«A Coruña no tempo» o cómo romper el tópico de la Galicia esencialmente rural
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Afundación acoge una exposición de la Cidade da Cultura sobre la ciudad y su influencia en la identidad gallega
13 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La historia a través de los objetos. De una tela en la que está representada con fino detalle el escudo del antiguo Reino de Galicia, a una diadema cinto del siglo I antes de Cristo o una carta, la que Sancho IV firmó en 1286 confirmando el privilegio otorgado a la pequeña península años antes por Alfonso IX en la conocida como carta puebla o fundacional.
La segunda y la tercera planta de la sede de Afundación proponen una inmersión a lo largo de los siglos con la que comprender las singularidades que llevaron a la ciudad a ser lo que es hoy.
El proyecto de la Cidade da Cultura Cidades no tempo tiene previsto detenerse en las siete urbes y ahora es el turno de A Coruña, su cuarta parada, donde han creado esta exposición abierta al público hasta el 16 de septiembre. A Coruña no tempo es su título, el objetivo, «reivindicar a cultura urbana como compoñente clave da identidade de Galicia, traspasando os tópicos do seu carácter esencialmente rural».
El profesor, escritor y divulgador Manuel Gago propone un viaje que recuerda a otro de sus grandes éxitos como comisario, el de la exposición Galicia cen, en el 2016 en el Gaiás. De nuevo, son diversos objetos los que sirven de puente al pasado. A los episodios que marcaron la personalidad de la ciudad y con los que esta influyó en la configuración de la identidad gallega.
Captan la atención del visitante un impresionante columbario con 20 bustos representativos de la memoria civil, desde Curros a Arsenio o Concepción Arenal; el primer libro impreso en la urbe; la recreación de la fachada del Zara de Juan Flórez o el «primer selfi colectivo», cientos de coruñeses reunidos en la plaza de María Pita el 14 de abril de 1931 para recibir la Segunda República.
Documentos históricos, mapas, fotografías, obras artísticas, instalaciones interactivas y escenografías para llegar al fondo «poliespiritual» de la localidad, en palabras de Rubén Ventureira, el asesor local de la muestra. Un mosaico en el que están desde la joya del barroco coruñés, la pieza que regaló la Corona a la ciudad como agradecimiento a la acogida de la reina consorte con Carlos II, la Copa de España que el Deportivo ganó en 1912, y cuya oficialidad acaba de reconocerse, o el hacha de 7.000 años hallada en Elviña, y procedente de los Alpes.
«Como nun país tan pequeno como Galicia pode haber tanta diversidade, e tan abraiante», subrayó Gago durante una presentación a la que acudieron autoridades locales y autonómicas. «É imposible concibir a Galicia contemporánea sen A Coruña e o seu papel como epicentro cultural e comercial», dijo Román Rodríguez, el conselleiro de Cultura.
El faro de la torre de Hércules y los dos mitos, contrapuestos, que la rodean son el punto de partida. « A Coruña é a cidade galega na que o termo cultura urbana pode ser mellor empregado. Unha cidade que se estendeu máis alá de si mesma, mimetizándose co seu símbolo ancestral: o que o vello faro facía no océano, fíxoo séculos máis tarde a cidade coas terras do seu arredor», describió el comisario.
La urbe que nació con la menor influencia del clero y la nobleza de todas las gallegas y que no se puede entender sin su puerto, está en un «movemento constante». Hoy «pula pola intelixencia artificial», destacó Gago.
Crear empatía entre el pasado «e nós» es la meta, el punto final de este viaje que se nutre de las donaciones de cerca de 50 entidades y archivos. Dice el comisario que si hay algo con lo que se queda de A Coruña es con lo siguiente, un ideal: «Que o lugar no que poidas gozar da vida tamén poida ser a cidade na que prosperar profesional e intelectualmente. Segue aspirando a iso, algo ao que renunciaron moitas cidades europeas».