Uno de los grandes placeres del verano son las comidas y las cenas al aire libre. Y más aún si estas se disfrutan a orillas del mar o sobre la propia arena. He aquí cinco lugares en los que el goce no solo tiene que ver con lo que sale desde la cocina
07 jul 2023 . Actualizado a las 18:05 h.Vale, sí, la ensaladilla, la tortilla y el filete empanado en la toalla tienen su punto. Pero si a lo mejor eres de los que prefieren comer en la playa, pero sin arena y sin tener que salir a cada poco para perseguir la servilleta voladora, aquí tienes algunas alternativas. Locales que suman a su oferta gastronómica el hecho de estar al pie mismo del arenal o incluso integrado en él.
Es el caso del chiringuito Los Pinares, en la playa de la Magdalena, en Cabanas. La foto que ilustra este reportaje es lo suficientemente elocuente. Más integrado en el arenal no se puede estar. Los Pinares ha habilitado dos grandes tablas de surf de modo que puedan acoger a 18 comensales. No es su único «comedor» original. Una gamela, unos bidones o un cigüeñal de barco también hacen las veces de mesado. Además, por supuesto, de todas las mesas que alberga su sombreada terraza.
Las singularidades de este chiringuito son tantas que resulta complicado exponer el inventario. Entre las novedades de este año está el hecho de contar con la primera paella gallega registrada en la Oficina Española de Patentes y Marcas. La cabanesa, que así se denomina, se prepara con un esmerado sofrito, un intenso fumet, berberechos de la ría, hortalizas de la zona y pescado de roca. Los pinares también propone una paella negra y otra vegana.
La otra novedad del verano es la Vía Láctea, un postre cuya receta fue creada por la inteligencia artificial (IA). «Le detallamos a la IA las características del chiringuito y le pedimos que nos propusiera un postre veraniego», explica José Manuel Saavedra. El resultado es un «sistema solar» de frutas con yogur. «Acertó de pleno. Es superrefrescante».
Otra de las grandes bazas culinarias de Los Pinares son sus cazuelas: la de almejas con pulpo, la de berberechos y la de mejillones en salsa gallega. Y, por supuesto, entre los platos más demandados siguen estando el pulpo, la parrillada de verduras, la ensalada de ventresca bonita o la ensaladilla Kiev.
Los Pinares ha recibido el sello Slow Food por su sostenibilidad, y en el 2022 fue seleccionado por Forbes como el mejor chiringuito de Galicia.
FOGAR DO SANTISO (Lapamán)
Hablar de Fogar do Santiso es hablar de sostenibilidad, de ecología, de economía circular, de compromiso con la tradición y la cultura de nuestra tierra. Es hablar de un modelo de negocio anclado al territorio y a nuestras más profundas raíces. Y la pregunta es: ¿es eso compatible con la oferta de un restaurante ubicado a pie de una de las playas más concurridas de O Morrazo, como es la de Lapamán? La respuesta es, evidentemente, sí. «Loxicamente tivemos que adaptarnos á contorna. Se vas a Teo, a proposta céntrase na horta. En Lapamán, non quedaba outra, tiña que ser no mar», expone José Santiso.
Fogar do Santiso ocupa en este arenal un local con solera. Desde los años 70 fue un chiringuito, regentado por los dueños del inmueble. Ahora, bajo la marca de este restaurante, ha sido reformado y decorado con un acogedor y apropiado ambiente marinero. Su oferta se basa en pescados y mariscos de kilómetro cero, procedentes de lonjas del Morrazo y cocinados en hornos de brasa. Sardinas, mejillones, pulpo, volandeiras o unas nécoras, ahora en temporada. «Non quixemos meternos en peixe grande porque este é un sitio ao que vén, principalmente, a xente que está na praia e o que busca é xantar algo sinxelo e baixar pronto de novo á area», comenta Santiso.
Claro que la carta incluye además algunos de esos platos y productos que marcan la identidad de la casa, como las croquetas de grelos, la ensalada de tomate autóctono y orgánico de su propia huerta, las ensaladas con verduras de esa misma procedencia o el pisto con huevo. La oferta se completa con una sección cárnica en la que sobresalen la croca de cachena, la ecoburguer o el chuletón de lomo alto.
«Non temos tortilla, nin calamares, nin zorza... Iso xa o tes en todos os furanchos», justifica José Santiso. Como tampoco cubren la noche ni el tardeo. Abren de 13 a 17 y de 20 a 23.30 horas.
Fogar do Santiso dispone de una terraza cubierta para 140 comensales, que solo unas escaleras la separan del excepcional arenal de Lapamán.
O ALPENDRE (Doniños)
En un momento en el que cada vez es más difícil distinguir entre el chiringuito con aspiraciones y el restaurante playero, O Alpendre, en la playa de Doniños, reivindica su condición de chiringo de toda la vida. Y lo hace con una eficacia incuestionable. A poco que asome el sol, O Alpendre se convierte en lugar de peregrinación al que acuden centenares de devotos, atraídos precisamente por su ubicación, una oferta a la hora de comer o cenar sencilla, pero solvente, y ese buen rollo que caracteriza estos lugares de feliz comunión entre gente y naturaleza.
A ello hay que añadir la comunidad surfista, que tiene en Doniños uno de sus templos, y a la que O Alpendre ofrece servicios como el secadero de trajes o una zona para colocar las tablas.
En la parte gastronómica, O Alpendre ofrece desde desayunos con tostadas a bocadillos, hamburguesas y sándwiches, además de, por supuesto, las típicas tapas y raciones propias del verano: tortilla, empanada, pimientos de Padrón y algún pescado. «Cada vez vamos hacia lo más simple, ágil y rápido», comenta Pichu, quien en 1977 tuvo la osadía de apostar por abrir un chiringuito en el arenal ferrolano
O Alpendre también sirve comida para llevar, un recurso muy demandado por quienes no consiguen mesa o se resisten a abandonar demasiado tiempo la toalla.
