La banda de Ian Anderson hace doblete este fin de semana en Galicia, con conciertos en Vigo y A Coruña, para presentar «RökFlöte»
28 may 2023 . Actualizado a las 13:12 h.Regresa al ruedo Jethro Tull con un álbum titulado RökFlöte, en el que se sumergen en toda la imaginería legendaria de Odín, Thor y compañía. No le hacía mucha falta a Ian Anderson acudir a la mitología nórdica para ponerse épico. El flautista más célebre de la historia del rock —vale, no abundan este tipo de instrumentistas en el género— parece que se hubiese caído de crío en una marmita de rimas y melodías epopéyicas que le confirieron los superpoderes necesarios para fundar una banda que se convirtió en un auténtico clásico del rock de los setenta. Un grupo que a todos sus indiscutibles méritos musicales hay que sumarle el hecho de que continúe como gran superviviente de una época gloriosa sin haber dejado de actuar ni de editar discos en ningún momento. O casi. Porque Jethro Tull como tal (Ian Anderson hizo lo suyo en solitario) se mantuvo en silencio desde el 2013, tras editar un álbum navideño, hasta el año pasado. No parecía lo de los villancicos la mejor despedida para un grupo de este calado.
Regresaron el pasado año con el álbum The Zealot Gene y su correspondiente gira, que es lo que realmente le gusta a Anderson, pasearse por los escenarios. Y parece haber vuelto la desmesurada ansia creativa que ha arrastrado siempre el flautista, ya que en menos de un año ya tenía listo su siguiente trabajo, el que ahora presentan en Galicia, RökFlöte. Según el propio Anderson, las cosas no han ido tan rápidas, ya que el anterior disco empezó a gestarse antes de la pandemia, pero esta truncó las posibilidades de entrar a grabar antes. Algo comprensible si tenemos en cuenta que Anderson, con sus 75 castañas, pertenece a un grupo etario de riesgo.
El caso es que le vinieron a visitar las valkirias en sueños y decidió empaparse de una temática que le pega mucho al grupo. Ya en discos como Broadsword and the Beast se habían adentrado en terrenos cercanos a la fantasía de Tolkien, pero faltaba un tributo en condiciones al origen de todos esos mundos. O más bien, al fin, ya que el nuevo álbum nos habla del Ragnarök, que viene a ser algo así como el apocalipsis vikingo.
El disco suena potente, quizá con la máquina un poco forzada de más, y guitarras que ganarían mucho con un sonido un poco más suave. Como si quisieran dar un puñetazo en la mesa y dejar claro que aún hay mala leche y energía. Algo que choca con la otra pretensión musical del disco, que es la de funcionar como una guía didáctica de las posibilidades de uso de la flauta en el rock. Y para eso, desde luego, nadie mejor que Ian Anderson.
Atrás, pero muy atrás, quedaron los años de gloria en los que encadenaban con pasmosa naturalidad discos memorables (sacar en cuatro años Stand up, Benefit, Aqualung y Thick as a Brick es una proeza al alcance de muy pocos). Años en los que enfurecían con su música a puristas de todos los extremos (blues, folk, jazz) y con sus letras a las mentes más conservadoras de Inglaterra. Quizá la leyenda se ha diluido con el paso de los años y con la avalancha de discos, nunca malos, tampoco memorables, que han ido grabando desde finales de los setenta. Pero es innegable que fueron un pilar fundamental en la explosión del blues rock y su deriva hacia sonidos más duros y complejos, así como en el borrado de fronteras entre estilos.
Ahora solo nos queda comprobar cuál es la solución a la duda que Anderson se planteaba en el tema Wond'ring aloud del Aqualung: «¿Nos tratarán bien los años?». La respuesta, este fin de semana en Vigo y A Coruña.
- Vigo Mar de Vigo. Mañana, 20.00 horas, desde 32 euros
- A Coruña Palacio de la Ópera. Domingo, 20.00 horas, desde 35 euros