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Flechazo en el Camino Portugués

Monica Torres
mónica torres TUI / LA VOZ

VEN A GALICIA

cedidas

Carolina y Esteban, que se conocieron a raíz de un reportaje de La Voz sobre la reapertura de la ruta jacobea tras la pandemia, se casan el día 15 en Oporto

02 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Se dice que hay tantos caminos como peregrinos, por lo que las historias personales que se forjan al andar son muchas y variadas. Hay parejas fraguadas en la marcha o amistades que continúan más allá de la Praza do Obradoiro, pero, aunque cada ruta es diferente, la clave del amor jacobeo parece ser ese no se qué que hace que cuantos lo viven regresen cambiados de alguna manera. Carolina y Esteban llegaron caminando a Santiago. Su historia es «un amor de cuento», dicen amigos y familiares, cautivados por la felicidad de los protagonistas que el próximo día 15 se casan en la iglesia de los Clérigos en Oporto. Muchos de ellos han sido colaboradores necesarios tras un flechazo en el Camino Portugués que acabó en pedida de mano justo al año de conocerse, aunque ellos ni siquiera se habían visto entonces en persona, ni se hablaron hasta cuatro días después.

Carolina y Esteban fueron los únicos peregrinos que, en la mañana del 18 de diciembre del 2021, llegaron a Tui. El anillo llegó en el aniversario de aquel día en el que ambos accedieron a participar en un reportaje de La Voz de Galicia en busca de testimonios sobre la reactivación del Camino tras la pandemia y el cierre de fronteras. Ambos viajaban solos. En la mochila de ella, la necesidad de cerrar un mal ciclo tras la pérdida de sus abuelos y de reconducir su vida personal y profesional. Esteban buscaba profundizar en su conexión con Dios, en contacto con la naturaleza. Fue lo que ambos dijeron en una fugaz entrevista de cinco minutos. Ninguno de los dos tenía ni buscaba pareja. Sin embargo, un comentario de la redactora y la publicación del reportaje en el que ambos compartían su experiencia inició su camino juntos, aunque no se conocieran aún, asegura la pareja.

«No sé si Dios es mujer, pero la que conocí yo hace unas horas y también peregrina sola como tú, es un ángel. A ver si va ser el amor de tu vida», recuerda Esteban que le comentó la entrevistadora. Cuatro días después, ambos coincidieron en el albergue de Milladoiro. Aún recuerdan el susto que se llevó la joven al verle llegar y llamarla por su nombre. Carolina, sorprendida, se cuestionó las intenciones de aquel desconocido, así que se marchó al supermercado para alejarse un poco. Fue el único momento y la última vez que, desde que se vieron, volvieron a separarse. «Me asusté un poco, pero me dijo: ‘Encantado de conocerte'. Y yo nunca había escuchado eso de estar encantado y me gustó», reconoce ella, que no dudó en sentarse a su mesa para cenar cuando volvió del súper.

Dicen que esa noche durmieron muy poco «porque estuvimos horas hablando en compañía de otro peregrino argentino». El trayecto hasta Santiago se les hizo a ambos demasiado corto, igual que la comida que compartieron en el restaurante en el que Esteban había reservado para celebrar el fin de ruta con su hermano, pero a la que este no pudo ir porque se puso enfermo.

Era el principio, aunque ambos tenían que regresar con sus familias para Nochebuena. Esteban le explicó a Carolina que sabía que ella era de Oporto y farmacéutica porque había salido en el periódico y, como ella no lo había visto, él se ofreció a enviarle el artículo por WhatsApp. Ella accedió a darle el número de teléfono. Año Nuevo…. Empezaron las videollamadas. «Como Esteban vivía en Barcelona, decidimos fijar una cita también por vídeo llamada como mínimo un día a la semana para vernos. Cenamos juntos y luego nos pasamos horas hablando», indica Carolina.

Ya van 117 citas on line y solo falta una más porque en quince días pasan por el altar. Sobrellevaron como pudieron la distancia. Comenzaron hablándose por teléfono, conectados siempre a pesar de estar a más de 1.000 kilómetros. «En febrero, Esteban tuvo el coraje de decirme si quedábamos en Oporto para ver si la química funcionaba también en directo, y comprobamos que sí», desvela. Era el 18 de febrero y ahí comenzó un noviazgo en el que ayudaron familiares y amigos con la intendencia porque él, piloto militar, trabaja en Zaragoza y ella, que es farmacéutica, en Oporto.

«Hubo feeling desde el primer día. Me gusta todo de ella, pero me enamoró esa alegría y la magia que desprende», afirma Esteban. Aconseja hacer el camino al menos una vez en la vida. «Yo disfruté mucho desde Oporto a Milladoiro, aunque en el final descubrí la felicidad plena», dice. «Yo iba a reencontrarme conmigo misma y además encontré el amor de mi vida. Estoy encantada», reconoce la novia pletórica, demostrando ambos que también están encantados de aprender idiomas juntos.

De momento, vivirán la mitad del mes en Oporto y la otra mitad en Zaragoza gracias al teletrabajo.