La ubicación de la playa de Doniños, orientada de pleno al oeste, propicia el disfrute de unas puestas de sol de postal y convierte ese espectáculo en uno de los principales reclamos del chiringuito. No extraña que el atardecer sea una de las horas de mayor afluencia.
Durante julio y agosto, O Alpendre abre todos los días a partir de las 9.30 horas. En invierno, solo cuando las olas lo propician y el tiempo lo permite.
SEIXELIÑO (San Vicente do Mar)
De entre las playas de San Vicente, en O Grove, es la Area da Cruz la de mayor predicamento. Y basta con un vistazo al panorama que se divisa desde el privilegiado mirador que es la terraza del Seixeliño para entender por qué.
El local, que desde hace 12 años regentan Pato de la Cierva y José Juan López, ha renovado por completo el concepto y la estética de lo que antaño fue un chiringuito playero. «Hoy, por atención, servicio y producto somos un restaurante en toda regla», cuenta Pato, al tiempo que reconoce que en la terraza, en la que se funden el jardín y en la playa, mantiene «el espíritu de chiringuito». Esa terraza, la última incorporación a la oferta del Seixeliño, se dedica únicamente al servicio de bebidas y cuenta con barra propia. Los tardeos los anima a diario un grupo en directo o un DJ y los atardeceres que desde ella se contemplan son sencillamente espectaculares.
Unos metros más arriba, el Seixeliño cuenta con otra terraza abierta al mar, para 80 comensales, y esta sí, destinada a comedor. Un lugar privilegiado en el que disfrutar de una oferta gastronómica que tiene en los pescados su principal protagonismo. «Tengo tres compradores en distintas lonjas que saben lo que busco, me llaman a cualquier hora y me dicen: ‘Oye, hay esto'». Y «esto» puede ser una lubina de 5 kilos, un sargo de uno y medio o un soberbio sanmartiño. Todos ellos son después preparados a la brasa en un horno Josper y acompañados de las verduras y hortalizas de la cercana huerta de Mari Carmen. «Hoy me trajo lechugas, judías verdes redondas, remolacha, patata nueva y calabacines», relata Pato.
En el Seixeliño no entra ningún producto precocinado. «Absolutamente todas las elaboraciones las hacemos nosotros». Como los pimientos del piquillo rellenos de marisco, uno de los platos más demandados de su carta. Una carta, por cierto, que renuevan dos veces por semana y en la que también tienen cabida el entrecot de Bandeira, el solomillo ibérico, las carrilleras o el costillar de cordero lechal.
GALIFORNIA bEACH (Bueu)
En el 2019, La Voz realizó una encuesta para decidir cuál era el mejor chiringuito de Galicia. El más votado resultó ser el Galifonia Beach, de la playa de Tuia, en Bueu. Y ahí sigue, presentando sus credenciales cada verano con el compromiso de renovar su condición.
«En Galicia poco a poco vamos cambiando el concepto de chiringo y nos preocupamos más por que el cliente disfrute en todos los sentidos. Que sea capaz de desconectar tomándose algo y contemplando el entorno. No hace falta irse a California», comentaban sus propietarios, Miriam Cidrás y David Durán.
Argumentos no le faltan al Galifornia. Excepto las olas, uno puede encontrar en Tuia todos los atractivos del paraíso de la costa oeste. Y alguno más. A su excepcional ubicación con su fenomenal terraza sobre la fina arena, hay que sumar su oferta en coctelería y la música en directo o sesiones de DJ's coincidiendo con unas puestas de sol de ensueño. A todo ello hay que añadirle una propuesta gastronómica nada desdeñable, basada en buena medida en el producto local, tanto en lo que se refiere a carnes, como pescados y verduras. El churrasco y los peixes a la brasa siguen siendo los platos más demandados. Pero no le andan a la zaga las hamburguesas de ternera gallega. Otro de los platos preferido por los habituales del chiringuito son los tajines con cuscús de verduritas, de pollo o de cordero. El Galifornia Beach abre a diario desde las once de la mañana hasta la medianoche. Excepto los días de lluvia. «Que aquí son muy pocos», puntualizan.
EL PINAR (Cabanas)
Desde hace 45 años este restaurante ejerce de frontera, y al tiempo de reposo y sustento, entre la playa y el pinar de A Magdalena. Fue entonces cuando los padres de Begoña Vázquez abrieron El Pinar a modo de chiringuito. Hoy, puntualiza su actual propietaria, «somos los únicos de la playa de Cabanas que tenemos licencia de restaurante».
Además de su terraza, enclavada en buena parte en la propia arena, la parrilla y las carnes son el principal reclamo de El Pinar. Platos como el chuletón de croca -al que el cliente le da el punto deseado en una parrilla que se le lleva a la mesa-, el entrecot de vaca, el raxo o el churrasco de ternera o de cerdo hace las delicias de la mucha y fiel clientela del local. Su oferta de tapeo y comida se completa además con clásicos de este tipo de establecimientos a pie de playa, como las sardinas a la brasa, las parrochas, los chipirones, los calamares, el pulpo, mejillones, berberechos, salpicón y, por supuesto, no podía faltar la paella.
El Pinar abre todos los días del verano desde las diez de la mañana. Dispone de un comedor interior con capacidad para 80 personas y de una terraza, con vistas al mar o al pinar, que puede acoger a 140 comensales. Además de las horas de las comidas y de las cenas, El Pinar tiene otro momento estelar cada jornada, que coincide con las puestas de sol, un espectáculo natural que cada atardecer se regala desde su terraza.