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Depedro: «Disfruto cualquier ocasión de tocar, nunca he estado en posición de elegir»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

El músico madrileño abrirá este viernes el festival TerraCeo en el Mar de Vigo con todas las entradas vendidas

10 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Depedro, el proyecto en solitario del madrileño Jairo Zavala, —que creció profesionalmente al lado de Amparo Sánchez (Amparanoia), La Vacazul y Caléxico— estrenará este viernes a las 21.00 horas una nueva edición del festival TerraCeo (la propuesta al aire libre del auditorio Mar de Vigo aprovechando su azotea). Hace más de un mes que se agotaron las entradas.

—Abre el TerraCeo y arranca la temporada de festivales ¿Cómo tiene la agenda?

—No me puedo quejar. Vivo un momento dulce y siempre disfruto de cada etapa que me ha tocado vivir. En la actual, en la que viene más gente a verme, estoy feliz de compartir con el publico lo que hago, y de que se vayan a casa con una sonrisa y algo en la cabeza.

—¿Le gusta el formato festival?

—Disfruto cualquier oportunidad de tocar. Nunca he estado en posición de preferir o elegir un sitio u otro. Me adapto, creo que es una de las claves para disfrutar.

—¿Qué se va a encontrar la audiencia?

—Tocaré algunos temas de mi último disco, Máquina de piedad, pero no me olvido de los clásicos porque si no, me echan al pilón, o en este caso, a la ría. ¡Y el agua está todavía muy fría!

—¿Le dice algo especial Vigo?

—Tengo mucha afinidad con Vigo y Pontevedra. Los lugares son muy importantes, pero más importante es la gente que los habita, que les da su personalidad y su identidad cultural. Ese vínculo se ha ido haciendo a lo largo de muchos años. Estoy abrumado con la querencia que hay en Galicia por el proyecto Depedro, ojalá dure muchos años porque mi corazón ya se ha quedado ahí.

—Coincide que esta semana es también la del Festival de Eurovisión. ¿Tiene algún interés para Depedro?

—No sabía que era esta semana. A mí me interesa mucho la música, pero del show business soy un ignorante. Quizás me estoy perdiendo algo maravilloso, lo respeto y no tengo nada en contra, pero nunca me ha enganchado emocionalmente.

—¿El hecho de usar un nombre artístico le sirve para distanciarse de su faceta pública cuando es Jairo y no Depedro, de cuando se sube al escenario y cuando baja a la calle?

—En cierto modo. Aunque tengo muy clara cuál es mi vida real, Depedro nació como un proyecto en el que en principio no sabía si iba a ser el único que formara parte de él, y por otra parte, es cierto que de alguna manera pierdes tu nombre. Tengo la inmensa fortuna de que mi música es de la gente, la siente como suya y ya no me pertenece.

—¿Y Depedro es muy diferente a Jairo?

—Creo que sí, y en todo caso, nos llevamos muy bien porque ¡no nos queda otra!

—Hace unos días supimos de la experiencia de una viguesa que colabora con la oenegé Agua de Coco, en Madagascar, que usted también ha conocido muy de cerca, ¿no?

—Sí. Acabo de regresar y ha sido una experiencia extraordinaria. He estado allí filmando un documental en el que se cuenta cómo vive la gente de allí y sobre todo, la labor que desarrolla esa oenegé, que te pone en tu sitio en un segundo. Yo todavía estoy asimilando la experiencia y espero que cuando se monte la película, refleje un poco cómo hemos sentido todo ese torrente de emociones. Llevo viajando toda la vida por todo el planeta y Depedro me ha llevado a muchos rincones increíbles, pero no me esperaba que la música me llevase hasta Madagascar, país que está sufriendo una hambruna, devastado por la sequía.

—¿La experiencia incluye traer otro sonidos en la maleta?

—Muchísimos. Además me vine con un par de instrumentos de allí y he ido de la mano de un músico que se llama Kilema y ha sido un privilegio. Aunque solo fueran 16 o 17 días y el acercamiento haya sido superficial, es un lugar al que va muy poca gente.