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Así cambió el territorio de Lugo por donde pasa el Camino de Santiago

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Vendas de Narón, en Portomarín, en 1956 y en el 2020, con más casas, más uso forestal y manteniento el suelo agrario
Vendas de Narón, en Portomarín, en 1956 y en el 2020, con más casas, más uso forestal y manteniento el suelo agrario

La ruta jacobea favoreció la urbanización, redujo el uso de suelo agrario en las villas o permitió la aparición de nuevas producciones

04 may 2023 . Actualizado a las 10:57 h.

En los últimos 40 años el cambio en el territorio de Galicia ha sido notorio. Desde 1985 hasta hoy, la comunidad perdió 300.000 hectáreas de superficie agrícola y sumó un 30 % de terreno forestal. Y el apogeo del Camino de Santiago también ha influido. Son datos recopilados por el director de la fundación Juana de Vega, José Manuel Andrade, que defiende la ruta como una oportunidad para el paisaje gallego. 

Por una parte, a lo largo de la provincia de Lugo, el Camino ha permitido sumar infraestructura y también más usos del suelo. Andrade ejemplifica este cambio con el núcleo Vendas de Narón, en Portomarín. 

Las ventas son construcciones establecidas en caminos despoblados para dar asistencia a los pasajeros. El de Portomarín ya aparece mencionado en el Codex Calixtinus como punto del Camino Francés. En ocasiones, a raíz de la edificación nacen núcleo de población, como el caro de Vendas de Narón. Es una aldea estratégica por estar la ruta francesa. De hecho, el origen de su capilla posiblemente sea un hospital de peregrinos.

La Fundación Juana de Vega comprar una primera imagen del pueblo de 1956, en la que se ve un pequeño asentamiento destinado a vivienda y ganado con un territorio trabajado a partir de un modelo parcelario definido. La otra imagen es la de 2020, en la que el núcleo ya cuenta con tres alojamientos turísticos. 

El paso del Camino permitió aumentar el volumen de las edificaciones, y el número, vinculadas a servicio para los peregrinos. Además, aumentaron las superficies de uso forestal, de manera espontánea o con plantaciones, que sustituye a la anterior función del monte como recurso para provisiones. Al mismo tiempo, se logra mantener el espacio de explotaciones ganaderas.

Pérdida de suelo agrario en las villas

Un caso diferente es el de las villas con más población del Camino. La Fundación analizó el núcleo de Melide. Desde 1956 hasta el 2020, la localidad siguiente a Palas de Rei vivió un antes y un después con la ruta jacobea por al gran desarrollo de la edificación. Los pies de la ruta viven un desarrollo exponencial vinculado a los nuevos comercios y los alojamientos. 

En su caso, no existe además una consolidación planificado del espacio construido. Algo semejante a lo que vivió Sarria en estas décadas, con un gran bum de la construcción destinada a infraestructuras del Camino y sin un planteamiento urbanístico actualizado.

Mapa aéreo de Melide en 1956 y en el 2020
Mapa aéreo de Melide en 1956 y en el 2020

De hecho, el casco histórico deja de ser el eje central de la villa. «O poder de atracción das vías xera unha perda de interese no barrio fundacional, que non recupera relevancia ate épocas decentes», explican. 

Lo que también destaca es el cambio en el uso del suelo, ya que la función agroganadera va perdiendo relevancia dejando paso a una mayor presencia de masas de arbolado y abandono. 

«Os gandeiros son clave na xestión do territorio e da paisaxe»

Para José Manuel Andrade, lo que muestra la influencia del Camino es que puede ser la herramienta para contribuir a desarrollar los espacios rurales. La urbanización y el proceso de «desagrarización» puede tener su oasis en la ruta jacobea.

El Camino permite diversificar la base económica de los espacios rurales, combinando actividades dedicadas a la conservación del paisaje y el patrimonio con la ganadería y los servicios. Sobre todo por los ganaderos y agricultores son los que verdaderamente ordenan el territorio gallego.

«Hai que poñer en valor a súa figura, apostando polos produtos locais aos que se lles están xerando oportunidades neste territorio, xa que os peregrinos poden disfrutar de experiencia gastronómicas únicas», destaca. Además, la ruta favorece que las explotaciones tengan relevo generacional, por eso se mantiene en los núcleos pequeños.