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Robbie Williams, el niño travieso del pop británico llega a Galicia convertido en un gigante

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

VEN A GALICIA

Robbie Williams durante el concierto de que ofreció en Fuengirola el pasado mes de junio
Robbie Williams durante el concierto de que ofreció en Fuengirola el pasado mes de junio Jorge Zapata | EFE

El inglés actúa mañana como gran estrella del Gozo Fest de Santiago donde también estarán Martin Garrix, Iván Ferreiro y Hombres G

07 jul 2023 . Actualizado a las 18:38 h.

Corría 1995 y Robbie Williams estaba a punto de dejar Take That, la boy-band más famosa del momento en Inglaterra. En el festival de Glastonbury cambiaba de aires con nuevos amigos. Unos Oasis que se encontraban entonces en la cresta de la ola lo acogieron. Con Liam y Noel Gallagher, Robbie descubrió otra vida, dotó de brillo auténtico a su figura de artista prefabricado y se metió en un sendero donde las pupilas se dilataban sin final. Sin saberlo, caminaba firme hacia lo que, dos años después, sería su primer disco en solitario, Life Thru a Lens (1997). También, el inicio de una de las carreras más deslumbrantes del pop británico de la época.

Actualmente se encuentra en su gira de 25.º aniversario, la que hará parada mañana en el Gozo Fest de Santiago, junto a Iván Ferreiro, Hombres G y Martin Garrix. En estos conciertos interpreta en directo el Don't Look Back in Anger de sus examigos. Sí, la cosa no terminó bien con los de Manchester. En los Brit Awards del 2000, Noel lo ridiculizó: «Es el bailarín gordo de Take That». Al término de la gala, casi llega a las manos con Liam. Después, llegaron varios tuits agresivos y burlescos entre ambos («besa mi trasero perfectamente formado», le dijo Robbie), retos de vérselas en un ring de boxeo y demás muestras de gallitos peleando en el corral con la prensa sensacionalista británica frotándose las manos. El rescate de aquel espléndido baladón parece indicar que se han limado asperezas.

Además de salpimentar el panorama musical con polémicas y chismes, el frente a frente de Robbie Williams y Oasis sirve para definir al primero por contraste. Porque si los Gallagher son ese tipo de estrellas maleducadas y engreídas que despiertan rechazo, con Robbie Williams ocurre lo contrario. Él es la sublimación de la figura encantadora que cae bien a todo el mundo. Un artista con espíritu de niño traste, maneras de clásico y sonrisa irresistible. El cantante sensible a la par que divertido que todo el mundo querría en su fiesta. La persona que, en muchos casos, hace lo que a muchos de sus seguidores les gustaría hacer. Celebrar eufórico la victoria de su equipo imaginario en la portada de Sing When You're Winning (2000). Meterse en una piscina con Kylie Minogue en Kids. Marcarse el clásico Somethin' Stupid con Nicole Kidman. O acabar convertido en una drag-queen en She's Madonna.

«Más que nada me considero como un animador, me resulta natural utilizar cualquier cosa para entretener a los demás», reflexionaba recientemente en una entrevista en la revista Vanity Fair quien fue el rostro amable de aquella Cool Britannia de Tony Blair y Kate Moss vistiendo la Union Jack, la que fascinó al mundo antes de cambiar de milenio. También hablaba en esa entrevista de sus problemas con las drogas, palabras que sus seguidores ven como la redención de los pecados de juventud de ese primo cabra loca pero buena persona. Y citaba, nostálgico, los tiempos en los que podía provocar libremente sin miedo a ser cancelado. Recordaba un concierto del 2003 en el que subió a una fan al escenario y le dio un apasionado beso: «Un gesto espontáneo, un tanto dulce, un tanto ridículo, sin sombras. No, ya no se puede ser provocador, ir a contracorriente. La chispa ha desaparecido, hay que conformarse con la gran masa de pensamientos insípidos e incoloros que nos invade».

Ese cantante, que en su época de esplendor superaba los dos millones de discos vendidos por título, realmente no tiene ninguna obra maestra en su discografía. Pero sí un grandes éxitos incontestable. Este es la base de los conciertos con los que celebra un cuarto de siglo. Por ahí desfilan temas como Angels, No Regrets, Feel, Kids y Rock DJ, paradas obligadas en la banda sonora de miles y miles de personas que fueron jóvenes entre finales del siglo XX y principios del XXI. También, tal y como se han venido desarrollando los últimos directos, hay un recuerdo de Take That (The Flood) y un puñado de versiones. Pero sobre todo está aquella estrella. La que ayer se arrancaba la piel a tiras en el vídeo de Rock DJ. La que hoy demuestra con cabellos plateados que desde sus 49 años puede mirar atrás con una sonrisa. Y volver a tener al público comiendo de su mano.

Los datos clave

O Gozo Fest se celebra este sábado 8 de julio. El Auditorio de O Monte do Gozo abrirá sus puertas a las 18.00 horas. Todavía quedan entradas a la venta y se pueden comprar online o en las taquillas hasta las 17.00. La entrada general cuesta 81,50 euros.