La singular casa de turismo rural de A Cañiza que funciona como un imán entre aldeas vacías
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Finca Briabí es un complejo de 30.000 metros cuadrados en A Cañiza que cuenta con una piscina natural, huerto ecológico y pista de pádel
09 may 2023 . Actualizado a las 01:31 h.Curioso. El municipio de Pontevedra con más aldeas abandonadas atesora casas rurales realmente singulares. Funcionan como un imán de visitantes y están ayudando a posicionar A Cañiza en el mapa de los destinos de naturaleza preferentes en las Rías Baixas. El prototipo es Finca Briabí, un complejo de 30.000 metros cuadrados que empezó a funcionar en el 2019 con un concepto propio. «Somos cuatro personas que estamos aquí de corazón. Queríamos ir más allá y ofrecer toda una experiencia de contacto y conocimiento de nuestro entorno rural y la naturaleza», explica su dueño, Bruno Antón Castillo.
El origen de esta casa rural gallega se sitúa en 1970, cuando el empresario bohemio Manuel Paramés González encargó al arquitecto portugués Julio Simeão da Costa un proyecto residencial para veranear con su familia y donde recibir a sus amigos. El diseñador luso, autor entre otras obras del Carlton Park Hotel en Funchal (Madeira), concibió Finca Paramés. Sirvió durante décadas como lugar de reuniones «y alegrías», precisa Bruno, a la familia Paramés. En el 2017, fue cuando la segunda generación decidió reconvertir la residencia y ofrecer una nueva vida a estas tierras. El signo de los tiempos. Fue así como transformaron la propiedad en Finca Briabí, apodada así en honor al lugar en el que se encuentra, a menos de un kilómetro del núcleo urbano de A Cañiza. La ambición que desprende la actuación favoreció que parte de las obras contaran con el apoyo del programa Líder del Plano de Desarrollo Rural de Galicia 2014-2020.
Finca Briabí dispone de cuatro apartamentos y dos casas. Pero la joya de la propiedad es la que denominan Casona Deluxe, una especie de villa de estilo rústico, pero sin caer en los tópicos, que cuenta con cuatro habitaciones con baño y terraza privados en las que se pueden hospedar hasta ocho personas.
Los espacios exteriores de la propiedad, que se extiende a lo largo de tres hectáreas, son uno de los máximas atractivos del alojamiento. Sus impulsores han desarrollado sobre ellos una experiencia que activa los sentidos. Emplazada en una ubicación deliciosamente verde, cuenta con una piscina natural de quinientos metros cuadrados que bordea la villa principal. «Se nutre de cinco manantiales de esta zona. Es agua muy fría», cuenta Bruno Antón, que sostiene que tiene valores medicinales.
Otro aspecto singular es la huerta ecológica, en la que los huéspedes pueden seleccionar según su gusto los vegetales que se cocinan en las bodegas de los apartamentos. En Finca Braibí se cultiva el concepto de la permacultura, que se refiere a una tendencia de la agricultura que permite cuidar de las personas, la naturaleza y los ecosistemas. También dispone de pista de pádel y un espacio para el contacto con animales, como vacas o caballos, que «dan los buenos días» a quien se hospede. «Nuestra principal preocupación son las razas autóctonas», precisan.
La noche en la villa principal Finca Braibí cuesta cerca de 550 euros, uno de los valores más altos en A Cañiza. Claro que son ocho plazas y la demanda los avala. A estas alturas, en la web de Airbnb figuran como reservados varios fines de semana en julio y tres semanas en agosto. «La mejor respuesta que podemos recibir por parte de nuestros clientes es que repitan», agradece Bruno Antón. «Esta finca es el destino turístico», indica sobre el tirón que está generando este tipo de negocios para el municipio de A Paradanta. Reciben a turistas nacionales y extranjeros. Esta semana despidieron a una huésped de Irán que vive en Japón. También organizan retiros y eventos como bodas y bautizos.