La ría de Muros-Noia en parapente, un espectáculo para los más atrevidos

La ría de Muros-Noia es sin duda uno de los tesoros más espectaculares con los que cuenta la comarca barbanzana. Si bien es cierto que son infinitas las formas en las que se puede disfrutar de la belleza de sus paisajes, existe alguna que solo es apta para el público más valiente. Es el caso de las experiencias que ofrecen desde Turnauga, que permiten observar la ría como nunca antes, desde un parapente y hasta 500 metros por encima del nivel del suelo.

«Los vuelos se realizan despegando desde el monte Iroite, a 680 metros de altitud, ya que es el punto más alto de Barbanza. La sierra en sí es uno de los macizos graníticos más impresionantes de Galicia, abarcando los municipios de Rianxo, Boiro, Ribeira, A Pobra, Lousame, Noia y Porto do Son». Así describe Jose M. Tojo, instructor de vuelo en parapente, la experiencia de vivir la ría de Muros-Noia desde el cielo.

Sin embargo, pese a que se trate de una actividad que pueda imponer respeto, Tojo sostiene que no hace falta ningún tipo de experiencia previa o cualidad específica para embarcarse en una aventura de estas características: «Existen los bautismos aéreos, donde los instructores informan al interesado de los materiales y distintas teorías del vuelo, que luego se complementan con la práctica en tándem. De todos modos, en el parapente, las alas biplazas se utilizan con fines docentes, para iniciar en este mundo al futuro piloto e introducir al alumno en la sensación de altura que se experimenta al volar».

El fruto de todo este proceso, explican tanto Tojo como Rafael Presa, instructores de Turnauga, es una experiencia inolvidable tanto para quienes nunca han probado como para los más expertos: «En los días en los que las condiciones de vuelo son buenas, se puede conseguir ascender hasta 500 metros sobre el nivel de despegue, y se puede divisar al mismo tiempo la ría de Arousa, toda la sierra de Barbanza y la de Muros-Noia en vuelos de hasta tres horas de duración».

Grandes recorridos

En cuanto a cuál es la distancia que se puede llegar a recorrer mediante el vuelo en parapente, el monitor de Turnauga señala el récord hasta la fecha: «El de mayor recorrido se realizó partiendo de una zona de costa, desde el monte Iroite, y aterrizando al pasar por A Estrada, lo que supone una distancia de 40 kilómetros».

Una vez realizado el trayecto, el aterrizaje se lleva a cabo en diferentes zonas de la comarca barbanzana dependiendo de las condiciones meteorológicas, produciéndose normalmente en la playa de Coira, en Portosín, o en la de Aguieira, ambas localizadas en el municipio de Porto do Son.

Cada vez más común

Pese a que este tipo de experiencias sigan imponiendo respeto a muchos que nunca han conseguido atreverse a volar, Tojo indica que cada vez se extienden más tanto a modo de deporte como a la hora de enfocarlo como una experiencia: «Desde hace unos años, las personas buscan nuevas alternativas para la utilización de su tiempo de ocio. Estas nuevas inquietudes se ven dirigidas hacia la naturaleza y el medio rural, tanto a nivel cultural y vacacional como deportivo. El parapente es uno de los máximos exponentes de este tipo de deportes, ya que conjuga montaña, naturaleza y vuelo, interrelacionándolos de una manera única».

Con todo, explica el monitor, este fenómeno no se limita al mundo del parapente: «Deportes que eran marginales hasta hace unos años, como pueden ser el rafting, el piragüismo, la escalada o la bicicleta de montaña, han pasado a ser protagonistas, tanto en la demanda de su práctica por parte de la población como a la hora de aparecer en los medios de comunicación, ya que cada vez cuentan con más presencia».

En cuanto a qué es lo que se requiere para realizar este tipo de experiencia en la ría de Muros-Noia, tanto Jose Tojo como Rafael Presa sostienen que es una actividad apta para todos los públicos: «Si puedes correr, puedes volar».

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