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Los tapetes con los que artistas de todo el mundo auxiliaron a Picasso llegan a Galicia

Mila Méndez Otero
M. Méndez A CORUÑA / LA VOZ

VEN A GALICIA

Una exposición reúne en A Coruña los paños que enviaron por correo en respuesta a una oleada de atentados contra el pintor

07 jun 2023 . Actualizado a las 12:42 h.

No son el soporte que solemos asociar a una obra artística. Lo cierto es que los tapetes nos recuerdan a lo doméstico, a los tejidos con los que se engalanaban los interiores de las casas. Entre lo íntimo y lo artesano. Denostados por los nuevos códigos del interiorismo. Sin embargo, Salvador Dalí (Figueres, 1904 -1989) pensó que estos paños podían ser una base homogénea para todos los artistas a los que iba a convocar el joven galerista catalán Santiago Palet para apoyar a Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins, 1973). 

Corría el año 1971 y, con motivo del 90 aniversario del pintor vanguardista, varios locales, desde librerías a talleres de ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia se habían sumado a la celebración decorando sus establecimientos con emblemas que recordaban al autor del Guernica. Una iniciativa que no gustó a los partidarios de la dictadura y que se tradujo en una ola de ataques violentos con todo lo que tenía que ver con el pintor. Fue así como incendiaron la galería Taller de Picasso, que Palet regentaba en Barcelona en el mismo edificio donde el artista había tenía un estudio. Estos atentados fueron la mecha. 

La idea original de Dalí parece ser que fue utilizar los mantelitos de papel acuñados que cubrían las bandejas de las confiterías de su localidad, Figueres, y que él ya había empleado para un retrato de Gala. Fue Santiago Palet quien le propuso a Dalí sustituirlos por un material más duradero y flexible, capaz de entrar en un sobre: una pieza de algodón blanca rematada por una puntilla y con la que simbolizaban, de la misma manera, la idea de servir un homenaje en bandeja. Las religiosas de un convento barcelonés del barrio de Bonanova los confeccionaron y los paños comenzaron a llegar por correo a artistas de todo el mundo. Un canal perfecto para evitar la censura

La respuesta de sus colegas no pudo ser más contundente. Los destinatarios respondieron enviando de vuelta casi 400 tapetes. Algunos pintados, otros bordados, otros con poesías, gravados, colajes, dibujos o serigrafías. Una excepcional recopilación de los movimientos artísticos de los 60 y 70 con una huella de la influencia de colectivos artísticos de vanguardia como El paso, Equipo crónica o Estampa popular, y que tuvieron un papel importante en la transición española. 

Un centenar de estas obras son las que exhibe el palacio municipal de María Pita, en A Coruña, en la exposición Homenaxe a Picasso, Vallauris 1972. Gracias a una cesión de la Fundación Vila Casas, quien compró la colección y evitó que se dispersara, estos paños están a disposición del público gallego. Se trata de la segunda vez que se exponen, después de la muestra celebrada en Barcelona en el 2022. 

«Esta exposición no nos habla de un artista, sino que es un conjunto de obras de muchísimos artistas que se juntaron para homenajear a Picasso cuando este fue atacado. Esta es la importancia de este conjunto que nos dice: ''Contra violencia, inteligencia''», destaca Nadia Hernández, la comisaria. Es la primera vez que la Fundación Vila Casas, con más de 20 años de trayectoria, sale de Cataluña.

Tàpies, Joan Miró, Eduardo Chillida, Rafael Alberti, Pau Casals, Juan Genovés, Camilo José Cela o Paloma Picasso están entre los autores de estas piezas. También Antonio Saura, Pablo Serrano, Antoni Clavé, Salvador Espriu, Victoria Kent, Pierre Alechinsky o Antonio Buero Vallejo enviaron por el mismo canal postal su dedicatoria dibujada sobre las telas orladas. 

El éxito de la convocatoria hizo que en 1972, en la localidad francesa de Vallauris, próxima a la última residencia de Picasso en la Costa Azul, se exhibiesen por primera vez estos tapetes en el primer encuentro internacional de homenaje a Pablo Picasso. El malagueño falleció tan solo un año después. Se cree que nunca llegó a ver los tejidos que le dedicaron, pero que sí tuvo constancia de ellos a través de su barbero, Eugenio Arias.

«Esta solidaridad nos habla mucho de lo que en aquel momento significó Picasso: era un símbolo de libertad y democracia. Los estudiantes lo utilizaban como un grito de guerra. ''¡Viva Picasso!" significaba la anhelada democracia. Picasso se había convertido en un modelo moral de resistencia», subraya Nadia Hernández. «Cada uno de los tapetes tienen una historia y, todos juntos, expresan un trocito de historia de España», concluye la comisaria.

La exposición, que se enmarca dentro de los actos del cincuenta aniversario del fallecimiento artista que pasó cuatro años de su infancia en A Coruña, está abierta al público desde este martes. Se estructura en siete apartados. El primero es Viva Picasso, y recuerda como en la década de los 70 el malagueño y su Guernica eran símbolos de libertad. Recoge obras de Tàpies o Miró. La segunda parte es Unha convocatoria multidisciplinaria, y detalla como en el homenaje de Vallauris de 1972 se consiguió reunir a genios de diferentes ramas del arte. La tercera parte, Unha homenaxe internacional, recoge los trabajos de diferentes artistas de todo el mundo que fueron convocados por correo postal para evitar la censura. Exilio interior, A censura e a represión, Indignación y Picasso como paradigma son los otros apartados.