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Los últimos caballos salvajes del mundo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

De A Valga al Galiñeiro, durante el verano se desarrolla el calendario de la rapa das bestas

30 may 2023 . Actualizado a las 03:15 h.

A través de numerosos petroglifos está documentada la presencia de caballos en las sierras del entorno de Vigo hace varios miles de años. Eran de la misma raza que los caballos que en la actualidad acceden a los distintos curros gallegos para protagonizar la tradición secular de la rapa das bestas. El circuito gallego comenzó hace unos días en A Valga y continuará el domingo en Torroña. Será una excelente ocasión para disfrutar de la naturaleza y ver una costumbre que no se sabe muy bien cuándo comenzó, pero que recorre Galicia de norte a sur, quedando solo Ourense excluida de ese circuito, y que forma parte del patrimonio etnográfico del país.

Según algunos estudiosos del tema fue en tiempos de los Reyes Católicos cuando se legisló la obligación de marcar, herrar y señalar el ganado, aunque eso no quiere decir que fuese entonces cuando comenzaron las rapas. Sin embargo, podría ser el comienzo de esta costumbre porque la razón de ser de estas romerías es sanear y marcar el ganado que durante el resto del año campa a sus anchas por los montes gallegos. O no tanto a sus anchas, porque son los caballos la principal fuente de alimentos de los lobos en Galicia.

En A Valga tuvieron en torno a los 350 caballos el pasado 14 de mayo, una cifra que muestra la recuperación que se está produciendo en las manadas que viven en los montes de A Groba. Una buena noticia porque el caballo gallego salvaje, el garrano, sobrevive al medio, a veces hostil, por su cuenta. Y, a veces, no es solo el lobo su principal enemigo; también tiene que bregar con la intromisión del ser humano. Además, este animal no es un cualquiera. El zoólogo Felipe Bárcena defiende que son singulares, porque es la única especie de caballos del mundo genuinamente salvaje. Solo por eso ya deberían esta protegida de alguna forma.

Regresando al calendario anual de la rapa das bestas, tras A Valga, la siguiente cita será Torroña, nuevamente sin salir del Concello de Oia. Será este, el 4 de junio, uno de los curros que más animales concentre. El pasado año se reunieron más de seiscientas cabezas de ganado, una cifra espectacular y similar a la rapa das bestas de Sabucedo, la más famosa de Galicia debido a la habilidad que mostraron sus organizadores para controlar su márketing y la comunicación exterior del evento, convirtiéndose ya en una atracción turística.

El mecanismo de estas tradiciones es similar en todas las manifestaciones gallegas. Desde unos días antes, los ganaderos van concentrando las manadas en las proximidades de los curros y, el día de la celebración de la rapa, conducen el ganado hasta esos recintos cerrados donde más tarde se operará con el ganado. Ahí se podrán ver las grandes escenas de ese momento sublime de relación directa entre los ganaderos y sus manadas. Mientras, los garañones muestran su poderío, enfrentándose entre ellos como líderes que son de sus respectivos grupos. Tan conocidos son estos espléndidos ejemplares para sus propietarios que suelen recibir nombres tan llamativos como Makelele, Chaparro o Castaño de Souto.

Tras el curro de Torroña llegará el de Mougás, también dentro del Concello de Oia. Es otra de las citas importantes en el calendario equino del sur de la provincia de Pontevedra. El año pasado se concentraron en ese lugar cuatrocientos adultos y más de 120 potrillos, lo que da una idea del momento de auge que vive el caballo en la zona. Son estos novatos de las rapas quienes sufren más debido a que son marcados por sus respectivos propietarios y se ven envueltos en un revuelo aún desconocido para ellos. En los momentos previos a esas tareas, los potros, en algunos lugares llamados burras, son separados de sus congéneres. En algunos lugares, en los últimos años, se está experimentando con el marcaje con nitrógeno líquido o incluso poniéndoles microchips, aunque sigue realizándose en algunos sitios el marcaje con un hierro candente.

Claro que antes, llegan las escenas más características de cualquier rapa, la lucha entre las personas y las bestias para inmovilizarlas. La técnica que emplean es cooperativa. Todo comienza con el empleo de un lazo para separar el animal. Después, los ganaderos agarran por la cabeza el caballo elegido, mientras que otro trata de evitar que cocee, agarrándolo por el rabo. Una vez controlado, se inicia la tarea del corte de las crines, un material que en el pasado era empleado para rellenar colchones o para fabricar cepillos y brochas de afeitado.

El circuito de la rapa, en el sur de la provincia, continuará el próximo 15 de junio en Morgadáns, en Gondomar, en las laderas del Galiñeiro. En los últimos años, el número de cabezas sobrepasaba la centena. Ya el 22 de junio llegará el curro de San Cibrán, en Donas (Gondomar). Tampoco son grandes las manadas que se agrupan en las lagunas de Cereixo. Ya a principios de julio continuará el circuito equino en O Galiñeiro, en la parroquia de Vincios. Una jornada de rapa suele estar dividida por la hora de la comida. Por la mañana, se bajan los animales y se encierran en el curro. Después llega la comida campestre, amenizada por música tradicional. Y ya por la tarde, se suelen realizar las tareas de corte, marcaje y saneamiento de los animales. Ya a finales de agosto se completa el circuito caballar con el curro de A Paradanta, que se desarrolla en el lugar de Chan de Marco, en la parroquia cañicense de Luneda. Todos estos curros no son tan espectaculares como el de Sabucedo, pero tienen todo el sabor de la tradición.