DE LAS PLAYAS MÁS BONITAS A LA ÚLTIMA PUESTA DE SOL... Nos sobran los motivos para disfrutar a la gallega de agosto y septiembre. De nuestras catedrales del mar a los mejores balcones a las estrellas. Tenemos costa brava, calma, dulce y azul. Aquí ocho razones para disfrutar en Galicia el final del verano...
25 ago 2023 . Actualizado a las 17:43 h.
1. Por visitar algunas de las playas más bonitas del mundo
El playeo de norte a sur es una de las razones para disfrutar el verano en Galicia. La playa de As Catedrais manda en el top de los arenales más bonitos de «National Geographic», pero no es la única joya que el mar le hizo a la costa gallega. ¿Piedras preciosas? Los acantilados de Herbeira. ¿Más playas gallegas de premio? La de Rodas en las Cíes (la mejor para «The Guardian») para desconectar, la de Melide en cabo Home para ver ponerse el sol leyendo a Domingo Villar o la de Area Maior, para mirar a monte Louro y ver algún delfín.
2. Porque aquí hay costa brava, calma, costa dulce y costa azul
Hay que ir para bailar con el viento a nuestra costa brava, que va por el camino de las olas de Razo a las playas de A Frouxeira y Pantín (el Pantín Classic se celebra entre los días 26 de agosto y 3 septiembre), de A Lanzada a Patos, en Nigrán. Area Brava te aguarda en Arousa. La costa es brava y divina también en la playa del Vilar, en Aguiño. La Costa Doce tiene calas para disfrutar solo de mañana en el litoral de Sada. La costa más calma de Galicia se esconde en calas como Centroña, en Pontedeume, y en Estorde, de las más playas resguardadas de la Costa da Morte. ¿Y nuestra costa azul? Area dos Cans, en Ons; Caolín, en O Vicedo; los playones de Lires y Nemiña, o las de Castiñeiras y Pipín, en la ría de Aldán.
3. Por su belleza interior: del santuario de As Ermidas a las Pozas de Melón
La Ribeira Sacra es uno de los monumentos naturales de Galicia que fascinan al mundo todo el año. Para ir, puedes contactar con varias agencias especializadas en planes a la carta (https://turismo.ribeirasacra.org/). No falla la ruta en catamarán por los cañones del Sil. Pero el verano es la estación perfecta para sumergirse en las pozas de Melón, entre Ribadavia y A Cañiza, o para descubrir el santuario de As Ermitas, en O Bolo, joya del barroco que debes visitar al menos una vez en la vida, y actualmente abierto para visitas guiadas los viernes, sábados, domingos y festivos.
4. Por los castros, los faros y las fiestas gastronómicas: percebe, empanada, «ameixa» de Carril...
Castros, bancos para pasmar con la vistas y las rutas de los faros no se mueven ni se acaban. Lo que sí se acaba, o se modera, es la «festa rachada» cuando remata el verano y el sol empieza a acostarse más temprano. Pero, superado el ecuador del agosto, la ruta continúa gracias al tiempo del norte y las horas de luz, y se lleva mejor con percebe de Rinlo, o queimada de Cervo y bocados de empanada de Bandeira (las dos últimas fiestas, se celebran este 19 de agosto) o en la Festa da Ameixa de Carril (día 20). Y, el último sábado del mes, Festa da Istoria en Ribadavia, para volver al Medievo a golpe de maravedí. Tiene historia el verano a la gallega... É todo comer e cantar!
5. Por hacer una escapada al islote de moda
Es la joya (ya no) secreta de la ría de Arousa. A este «Caribiño» que sin tener casi nada lo da todo, hay que ir con permiso, sin mascotas, solo a la zona de playa, y en velero, catamarán taxi-yate o kayak. Las plazas son limitadas y están repartidas en tres franjas: del amanecer a las 13.00 horas, de ahí a las cinco de la tarde, y de las 17.00 al atardecer. Los permisos para visitar Areoso son personales e intransferibles. En este paraíso que hay que conservar se encuentra emplazado un yacimiento cuyos orígenes se remontan al 4500 a. de C. Las visitas en temporada alta se limitan a un máximo de 150 personas repartidas en tres turnos. Reservas, en https://areoso.xunta.gal/areoso/inicio
6. Por acariciar la música en la playa, en pazos, terrazas, castillos y monasterios
La música es un arte que desata el fervor popular en el Náutico de San Vicente, que ya es patrimonio veraniego mundial con sus conciertos sorpresa, que calma las más fieras emociones en escenarios naturales como playas, parques y carballeiras, y que se hace oír mejor en castillos como el coruñés de San Antón o el monasterio de Armenteira. Este agosto, el de Santa María de Oia sigue con sus conciertos al aire libre. En breve, Blue Monk (el 26 de agosto). Y hay «Rock entre pedra e poesía» en el claustro del monasterio de San Salvador (en la foto), en Celanova, que será escenario el día 20 de Escuchando Elefantes y Revólver, y de Robert Plant (Led Zeppelin) el 9 de septiembre.
7. Por tocar el cielo viendo estrellas en A Veiga y Pena Trevinca
Es el primer Destino Starlight de Galicia certificado como tal, y pertenece al selecto club de la fundación guardiana de las estrellas del que son parte Sierra Morena, el norte de la Sierra de Gredos, o el Teide, además de Illas Atlánticas y la Costa da Morte. Uno de los encantos que iluminan las noches de verano y que te llevan a tocar el cielo en Galicia. Para los amantes del astroturismo y la belleza, es imprescindible acercarse alguna vez en la vida al techo de Galicia cuando se va del todo la luz del día. Pero hasta que eso sucede, bien se puede aprovechar el tiempo para ver la Casa das Pedriñas, obra de Daniel Mancebo, «el Gaudí de A Veiga», o la Cántara da Moura, un tesoro de cueva de granito y agua.
8. Por ser el lugar de Europa donde se acuesta más tarde el sol.
Mar de Fóra, Arnela, O Rostro, Nemiña o Lires son algunas de las playas donde el sol se resiste a desaparecer. La Costa da Morte tiene el privilegio de ver irse a dormir el último sol de Europa, pero el ocaso es un espectáculo único, digno de mirar sin pestañear, en diferentes puntos de Galicia. De la ría de Vigo a la sierra de A Capelada o la playa de Cariño, del monte Pindo a los miradores de A Curota y A Curotiña. Galicia tiene motivos para acostarse bien tarde y, por supuesto, para no madrugar. ¿Otro más? El mar de ardora.