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Arman con paraguas en Pontevedra una flecha amarilla gigante del Camino de Santiago y acaparan todos los selfis

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

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Los comerciantes de la calle Real con su gigantesca flecha amarilla hecha con paraguas.
Los comerciantes de la calle Real con su gigantesca flecha amarilla hecha con paraguas. Ramón Leiro

Comerciantes de la zona monumental decoraron las calles Real y Cousiño para darles vida y solo en 24 horas comprobaron que es efectivo: «A la gente le encanta»

27 jun 2023 . Actualizado a las 14:00 h.

«¿De dónde nace esto? De una locura, como todo lo bueno en esta vida». El que habla así y acompaña sus palabras con una gran risotada es Raúl Facciola que regenta desde hace quince años un local hostelero llamado Creperie Cre-Cotte y que es el principal culpable de que dos calles de la zona monumental de Pontevedra, Real y Cousiño, estrenasen nueva y llamativa decoración. Y también de que, solo 24 horas después del cambio de imagen, esas callejuelas de piedra, sombra y encanto estén acaparando todos los selfis. Han puesto paraguas de colores en Cousiño y una gigantesca, amarilla y enxebre flecha, hecha también con sombrillas de plástico en la vía Real, aprovechando, lógicamente, que por allí pasa el Camino Portugués a Compostela

Todo empezó en la calle Cousiño, un callejón angosto y empinado de la zona monumental de Pontevedra donde la luz del día llega en dosis moderadas. La idea, precisamente, era aportarle luminosidad y colorido a la calle e intentar que los turistas, que normalmente ponen sus pies y sus ojos en zonas del casco viejo como la Peregrina o A Ferrería, accedan también a este encantador rincón, a tiro de piedra del mercado de abastos y de la plaza Méndez-Núñez, donde Valle-Inclán espera al visitante en forma de estatua. Pensaron cuál era la mejor manera de hacerlo y a Raúl Facciola, que tiene siempre un torbellino de ideas en la cabeza, se le ocurrió colocar paraguas de colorines a modo de techumbre. Habló con los otros tres hosteleros que hay en la calle y, con la venia del Concello, procedieron a la colocación artesanal del decorado: «Fue todo muy de andar por casa, fuimos colocando los paraguas poco a poco y todavía estamos pendientes de ponerles unas guirnaldas de luces», indica. 

 

Raúl Facciola, el principal promotor de la colorida iniciativa.
Raúl Facciola, el principal promotor de la colorida iniciativa. Ramón Leiro

Además de una función estética, el decorado también busca un objetivo pragmático: «Hay que tener luces a mayores de la iluminación pública porque de lo contrario esta zona se queda en penumbra y la gente hace pis e incluso caca en la calle», indican. Y señalan a una zona donde, efectivamente, queda claro que alguien defecó en la vía pública. 

Con los paraguas ya luciendo en lo alto de la calle, pasó lo que siempre ocurre: que los vecinos de la calle Real «se picaron», señala Raúl entre risas. Y le dijeron a él, cuyo local da a las dos callejuelas, que había que hacer algo también en esta última. Nuevamente, tiraron de «locura máxima». Compraron más paraguas (adquirieron, en total, 140, para las dos calles) y, aprovechando que por la calle Real pasa el Camino de Santiago, armaron a modo de techo una flecha amarilla gigantesca, para guiar y dar color a los pasos de los cientos de peregrinos que pasan por ahí a diario. «Bonito, bonito», decía en inglés una peregrina alemana que pedía ayuda con los bastones de senderismo para poder hacerse un selfi con la nueva decoración. 

Los comerciantes descubrieron que, menos de 24 horas después de haberse puesto el traje de faena para colgar los paraguas, el objetivo va camino de conseguirse: «Por la calle Cousiño no pasaba nadie y ahora mismo viene todo el mundo a verla, a hacerse selfis. Y por la calle Real igualmente. Ojalá a la gente le guste», señalan los comerciantes.