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De este laberinto, próximo a As Catedrais y uno de los mayores de España, se tarda 40 minutos en salir, «aunque hay quien pide auxilio»

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PEPA LOSADA

Se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de A Mariña lucense junto a la perla de la costa, la playa de As Catedrais, y ahora se amplía y añade aún más dificultad

14 may 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

El parque recreativo Costa Mariña, situado en la parroquia ribadense de Rinlo, en Ribadeo, tiene uno de los laberintos más grandes de toda España. En una localización estratégica, ya que se encuentra a escasos 5 minutos de la playa de As Catedrais, importante foco de atracción de visitantes en los últimos tiempos, y con una superficie total de 11.000 metros cuadrados  —4.000 solo de laberinto— lo que empezó siendo un proyecto de área de juegos para los más pequeños, se ha ido convirtiendo poco a poco en un fenómeno de masas y uno de los principales atractivos turísticos de A Mariña en lo que respecta a las actividades de ocio para todos los públicos.

Y es que Juan Manuel Azcona, gerente y creador de este parque recreativo, siempre tuvo claro que quería hacer algo relacionado con el turismo. Pero no fue hasta que unos amigos le enseñaron unas fotos de otros laberintos cuando se animó a hacer el suyo propio. Terreno no le faltó. Y al final, lo que iba a ser simplemente un espacio dedicado a juegos tradicionales adaptados a los nuevos tiempos, dio paso a otra idea, en la que el laberinto se convirtió en la estrella definitiva de un proyecto que busca principalmente ser la vía de escape de la monotonía y rutina diaria.

Juanma Azcona empezó a construir el parque en 2018. Al año siguiente ya tenía abierta la zona de juegos, pero no fue hasta hace dos años cuando inauguró el laberinto que genera tanta curiosidad entre vecinos y visitantes. De momento, este parque recreativo abre en períodos vacacionales o festivos señalados, pero su gerente tiene la intención de abrir todo el año, dependiendo de como se presenten los próximos meses. Las expectativas son muy positivas, ya que durante la Semana Santa se superaron todas las previsiones, con un total de 1.500 visitantes en 4 días. «El parque estaba a reventar. Tuvimos que abrir incluso el domingo con la cantidad de solicitudes que teníamos», afirma Juanma, muy orgulloso del proyecto que ha creado. Si bien es cierto que el verano es la temporada alta, la tendencia de visitantes ha ido en aumento exponencialmente, y los vecinos de las localidades cercanas también están contribuyendo al empuje que está teniendo el parque. «Hay mucho público local que repite. Y es por eso que tenemos varias opciones. Se pueden sacar entradas solo para la zona de juegos, solo para el laberinto o el pack completo. Así quienes ya han venido pueden escoger lo que más les apetece», indica Juanma. Las tarifas rondan los 6 y los 10 euros dependiendo de las actividades. Además de estas visitas programadas, también se organizan excursiones con los colegios y los institutos de la comarca.

El éxito del laberinto no ha hecho más que aumentar las ganas de expansión de su dueño. Y es por eso que ya está pensando en abrir un pequeño restaurante, dentro de la finca, pero fuera del propio recinto, para que todos aquellos que quieran, tanto si han entrado al parque como si solo están de paso, se puedan acercar a por un refrigerio y a disfrutar de las maravillosas vistas al Cantábrico que solo privilegiados de esta costa pueden ver todo el año.

Pero también se ha animado a renovar el laberinto, añadiendo niveles de dificultad para todos aquellos pícaros que intentan hacer trampas. «No es la primera vez que la gente descarga las imágenes de la página web pensando que así podrán resolver el recorrido. Lo que no saben es que esas fotos están modificadas precisamente para evitar esas cosas», comenta con sorna Juanma, que ya está trabajando en una yincana para incorporar al laberinto y complicar aún más su resolución. «Esconderemos unos animalitos por todo el laberinto que los visitantes podrán buscar, añadiendo una dificultad adicional». Si de media se tarda en salir unos 40 minutos, aunque hay quien acaba pidiendo auxilio, con este juego se superarán los 50, o incluso la hora, dependiendo de la agilidad mental de cada uno», concluye Juanma, añadiendo que lo que más le satisface es la cantidad de gente mayor que disfruta con sus juegos.