Buscamos crear toda unha experiencia: placer, natureza e gastronomía»

Hace tres años que comenzó la construcción de los apartamentos y se abrieron este pasado diciembre. A pesar de ser nuevos e inaugurarse en pleno inverno, mantienen una ocupación de un 50 %, como asegura Ovidio Méndez. La mayoría de los clientes son parejas, además de alguna familia.

Lo que Méndez buscaba con este negocio era potenciar la zona en la que se encuentra su restaurante, en lo alto de un pico y en una amplia finca. Su propuesta no tiene nada que ver con un hotel al que solamente se va a pernoctar: «Buscamos crear toda una experiencia: placer, natureza e gastronomía». 

De hecho, muchos de sus clientes acuden al restaurante Catro Ventos a probar la carne de calidad que cría Ovidio. Toda la obra supuso «moito esforzo», así que la selección para los premios de arquitectura nacionales es toda una alegría y, sobre todo, una «recompensa».