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¿Qué Joaquín Sabina se va a encontrar el público gallego en sus conciertos de A Coruña?

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Sabina en su concierto del 23 de mayo en el Wizink Center de Madrid
Sabina en su concierto del 23 de mayo en el Wizink Center de Madrid Ricardo Rubio | EUROPAPRESS

El de Úbeda pospone sus conciertos al 14 y 16 de julio. El concierto del Wizink Center de la pasada semana dejó patente que esta gira sabe a despedida

31 may 2023 . Actualizado a las 20:44 h.

A Joaquín Sabina le pesan los años. No es tanto por una cuestión de edadismo como de condescendencia. El de Úbeda, que siempre ha sabido sacarle tajada a los prejuicios, reniega ahora de esos estereotipos que endulzan y se ponen ñoños con los abuelitos de 74 años. Una cosa es ser el canallita del panorama musical patrio y otra que te cedan el asiento en el autobús. Los sustos en forma de ictus y caída en pleno Wizink Center le dejaron desvalido ante la imagen pública, así que en sus últimos discos y conciertos le pone remedio plantándole cara a la enfermedad y a la muerte.

El réquiem Lo niego todo fue el punto de partida de la gira anterior. Cómo le gusta recordar a Sabina que fue un ángel con alas negras, un profeta del vicio y un esquirol. Esta vez, en el tour Contra todo pronóstico abre el espectáculo con otra declaración de intenciones: Cuando era más joven.

Sin confirmar si esta será o no la última vez que el artista se recorra las ciudades españolas con sus himnos generacionales, el clásico con el que está cerrando los conciertos puede ser un aviso. No habrá más spoilers que la confirmación de que el remate del concierto que ha precedido a los de A Coruña —próximo viernes y domingo, 2 y 4 de junio—, que ahora pasan a ser el 14 y 16 de julio por un cuadro gripal, fue Sintiéndolo mucho. Este tema pertenece al documental que estrenó hace unos meses con Fernando León de Aranoa, y que recorre los últimos trece años del artista.

Siempre he querido envejecer sin dignidad

Aunque al fusil ya no le quede ni un cartucho

Si el corazón no rima con la realidad

Cambio de rumbo, sintiéndolo mucho

Así, Joaquín Sabina dice adiós de forma velada a la música, que es su vida, y a la vida, para la que hace música. En este tema menciona la caída que sufrió en el 2020 en el Wizink Center, en la cita más importante de la gira No hay dos sin tres, que fue el culmen de las andanzas de la dupla Sabina-Serrat. El catalán se despidió el pasado año de sus fans con una última ronda de conciertos. Fue el primero de esa troupe de progres de El gusto es nuestro que baja el telón. Miguel Ríos y Víctor Manuel, de hecho, están este año de gira, siendo Ana Belén —que, por cierto, sustituyó a Sabina en este disco mítico— la que mantiene un perfil más bajo. 

El reloj no se detiene y los planes del Imserso llaman a la puerta, pero Sabina no quiere abrir. Hasta que el cuerpo aguante es una máxima muy acorde su figura, más sabiendo que el público no solo aplaude esta decisión, sino que a tenor de lo rápido que llena aforos, parece que cada vez tiene más adeptos. Casi entendido como una deidad con bombín, su garganta ya no es lo que era, pero sí lo que prometía ser. Que los pájaros de mal agüero se queden en el nido.