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Un paseo por las tierras bajas de Toques acompañando al río Furelos

Cristóbal Ramírez SANTIAGO / LA VOZ

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CRISTÓBAL RAMÍREZ

El recorrido se puede disfrutar especialmente en bicicleta siguiendo un cauce fluvial con aguas mansas y rodeado por un bosquete de ribera muy fino

27 abr 2023 . Actualizado a las 18:04 h.

El nacimiento del río Furelos es espectacular, formando una cascada impresionante. Pero luego llega a la zona baja de Toques y se amansa, tras haber dejado atrás la iglesia de Paradela, de gran altura y reformada en tiempos recientes. También quedó a la espalda el pequeño núcleo de Fondevila, cuya primera casa muestra un llamador a la antigua usanza que es en sí mismo una pequeña obra de arte popular. En suma, un recorrido para hacer en coche y, mucho mejor, en bicicleta.

A partir de ahí el excursionista va a ir en paralelo al agua, y ahora lo tiene siempre a la vista porque el bosquete de ribera es muy fino, e incluso puede llegarse a él cogiendo en la citada Fondevila a la izquierda. También en Fondebila (así, con be, como figura en un texto antiguo) aparta otro ramal a Tillería, Buxán y San Xulián que también conduce al río, paisaje precioso donde solo desentona el puente de cemento.

En cualquier caso, es un paseo suave, como lo es el desvío que nace en la capital del municipio. Una capital, por cierto, pequeña, con una panadería-pastelería que se merece una parada, uno de esos lugares donde se busca la autenticidad del producto y se mejora día a día. Otro lugar acogedor frente a este: el bar Lorena, con gente muy amable.

Aguas muy límpidas, algo que se puede comprobar cogiendo el siguiente desvío, pegado al bar, que parece una copia del anterior (hay un cartel de la ruta de los monasterios, pero eso es harina de otro costal). Y más adelante, casa Alfonso (por cierto, vecino de una farmacia), una iniciativa de esa excelente idea original del gobierno bipartito, que el siguiente arrinconó. Y nueva bajada a la izquierda a ver los molinos de A Fraga, edificios de grandes dimensiones que vivieron tiempos mejores, sin tanto ladrillo y cemento como muestran ahora.

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La carretera, designada como DP-4604 y de excelente asfalto, discurre por Moede con el río siempre a la izquierda, que se va a cruzar por el desvío señalizado Piñeiro, Ponte da Pedra y Vilamor, con un bonito lavadero tradicional rehabilitado. En el siguiente desvío no hay que despegarse de la corriente, que marcha en paralelo, hasta que no queda más remedio que subir a Piñeiro, dejando una panorámica preciosa a la diestra.

Y en el centro de Piñeiro arranca a la derecha una pista de tierra, un paseo fácil y bonito que lleva justo al Furelos bordeando una elevación. Y ese montículo es un castro, muy protegido de visitas no deseadas por el propio río, que aquí forma el límite administrativo con el hoy municipio de Melide.

En Piñeiro destaca un hórreo magníficamente rehabilitado y una piedra-homenaje con un texto cuya lectura pone la piel de gallina: «En memoria de Delfino Liñeira Fraga (Toques 1906- A Coruña 1937). Tranviario e sindicalista da CNT, loitador pola liberade, vitima do odio e da intolerancia. Concello de Toques. Abril do 2011».

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Y si hasta ese punto la pista era ascendente, estrecha y de firme muy irregular, a partir de ahí es descendente, cruzando un bosque maravilloso —luego se abre la panorámica—, más ancha y de buen firme. Buscando el río se gana Ponte da Pedra, que salva el Furelos, y se entra en Melide. Unos marcos indican que eso es Camino de Santiago (57, 312 kilómetros a la plaza del Obradoiro), en concreto el Primitivo, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. Ahí acaba el espacio natural protegido Serra do Careón, Red Natura 2000, mientras el Furelos anuncia que va a dar vueltas y más vueltas en un sentido y en otro, acometiendo su tramo final.