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Competición de machos bajo el agua en las Cíes

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

El macho transfiere los paquetes de esperma a la hembra, que puede poner hasta 3.000 huevos
El macho transfiere los paquetes de esperma a la hembra, que puede poner hasta 3.000 huevos José Irisarri

Un vídeo muestra la conquista de una sepia: un pretendiente ahuyenta al que había puesto su esperma primero para imponer el suyo y lograr descendencia

09 sep 2024 . Actualizado a las 20:56 h.

Naturaleza en estado puro. El espacio de mayor protección de Galicia, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, atesora escenas que son auténticas joyas y que tienen lugar bajo las aguas. Una de ellas es la curiosa lucha en la que se enfrascan los machos sepias para conquistar a una hembra y fecundarla. Los chocos solitarios incluso interrumpen a parejas que parecían ya formalizadas. Es un episodio que se produce en invierno, coincidiendo con la época que dedican estos cefalópodos a la reproducción sexual. El episodio ha sido filmado por el documentalista José Irisarri y el biólogo marino Álvaro Roura en una inmersión de dos horas y media en el Borrón, un bajo del archipiélago de las Cíes situado frente a la playa de Rodas.

Las sepias reservan el último cuarto de su corta vida para el ciclo sexual. Si de media viven un año y medio, el último invierno concentran sus esfuerzos en su descendencia. Es a final del otoño cuando los chocos forman una pareja estable, con la que se ven teniendo hijos. Se aparean periódicamente y, tras cada cópula, la hembra pone unos quinientos huevos. El macho transfiere paquetes de esperma que se adhieren a la membrana bucal de la hembra. Cada tres minutos y medio nace una nueva sepia, que es una versión en miniatura de sus padres. Ellas pueden llegar a poner hasta 3.000 huevos durante el período reproductor, que dura lo que un invierno, aproximadamente tres meses. Expulsan a las crías en racimos e impregnadas de tinta.

En ese punto de enamoramiento que tienen las parejas justo cuando empiezan, las sepias no están exentas de amenazas. Un choco solitario desafía a la pareja y se ha fijado en ella. Así lo recoge la grabación de Irisarri y Roura. Han seguido con la cámara a varias sepia officinalis, que es la especie más común que habita en la costa gallega y que es una muestra más del rico hábitat que hay que proteger la joya del parque nacional.

Al sentir la amenaza de una tercera persona, «el macho consorte se interpone, expande sus brazos y exhibe su tamaño», indican los productores del vídeo. Y finalmente logra espantar a su intimidador. «Estos ataques de competencia pueden ocurrir hasta dos veces por día», indica Irisarri. No ha sido un conflicto puntual.

La película que recoge la riqueza de la biodiversidad del fondo de las islas Cíes tiene unos seis minutos y medio de duración. Tras una primera conquista frustrada llega otra, a unos siete metros de profundidad, en la que el choco solitario sí es capaz de arrebatar el espacio al macho que había fecundado a la hembra. Pero no lo ha conseguido él solo, sino acompañado de varios machos. Juntos desembarcaron en el arrecife en que se encuentra otra pareja. «Atacan al macho consorte en grupo», relata la grabación. Y es naturalmente el más grande de ellos el que lidera el ataque. Exhibe su tamaño mientras su piel brilla. El que estaba primero rehúye la lucha y se aparta.

Descendencia

Entonces ocurre una de las escenas más curiosas para quienes estudian las ciencias del mar. Se trata de la competencia espermática, un proceso mediante el cual el nuevo conquistador «sopla en la boca a la hembra para retirar el esperma del antiguo consorte», relata Roura. Con este gesto, trata de «asegurar su propia descendencia», indica Irisarri. Y que no quede huella ni recuerdo de parejas anteriores.

José Irisarri y Álvaro Roura coinciden en que las sepias son una de las especies que levantan más curiosidad en el ámbito de la biología a nivel mundial. «Las Cíes son un magnífico observatorio de la biodiversidad de esta especie, debemos cuidarlo», asegura el documentalista. Apuntan al interés confeso de los investigadores americanos por las sepias porque todavía no han sido capaces de cruzar ni el océano Atlántico ni el Pacífico. «Están en la costa atlántica, la mediterránea, en África e incluso en las islas Canarias. Pero allí no han llegado», explica. El director de fotografía de cine Howard Hall o el científico Roger T. Hanlon se han referido a los chocos como su «animal favorito» por su sofisticado ciclo vital.

Como cefalópodos, las sepias se encuentran a medio camino entre los pulpos y los calamares. «Tienen lo mejor de cada uno», destaca Roura. Se camuflan como los primeros y tienen el aparato locomotor de los segundos.