María Rodríguez y Edo Sadikovic son los dueños de un «coworking» en Lobeira
21 abr 2023 . Actualizado a las 16:00 h.Llegaron a Lobeira hace diez años. María Rodríguez Gradín y Edo Sadikovic buscaban un lugar en el que desarrollar sus inquietudes. Ambos se definen como emprendedores y educadores viajeros. Después de trabajar con equipos internacionales por todo el planeta, decidieron construir en la aldea de Senderiz su refugio y dar cabida a todos aquellos creativos que necesitan espacios de coworking, pero que no quieran estar solos. Su experiencia la contaron este jueves en el marco de ICC Week.
Edo Sadikovic es serbio y María es viguesa, aunque con familia en Lobeira: «Ambos somos educadores sociales. Yo también soy formador en el campo de resolución de conflictos. Nos conocimos en Serbia preparando unos eventos internacionales. El padre de María tenía una casita aquí y nos gustó mucho».
En una aldea de 20 habitantes han construido un espacio para la creatividad llamado Sende. En estos diez años han pasado por esta vivienda más de cuatro mil personas de más de sesenta países, entre ellos creativos de Google, Netflix, Marvel, Disney o Cartoon Network. Sende no es un coworking al uso. En esta aldea los creativos comparten la tareas diarias. Hacen juntos los desayunos, las comidas y las cenas. Y de esta unión salen, además de grandes amistades, muchas colaboraciones.
«Aquí pueden trabajar en remoto con sus teclados y sus ordenadores a través de internet. Vienen desde programadores a músicos digitales, escritores, investigadores... Toda una nueva generación de personas que crean a través de internet», explica Edo. Más allá de ofrecer un espacio tranquilo para trabajar muchas de las personas que llegan a Senderiz buscan trabajar en compañía.
«Nos gusta decir que básicamente ofrecemos espacios en donde la gente crea amistades. Nuestro trabajo no es el de un alojamiento al uso. Nuestros clientes suelen pasarse la vida viajando por todo el mundo y quieren compartir, de vez en cuando, su día a día con otras personas porque pasa mucho tiempo solo. No se trata de venir para estar juntos, sino de pasar parte del tiempo acompañados. Esto solo puede pasar en lugares como este, en estas aldeas del rural. Los que tienen que trabajar en las ciudades no tienen tantas facilidades. Aquí hacen amistades a la vez que trabajan por su cuenta» explica Edo.
Para favorecer estas relaciones, al menos dos veces por semana, organizan charlas en grupo, de cualquier tema. Además, todas las noches disfrutan de largas cenas. Es el momento en el que todos se reúnen después de la jornada laboral. «Es cuando reemplazamos a las personas de las llamadas de Zoom por personas reales. El trabajo en un sitio como este es totalmente diferente, no hay tiendas ni bares, estás aislado. Nos gusta decir que cambiamos todas las luces de la ciudad por una luz para todos», subraya.
Explica, por ejemplo, que en Senderiz se han creado grupos de amigos que ya viajan juntos: «El otro día nos mandaron una foto de seis personas que estuvieron aquí y que coincidieron en Argentina y están compartiendo piso. Actualmente hay millones de personas que viajan así, porque buscaron ese tipo de vida y no pueden hacer amigos».
A Sende no se va a hacer turismo. Para poder trabajar allí es necesario tener un proyecto entre manos y pasar al menos un mes. Como máximo admiten a 25 personas al mismo tiempo, para que pueden trabajar con todas las comodidades.
De forma paralela, en Sende organizan otro tipo de actividades. Desde hace diez años, en Senderiz se celebra Bosquexo, un encuentro de dibujantes rurales que reúne a ilustradores profesionales y aficionados para dibujar en la naturaleza. También ponen en marcha Bitsommar, un evento que de profesionales de la industria del juego. Está organizado en Sende junto con Weird Market, Monster Pit studio, Nivel oculto y Ludipe. Una aldea de experiencias creativas para compartir.