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Donde el río Arnoia abraza al padre Miño

M. Rodríguez OURENSE / LA VOZ

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Los ríos y los cultivos de viñedos y huerta definen el amable y relajante paisaje de A Arnoia

29 nov 2023 . Actualizado a las 19:23 h.

El río Arnoia, el de más longitud (85 kilómetros) y puramente ourensano no muere. Entrega sus aguas al padre Miño y lo hace dando nombre a uno de los concellos de la provincia de Ourense que merecen una visita reposada, para disfrutar de paisajes, historia, experiencias y gastronomía. El sonoro topónimo que tituló la novela Xose Luis Méndez Ferrín se traduce en una tierra de bancales de viñedos en personalísimos minifundios, de pequeños huertos con los sabrosos pimientos de Arnoia y en una sucesión de colinas y rincones que permiten degustar la esencia del Ribeiro concentrada en pocos kilómetros.

El agua

El abrazo del Arnoia y el Miño. Desde la Serra da San Mamede hasta A Arnoia. El río estrictamente ourensano más largo desemboca en el municipio que protagoniza esta sección, dando su nombre al municipio y sus aguas al río Miño. El río Arnoia llega a su final encañonado en A Peneda, entre minicentrales hidroeléctricas, se deja usar como zona de baño en áreas recreativas como la de Inquiau y se puede admirar desde miradores como el del Monte dos Chaos. Es el Ribeiro, no es la Ribeira Sacra ni la Toscana, pero los recodos de sus ríos y la suavidad de sus montañas evocan esos otros míticos paisajes. A Arnoia es, sobre todo, agua. La de sus ríos, la del embalse de Frieira y la del manantial termal que favorece el relax en la Villa Termal. Agua que sacia la sed, calma la mente y relaja el cuerpo. Así que A Arnoia es un municipio para disfrutar con todos los sentidos.

Religión y señorío

Iglesias, palomares y casas señoriales. A Arnoia es un concello con 20 núcleos de población, pequeños y diseminados. Hay elementos de valor patrimonial, etnográfico o religioso repartidos por todo el territorio. Dentro de la arquitectura religiosa, destacan construcciones como la iglesia de San Salvador (1612), la capilla de San Miguel en el camino del Coto de Novelle o la de San Amaro, con elementos románicos. Nosa Señora da Asunción, en Lapela o la capilla de San Roque son algunos de los edificios religiosos más significativos. En la arquitectura civil, destacan casas señoriales que mantienen su prestancia con mayor o menor consistencia. La rectoral de A Arnoia, reconvertida en casa de turismo rural, es uno de sus mejores ejemplos, pero los escudos hablan del pasado señorial de casonas como la Casa do Rial o la Casa da Señora, en Lapela. El palomar de Outeiro Cruz, junto a la iglesia de San Salvador, es otra construcción que merece una visita, así como la Torre do Reloxo, en San Roque, construida con el apoyo de emigrantes en Uruguay, que domina el valle de San Vicente.

Productos de la tierra

Agricultura y paisaje. El agua marca el paisaje de Arnoia pero también los bancales de viñedos (socalcos) en los que se producen vinos ribeiro con personalidad propia. El verde de las viñas se mezcla con el de los bosques y las huertas, en las que crecen los sabrosos pimientos de Arnoia, que cuentan con Indicación Geográfica Protegida en 23 kilómetros cuadrados de cultivo y con la reconocida fiesta gastronómica que se celebra a principios de agosto.

Turismo activo

Deportes acuáticos y senderismo. Otra forma de conocer Arnoia es a través de actividades deportivas. Recientemente se celebró la Arnoia SUP Challenge, de paddle surf, pero el municipio también se ha vinculado con el ciclismo. No en vano albergó la presentación de una Vuelta a España, la Arnoia Termal Bike y dispone de varias rutas de cicloturismo. El senderismo, con las rutas de los ríos y de los montes, y el camino Miñoto-Ribeiro, que termina en Compostela, son otras opciones.