Quienes vienen a acampar por la zona señalan a las suaves temperaturas estivales como un factor cada vez más relevante a la hora de escoger este destino
16 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El verano en la comarca tiende a traer consigo un clima errático que con frecuencia hace peligrar los planes al aire libre; pero eso no echa para atrás a aquellos que cada año optan por pasar sus vacaciones de acampada. De hecho, esta temporada estival parece haber cierto consenso entre quienes trabajan en los cámpings del área: la meteorología local es ya un atractivo para muchos campistas. «La temperatura aquí es ideal, la gente viene buscando esto también», dice Maribel Leira, del Camping Fontesín de Meirás, «llevamos días al completo, desde la segunda quincena de julio que viene todo».
Es la situación general: en agosto, la ocupación roza o alcanza el 100 % en varios cámpings de la zona. La naturaleza es el reclamo principal, a lo que Fernando Colón, responsable también del cámping Fontesín, suma otros tres elementos: «familiar, buen precio y tranquilo». Y entre esos factores positivos se puede incluir ya el clima.
Mirjam, Rimy y su furgoneta camperizada ocupan una parcela en Fontesín. Son holandeses, y aunque no es la primera vez que visitan España, indican que nunca habían estado aquí: «El año pasado fuimos a Cabo de Gata y hacía demasiado calor; esto es mejor, más como Holanda».
Estas semanas, incluso llegan hasta las instalaciones gente que se acerca sin reserva, pero sin fortuna; algo similar sucede en A Lagoa, uno de los dos cámpings de Valdoviño. En la recepción, Silvia Seoane confirma que están al 100 %, hasta «se podría haber duplicado la ocupación estos días». Su impresión es que la comarca está convirtiéndose en un «refugio climático» para visitantes del resto de la península.
Para algunos campistas, el clima no fue ni un aliciente ni algo disuasorio al decantarse por este lugar: «Venimos por Galicia en sí, eso engloba el clima, para bien y para mal», declaran Ángel Ramírez y María Jose García, recién llegados de Zaragoza y a punto de hacer el check-in en A Lagoa.
En el cámping de As Cabazas, la familia González-Llanos se reúne para pasar un par de días juntos. Una mitad reside en Ferrol; la otra, en Madrid. De estos últimos, Cristina admite que viene a ver a la familia, «pero también a escapar algo del calor». Aunque ese mismo día el sol brilla, la temperatura a media tarde no es elevada. «Estamos teniendo suerte este año, el otro día algo llovió en la playa, pero ni se estaba mal», señala Álvaro, de la parte ferrolana del grupo.
Y del mar a la montaña: entre el verdor de Monfero, en el cámping Fragadeume el verano es también temporada alta, y Juan Carlos Tarazona, propietario, corrobora que el clima es parte del negocio: «La mayoría de nuestros clientes vienen del sur de España, así que no huyen de la temperatura o de la lluvia. Esas cosas son, de hecho, un plus».
Acampar, para todos los gustos
Otro de los grandes atractivos de acampar en la comarca es la paulatina diversificación de la oferta de alojamientos. Si bien en cualquier cámping de proximidad se mantiene la opción clásica de llevarse una tienda o la caravana, también se está apostando por nuevas modalidades de acampada.
En Cámping Valdoviño, que casi podría definirse como un pequeño complejo turístico, además de parcelas y bungalós aúna apartamentos, un albergue y tiendas ya montadas estilo glamping, una tendencia a la que también se ha unido el cámping de As Cabazas —donde ya se han reservado todas sus tiendas disponibles hasta finales de agosto— y el de A Lagoa, que para el acondicionamiento de estos espacios incluso cuenta con personal contratado de Glamping Kampaoh, un negocio especializado.
Visitantes que vienen atraídos por el turismo de deporte y naturaleza
Tradicionalmente, los cámpings de Ferrolterra acogen año tras año a personas que vienen atraídas por un turismo de mar y bosque o por las actividades deportivas o recreativas estrechamente vinculadas al medio; también a campistas de proximidad o que veranean en la zona.
En lo pertinente a un turismo más general, desde el sector consideran que esta esquina de Galicia es uno de las grandes desconocidos para quienes visitan la comunidad, si bien las cosas están cambiando: «Las Rías Baixas, mueven mucho, pero cada vez más gente conoce esta zona», indica Silvia Seoane.
En ocasiones, el laberinto del rural o la falta de señalización afecta al descubrimiento de lugares como el cámping de O Parral, junto a la playa de Chanteiro. Sorprende por otra parte encontrar casos como el de O Raso, ubicado en Ares: con una ocupación del 85 % en julio y del 100 % en agosto, predomina el turista local o gallego, sean habituales o por recomendación.
Las recomendaciones funcionan hasta a nivel internacional: Jovanni Norell, del cámping de As Cabazas comenta que cada año recibe a campistas repetidores de Alemania, que a su vez atraen a más como ellos. Más de la mitad de quienes acampan en tienda o vehículo son extranjeros «Vienen por los deportes de mar, como el surf», indica Norell.
Añade que le ha sorprendido ver a bastantes personas de Portugal este año, porque allí el turismo de cámping tiene un nivel alto y a buen precio: «Vienen huyendo de la masificación que hay allí ahora, porque esto no es tan conocido. Aunque creo que de aquí a tres años… también va a ser diferente aquí».