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Aquí están las calles con más ambiente de Galicia

VEN A GALICIA

GONZALO BARRAL

Desde Ourense hasta Lugo, pasando por Santiago, Pontevedra, Vigo y A Coruña, recorremos las zonas más animadas de nuestra comunidad, las que siempre están a rebosar a cualquier hora, todo el día. ¡Aquí está lo bueno!

12 ago 2023 . Actualizado a las 09:23 h.

Para darte un paseo, comer, o tomar algo. Estas calles lo tienen todo, y gente siempre. Son las más transitadas de la comunidad por todo lo que ofrecen. Comienza la ruta, pasen y vean...

Calle del Paseo (Ourense)

MIGUEL VILLAR

420 metros para ver y dejarse ver

Paseo: lugar o sitio público para pasearse. La definición es de la RAE y, si fuera necesario ilustrarla, la foto que acompaña este texto sería ideal. Y es que no podía tener mejor nombre la que es, sin duda, una de las calles con más ambiente de Galicia. Muchos la consideran la milla de oro, porque es el epicentro de las compras en Ourense, pero también tienen algo que ver con ese apelativo los precios de locales y viviendas en venta o alquiler. Lo cierto es que en sus 420 metros de longitud hay 25 tiendas de moda (ropa, calzado o complementos) y las grandes empresas textiles de la provincia —Sociedad Textil Lonia, a través de Purificación García, Roberto Verino y Adolfo Domínguez— cuentan con sus propias tiendas en esta calle en la que no falta Inditex, con Zara y Massimo Dutti.

Aunque se trata de un espacio urbano para caminar, para ver y para ser visto, hay ourensanos para los que se convierte, en determinados momentos del día, en su propia sala de estar. Tres terrazas permiten sentarse en esta pasarela local y disfrutar de las vistas, que no son otras que las que ofrece la gente que pasa. Probablemente, no sean las más confortables, por el trajín de personas, y desde luego no son las más tranquilas, pero a las horas punta están siempre llenas.

Tres heladerías redondean la oferta del Paseo, atrayendo también a los visitantes a una calle que se mantiene bulliciosa en horario comercial. Cuando se bajan las persianas, la afluencia disminuye y la animación se dirige hacia las calles del casco viejo.

Los más jóvenes ni recuerdan que, antes de convertirse en pasarela, los coches circulaban por esta calle. La decisión de su peatonalización, hace casi tres décadas, fue polémica, pero nadie puede negar que fue un éxito.

Calle de la Barrera (A Coruña)

GONZALO BARRAL

La ruta favorita de vinos y tapas de los coruñeses

Lo de la Barrera es un amor a primera vista. Porque no hay coruñés que no se deje caer por esta céntrica calle flanqueada por la Franja, la Galera y la estrecha de San Andrés. Con esta carta de presentación, pocos son los que no sucumben a sus encantos y la eligen para comenzar la tradicional ruta de vinos y tapas de la ciudad.

Pero esta calle no solo encandila a los coruñeses. Todo aquel que la visita se maravilla del ambientazo que hay en esta zona, que siempre está a reventar: «Me encanta venir y tomar algo. Hay un ambiente increíble», comenta uno de los muchos visitantes de la ciudad este verano, que ya ha tomado por costumbre dejarse caer por la Barrera cada vez que viene a A Coruña.

No faltan en ella numerosos locales con solera, que ya son todo una institución en la ciudad, como O Tarabelo, que sigue sirviendo el vino en taza y donde no podrás resistirte a los berberechos ni a las míticas parrochas y minchas. O Casa Andrés, que abrió sus puertas hace más de 70 años y que es, sin duda, el lugar más auténtico de toda la Barrera.

También puedes degustar de nuevo el filete más famoso de A Coruña. Después de que Manolo Carro y Marisol Parafina cerraran el mítico A Troula el pasado mes de junio, lo han reabierto ahora tres socios con el nombre del afamado filete, que no es de cocodrilo, aunque se llame así. Lo que ya no podrás degustar es el piroliño —pechuga de pollo empanada sobre jamón y queso— de O Corno debido a su reciente clausura. Pero quién sabe, igual también resucita como el cocodrilo. Tampoco puedes perderte los calamares del Surrey, los mejores de A Coruña o las croquetas del Mesón Barrera, porque lo bueno de esta calle es que cada local tiene su especialidad y puedes hacerte tu particular ruta de tapas.

Además de los tradicionales, hay nuevos establecimientos que se han ganado ya el corazón y el estómago de los que se dejan caer por la Barrera, como el Tapa Negra o el Intenso, entre otros. No en vano es una de las calles con la mayor concentración de establecimientos hosteleros de Galicia.

