Patrocinado por

Paraísos para senderistas en Barbanza

Laura Ríos
laura ríos RIBEIRA

VEN A GALICIA

MARCOS CREO

El ribeirense recomienda las rutas de subida a A Curota por Os Forcados o el río San Xoán

27 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Como andando se hace el camino y hay sitios que no suelen ser muy transitados, hay muchas ocasiones en las que enormes tesoros se esconden cerca de las inmediaciones del hogar sin que sus habitantes se den cuenta. El senderista Manuel Castiñeiras explica que no tan lejos de carreteras de asfalto y mares de cemento aún pueden encontrarse parajes idílicos en los que gozar en compañía: «No sitio que menos o esperes, de repente hai unha pequena fervenza, por exemplo».

El barbanzano piensa que una de las mejores opciones para descubrir la belleza de la comarca desde una perspectiva diferente es subir a pie a A Curota por la vía que pasa por el rio San Xoán, sobre todo en los días de invierno, en los que el agua baja con mayor virulencia, armando un espectáculo visual. La misma fascinación le merece el derrotero que cruza por Os Forcados y que de nuevo acaba en uno de los picos más altos de Barbanza. «Custa moito chegar arriba, pero cando alcanzas a cima entendes que o sacrificio tivo sentido», declara.

Lo mejor de estos recorridos es la conexión con la naturaleza, pues la mayoría de ellos transcurren por zonas boscosas en las que el único ruido perceptible es el leve murmullo de las hojas agitadas por el viento: «Ofrece unha relaxación que non se encontra en ningunha outra actividade».

Para disfrutar de estas experiencias únicas y no dejarse llevar por la pereza o la rutina, el ribeirense se unió hace más de seis años al grupo Sacha Camiños, un club en el que amantes del senderismo y corredores pueden encontrar amigotes con los que pasar los fines de semana en la montaña descubriendo rincones con encanto.

Las rutas, preparadas para personas de cualquier edad y condición física, se convierten en la excusa perfecta para admirar la belleza de los paisajes de la comarca y, ya de paso, comer bajo la sombra de algún árbol en compañía de quienes tengan el mismo amor por el senderismo. «Moitas veces gañamos todas as calorías que queimamos, pero aquí estamos para pasalo ben», comparte sonriendo Castiñeiras.

Superación personal

Este aspecto lúdico de las excursiones y el hecho de poder andar a un paso sosegado fueron vitales para el senderista, que no siempre estuvo en la mejor condición para enfrentarse a los caminos de monte, pues hay momentos en la vida en los que todo cambia en un solo segundo. De un día a otro, enfermedades, malas decisiones o accidentes pueden torcer el destino de cualquiera, a veces de manera irremediable.

Eso pensó el barbanzano cuando allá por el año 2009 se rompió la pelvis por tres sitios después de una gran caída. Parecía que la suma de una escalera y la mala suerte le dejarían sin poder andar grandes distancias para siempre, pero el poder de la amistad obró el milagro.

Desde que empezó su proceso de recuperación, uno de sus compañeros incondicionales le dijo que a ver si era capaz de hacer el recorrido de la carrera de San Xián de Artes. Para afrontar el duro reto, el ribeirense fue entrenando sin decir nada a nadie, llevado por su espíritu de superación y las ganas de demostrar que sí que podía hacerlo.

Considera que dentro de lo malo de haber sufrido una importante lesión, al final esta resultó ser la llave de entrada al mundo del senderismo, que siempre le había llamado la atención, pero en el que nunca se había metido de lleno: «Foi o sinal definitivo que necesitaba, un xiro necesario».

Las primeras citas en las que empezó a participar de manera más activa fueron aquellas organizadas por la Asociación de Veciños de Carreira y las de Arousa Neo, aunque en la actualidad está involucrado en tantas que le cuesta poner una cifra exacta cuando se le pregunta a cuántas asistió el año pasado: «Deberon ser entre 15 e 20 penso eu».

Este estilo de turismo y deporte respetuosos con el medio ambiente son los que de verdad ponen en valor la belleza de la comarca, piensa Castiñeiras, que indica que siempre hay alguien de fuera dispuesto a conocer aquellos rincones de Barbanza que no salen en guías.