Emilio Estévez: «''The Way'' ha emocionado a tanta gente que había que hacer la secuela»
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El padre del actor y director, Martin Sheen, también protagoniza la segunda parte de la película, que se rodará en otoño
14 may 2023 . Actualizado a las 23:07 h.The Way, la película sobre el Camino de Santiago dirigida por Emilio Estévez, con su padre, Martin Sheen, como protagonista, regresa a los cines norteamericanos: se podrá ver este martes en más de 800 salas de todo el país. Un reestreno que es todo un hito para un filme con más de diez años. Una segunda vida que se va a prolongar todavía más con el rodaje de una secuela. Estévez (Nueva York, 1962) explica desde su casa en California que ahora mismo debería estar en Compostela con motivo de la preproducción del largometraje, pero que se ha quedado para apoyar la promoción de la vuelta de The Way a la pantalla grande.
—¿Entonces habrá segunda parte?
—Nos ha llevado su tiempo, pero finalmente podemos empezar a pensar en la segunda parte de The Way como una realidad. Ha pasado mucho tiempo, pero el reestreno este año de la primera ha contribuido a generar un mayor interés en el Camino de Santiago, y en la historia de Tom, así que al final ya sé cómo concluir la historia de la secuela. Cuento con volver a España y espero que hacia la segunda mitad del año ya podamos empezar a rodar. La secuela transcurre en Nigeria, Bruselas, Dublín, Ámsterdam y a lo largo del Camino del Norte. Es una película más internacional, pero el destino todavía es el Camino, y ahí es donde transcurre buena parte de la película.
—¿Volverá a contar con su padre como protagonista?
—¡No existe la más mínima posibilidad de hacer la segunda parte sin Martin Sheen! [risas]. La historia se abre con su personaje, Tom, trabajando en Nigeria para Médicos sin Fronteras. Se dedica a hacer operaciones de cataratas en una aldea remota. Están prácticamente incomunicados, sin Internet, solo accesibles por avión. Llega a sus manos un libro escrito por un irlandés, Jack, en el que lee una información que lo lleva a dejar Nigeria, para encontrar al escritor en Irlanda y averiguar las respuestas a las preguntas que plantea el libro. Y esas preguntas los llevan a Ámsterdam y a España. Es una prolongación del viaje, es una nueva celebración del Camino de Santiago y una historia emocionante que me permitirá filmar en España, que creo que es mi misión.
—¿Se estrenará en el 2024?
—Sería perfecto si pudiese estrenarse en Semana Santa. Podemos empezar con la preproducción en verano y rodar en otoño. Las piezas están empezando a encajar, la financiación está empezando a encajar, pero el guion está listo y estamos componiendo con mucho cuidado todo este puzle.
—No hay dos sin tres, dice el refrán. ¿Piensa en una trilogía?
—[risas] Exacto. Después de las reacciones que cosechó la primera película me di cuenta de que esto era un viaje que no se había terminado. Hay tantos caminos, no solo en España. En todo el mundo hay gente que peregrina. Esta historia da para varias películas, aunque también podría ser una serie de televisión.
—Le habrán llegado mil historias a partir de «The Way».
—Ha sido increíble. Nos llegan muchos mensajes, comentarios en las redes sociales. A mi padre le llegan cartas a diario, cartas de gente que le cuenta que el Camino les ha cambiado la vida, que la película los llevó a hacerlo. No sé si en lo que me queda de vida seré capaz de hacer otra película que emocione a tanta gente de la misma manera. Tú y yo hablamos hace años de todo esto, y sabes bien que ese no era el propósito inicial. Había entonces tantas dificultades que vencer... Ahora, la película ha transformado la vida de tanta gente, primero al verla y luego al hacerles ver que no es un lugar ficticio, que existe de verdad, que el Camino es real. Es tanta la gente que nos ha dado las gracias. Y esa es la razón, toda esa gente que se emocionó con The Way, por la que teníamos que hacer la segunda parte. Sobre todo después de la pandemia, un período que llevó a mucha gente a reflexionar qué estaba haciendo con su vida. Especialmente en este país, donde no sabemos gestionar bien la pena y el duelo por tanta gente que ha muerto durante la pandemia. Esta película celebra la idea de que el luto, poder dedicarle su tiempo, saber afrontar las pérdidas, es algo muy necesario para seguir viviendo.
«La inteligencia artificial no puede recrear el Camino»
El reestreno de The Way será, de alguna manera, un prólogo a su secuela. «Exactamente, eso es —afirma Estévez—. Se trata de descubrirle el Camino a una nueva generación de gente joven, que tras la pandemia se preguntan qué sentido tiene su vida. ¿Por qué le dedico tanto tiempo a un trabajo que odio? ¿Por qué no estoy disfrutando de la vida? Y creo que muchos norteamericanos se han dado cuenta de cómo los europeos llevan siglos gestionando esto, gente que no antepone su trabajo a la vida, sino que es al revés. Y ha sido muy difícil para ellos entender que la vida y la familia son más importantes que el trabajo».
—A raíz del filme su padre y usted publicaron un libro conjunto de memorias, en el que su padre dice que hay que salir al camino, porque una búsqueda de Google jamás dará la misma experiencia. Algo que resuena de forma especial en el debate sobre la inteligencia artificial.
—Reto a la inteligencia artificial a que recree una puesta de sol en Galicia. La reto a que sea capaz de imitar la experiencia de acabar el Camino en el Obradoiro, frente a la catedral. La reto a que intente recrear cualquiera de las experiencias que jalonan la peregrinación. Fracasaría.
—Otro debate es el de la gestión del turismo masivo en ciudades históricas. Ha pasado en Venecia, está pasando en Santiago. ¿Cómo cree que se puede alcanzar ese equilibrio necesario?
—Creo que es la pregunta más importante que debemos formularnos. En una ciudad histórica donde llegan los influencers de Instagram solo a hacerse la foto… Tienes que pensar en toda esa gente que te ha precedido, San Francisco de Asís, los reyes y reinas o la gente corriente. Tienes que ganártelo. Lo deshonras si solo te haces una foto para Instagram y dejas tu basura al borde del camino. Hay que encontrar el equilibrio, pero no sé cuál es la respuesta. El Camino está ahí para todos, lleva ahí mil años y, Dios mediante, estará ahí otros mil. Pero es muy difícil conseguir que todo el mundo se comporte de manera que lo estemos honrando y conservando. ¡Si hasta veo a gente comportarse de forma incívica en mi propio barrio! Y no siempre son los turistas, también es la gente que vive aquí. ¿Cómo llegamos a ese equilibrio? No lo sé, pero es lo más importante.