O Preguntoiro (Santiago de Compostela)

XOAN A. SOLER

Cafés,tiendas,libros,ocio nocturno y ninguna franquicia

Perderse por el casco histórico de Santiago es lo mejor que le puede pasar a cualquiera, sobre todo si se hace por calles paralelas a la rúa do Franco. Llegar a la do Preguntoiro es una muy buena forma de conocer la esencia de Compostela y el ambiente que la define. Un paseo que no llega al kilómetro de distancia, con recomendables paradas a cada paso, lo forman cuatro calles peatonales: Orfas, Caldeirería, O Preguntoiro y Algalia de Arriba. En esta arteria cargada de vida en la zona monumental conviven cafés; pequeñas tiendas de todo tipo de ropa y calzado; productos gourmet; un mercado de artesanía; marcas de referencia made in Galicia y ninguna franquicia. La mejor puerta de entrada para disfrutar del ambiente necesita su tiempo con parada en el histórico Café Derby o en la antigua fábrica de chocolate. Calle arriba, superada Caldeirería, otro espacio de referencia, Metate, atrae a locales y visitantes a cualquier hora. Pero en la confluencia con la Praza de Feixoo, con vistas al Mosteiro de San Paio de Antealtares, la rúa se transforma al llegar la noche con míticos locales de movida, como el Modus Vivendi o la savia nueva de la sala Riquela.

La cultura también tiene su espacio emblemático a la altura de la plaza de Cervantes, una de las mejores puertas de entrada a la Catedral y también a San Martín Pinario, con parada obligada en la librería Couceiro, con libros de segunda mano a la venta en plena calle.

La conexión con Algalia amplía el recorrido «a la calle más divertida de Santiago». Así ve Cristina Alcaraz, malagueña afincada en Santiago, el ultimo tramo, donde instaló su tienda hace ocho años. «Ahora la zona está remontando».

Bispo Aguirre (Lugo)

ALBERTO LÓPEZ

Ajetreo entre la zona antigua y la nueva

Da igual a qué hora del día atravieses Bispo Aguirre, lo más probable es que la veas llena de vida: lucenses haciendo recados, familias paseando, clientes disfrutando del café en una terraza o chavales con la mochila a cuestas camino del instituto. El ajetreo de la céntrica calle de Lugo es constante durante el día y se explica por varios motivos. Para empezar, por ser una de las calles que conectan el ensanche con el recinto amurallado. La gente de la zona sur de la ciudad que quiere ir caminando al centro, los alumnos de los institutos que quedan a solo unos metros o todo el trasiego de personas que aparcan en las inmediaciones de Ramón Ferreiro y entran al casco histórico por Bispo Aguirre, calle que debe su nombre al obispo de la ciudad que allá por el 1888 promovió el proyecto del Seminario Diocesano.

La calle, peatonal y con terrazas, está cruzada por bancos serpenteantes que invitan a tomarse un descanso, a repasar apuntes o a tomarse un helado. Porque de hostelería va bien servida Bispo Aguirre. En pocos metros uno puede encontrarse una tienda en la que lo mismo sirven empanadillas que gominolas, una hamburguesería gourmet, un puesto de pizza, una confitería con un escaparate al que es muy difícil resistirse o negocios de toda la vida en los que tomarse un café o un menú del día.

Pero en Bispo Aguirre también es posible comprarse ropa, zapatillas, acicalarse, echar la primitiva o hacer recados en la farmacia, lo que hace que sea una calle vivida y con trasiego que en las grandes citas festivas de la ciudad es de paso obligatorio. Porque, para ir desde la Praza Maior a la zona de las barracas del San Froilán o a la castra del Arde Lucus, es el camino más socorrido.

Durante el curso, a la hora de la entrada o la salida de los institutos, la agitación en la calle puede ser máxima y ese ambiente hace que sea de las vías más animadas de la ciudad, con permiso de la Rúa da Raíña. La del centro histórico es, por excelencia, la zona de compras de Lugo.

Calle del Príncipe (Vigo)

XOAN CARLOS GIL

Las mil vidas de la frenética milla de oro

A la calle del Príncipe le cayó hace unas tres décadas el apodo de «la milla de oro de Vigo». Ser el meollo de la vida comercial fue lo que dotó a la céntrica vía de un ajetreo imparable de gente que viene y va, que sigue atrayendo a los negocios que gravitan en la órbita viguesa a querer estar donde pasea el dinero de día. La eclosión del planeta Vialia a menos de un kilómetro de la monárquica pasarela de tiendas la sumió hace dos años en un bache que ha rellenado con otro tipo de pavimento mejor. Cubriendo, por ejemplo, los huecos dejados por pesos medios del textil como C&A, con gigantes de las ventas en el sector de la moda como Zara, pero cojeando aún entre socavones enormes dejados por firmas como H&M o Cortefiel, que han apostado por recluirse en un macrocentro comercial no apto para gente con fobia a las multitudes.

Pero Príncipe sigue siendo la calle más transitada (en horario comercial, luego muere) de una urbe divertida, frenética, cosmopolita, obrera, desquiciada y ruidosa, una pasarela en la que dan zancadas seguras perfiles nacidos de la diversidad inmunes al chismorreo triste de patio de vecinos. La arteria de las compras mueve con fuerza el corazón del centro, desde el pétreo horizonte de la nueva Porta do Sol en su arranque artístico con el Sireno de Leiro como emblema, hasta el otro extremo, donde el Museo de Arte Contemporáneo, Marco, cierra el paréntesis con opción a ocio creativo. En el camino ofrece paradas al caminante en locales inéditos hasta hace poco en esta vía, como una charcutería salmantina que despacha bocatas de jamón a los turistas como si vendieran crecepelo; o pausas de lujo posible en uno de los restaurantes con estrella Michelin más baratos de España: Silabario. El local se cobija en la cúpula de la sede del Real Club Celta, artífice de la reconversión del vetusto y señorial edificio del Círculo Mercantil donde ensayaba la Coral Casablanca, que ahora se refugia en el Náutico, para acabar cantando el himno celeste del centenario.

Calle Real (Ferrol)

JOSE PARDO

El epicentro del comercio, las terrazas y el modernismo

Proyectos de jóvenes emprendedores han liderado el cambio radical que ha sufrido la calle Real de Ferrol en el último lustro. La zona cero del histórico barrio de A Magdalena es ahora centro del bullicio comercial y turístico de la ciudad.

Los primeros en actuar para renacer del centro ferrolano fueron los hosteleros. La paulatina apertura de las terrazas de los cafés Lusitania y Borsalino, al que se unió el Casino y, posteriormente, en la siguiente bocacalle, las de los dos locales de La Première, recuperaron la calle para convertirla en un nuevo polo de la actividad hostelera. También, al otro lado de la barrera de la plaza de Armas, que divide la calle el Café Derby es otro punto candente. Una propuesta que ha ido creciendo a la par de la decena de comercios que se han instalado en los últimos años. Basileia, La Première Concept Store, Memories on Wheels, Clotí & Fifí, Eme Blau, Waves o la tienda del Racing de Ferrol son algunos de los establecimientos que apostaron por la calle Real. ¿El resultado? Cementaron ese resurgir del barrio más céntrico de la ciudad. Sarao Studio, un nuevo concepto de galería de arte para impulsar el talento joven, o la tienda de venta de productos de cáñamo CBWEED son otros de los negocios que ponen diversidad a la calle.

Un entorno cuya media de edad había ido incrementándose en las últimas décadas hasta convertirse en el más viejo de Ferrol, para volver a llenarse de vida, con la rehabilitación de pisos, que han subido de precio como la espuma.

«Empezamos mañana el Camino Inglés, y estamos aprovechando la tarde para conocer un poco la ciudad. Nos está encantando, la verdad», comentan dos peregrinos británicos, Jeffrey y Dakota. Los turistas y veraneantes son nuevos habitantes de la calle. «Vivo en Madrid, pero soy de Ferrol y vengo cada verano a ver a la familia. La verdad es que se ha notado una barbaridad el cambio del centro. Hoy da gusto ver las terrazas llenas de gente. Hace unos años, a las ocho de la tarde cerraba el comercio y esto estaba desierto», agradece Lucía de las Heras.

Praza da Verdura (Pontevedra)

ADRIÁN BAÚLDE

De mercado de hortalizas a zona cero del terraceo

Si eres de Pontevedra y ya tienes unos años, la Praza da Verdura está irremediablemente unida a la imagen de las vendedoras que, con sus mandiles y pañuelos en la cabeza, vendían verdura y fruta todas las mañanas en este hermoso lugar, situado justo detrás de A Ferrería, en pleno casco histórico. Pero, desde hace más de treinta años, la imagen cambió por completo y los puestos de verduras han sido sustituidos por las terrazas de los numerosos bares que hay alrededor de este enclave de excepción.

Arropada por una gran arboleda, es el lugar preferido de los pontevedreses para tomarse unos vinos o unas cañas a la sombra, con algunas de las tapas más típicas de nuestra gastronomía. Da igual a la hora que vayas, siempre resulta apetecible sentarse en una de las numerosas mesas que ocupan esta plaza. Eso sí, muchas veces te costará distinguir a qué bar corresponde cada terraza y deberás estar atento por si queda alguna mesa libre y no quieres quedarte sin ella. Es como el juego de las sillas. El más rápido se la lleva. Ten en cuenta que para llegar a la plaza, solo tienes que dejarte guiar por el bullicio de la gente y sabrás que estás en ella.

No es el único epicentro bullicioso de la ciudad. Justo al lado de A Verdura, se encuentra también la conocidísima Praza da Leña, otro de los enclaves privilegiados del casco histórico pontevedrés. Si una está hasta arriba de gente, la otra también. El ambiente de terrazas se extiende por la rúa Figueroa hasta llegar a la Praza da Ferrería y cerrar el círculo de terraceo por excelencia.

Queda otra plaza en la que también se concentra muchísima gente a todas horas, la de Méndez Núñez. Si coges desde A Verdura por la rúa Sarmiento, a escasos 20 metros, llegarás a este enclave en el que coger mesa también es misión imposible. Pero será en Pontevedra por plazas, calles, terrazas y bullicio. Siempre puedes acabar en O Teucro, en la Praza das Cinco Rúas o en cualquiera de las calles aledañas. Da gusto ver, pasear y disfrutar esta ciudad que siempre tiene buen ambiente.