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La Tall Ships Races de A Coruña desde dentro: «¡Poder subir a los barcos es una maravilla!»

A. Bonome / L. Longueira / T. R. A CORUÑA / LA VOZ

VEN A GALICIA

A las 11 de la mañana las instalaciones portuarias abrieron sus puertas para poder ver de cerca las embarcaciones participantes en el evento

24 ago 2023 . Actualizado a las 23:50 h.

Todavía el reloj no marcaba las 11.00 horas y una larga fila de curiosos ya se agolpaban en la zona de la Marina esperando a que las puertas del puerto se abrieran y poder disfrutar de las embarcaciones de la Tall Ships Races. «Estamos deseando poder entrar ya para disfrutar y visitar a estos gigantes», comentaba Carlos González, un coruñés gran aficionado a los barcos. Comentó que los navíos que más ganas tiene de visitar son «los más grandes, el polaco y el mexicano». Ni siquiera el calor de las primeras horas del día pudo detener las ansias de la gente por disfrutar de las embarcaciones que participan en este evento y que arribaron este miércoles a la ciudad. «¡Qué calor!, ya no es lo de ayer pero hace bastante. Aún así va a merecer la pena», conversaba una de las señoras que hacían cola.

Es la décima ocasión que la Tall Ships Races visita A Coruña, pero la gente la sigue recibiendo con las mismas ganas que la primera vez. Carlos Seguí, ourensano afincado en Lisboa que está en en la ciudad herculina de vacaciones, mostró su ilusión y la de su pareja e hijos por conocer estas grandes embarcaciones. «Es una ocasión única para ver este tipo de veleros todos juntos. ¡Tener la oportunidad de subirte a ellos es una maravilla!», comentó.

El buque escuela Cuauhtémoc —lleva ese nombre en honor al último emperador azteca—, compite por tercera vez en la Tall Ships Races. Empezaron su travesía en abril, desde Acapulco (México). Tras pasar por Italia y el Reino Unido, donde empezó esta regata, este jueves atracaron en A Coruña entre «cañonazos» —«en la antigüedad lo hacían para llegar vacíos de cargamento a las ciudades como símbolo de respeto y paz», explicaron— y con toda la tripulación subida a los mástiles. Compiten por la mejor entrada al puerto. «La primera vez ahí arriba da miedo pero después ya se va pasando y te acostumbras» asegura Sebastián Tapia, cadete de la nave. Es su segunda experiencia de este tipo, en la primera estuvo de prácticas ocho meses fuera de casa y ahora ya lleva dos meses. «Se está muy bien aunque se extraña a la familia», confesó.

La embarcación data de 1982 y ha estado siempre navegando, con un total de 12 viajes a sus espaldas. Es la que más tripulantes trae, 258 de los 754 del total de los que participan en la regata. La mayoría son mexicanos pero también cuentan con otros italianos, brasileños y dominicanos. Coruñeses y turistas disfrutaban en el interior del barco, el único de los de gran envergadura que permiten el acceso al público esta mañana —el resto lo harán durante la tarde—. «Me encanta el ambiente mexicano; la música y los marineros son muy amables, enseñándote todos los rincones más secretos. Es una gozada vivirlo desde dentro» dijo Iria, una de las primeras visitantes.

Lleno al mediodía

Con el paso de las horas, la gente se fue animando más a conocer en primera persona el evento. Al mediodía el puerto ya estaba lleno de curiosos y turistas disfrutando del epicentro de la actividad náutica internacional. Rodrigo y Javi, arousanos de 9 y 10 años, se consideran fanáticos: «Vamos directos al barco de la Marina que queremos salir a navegar por esta zona», dijeron.

Pero la Tall Ships Races es mucho más que barcos, cuenta con una programación muy completa con diferentes actividades para toda la familia. Prácticas de esgrima, tiendas para adquirir productos oficiales de la regata, hinchables para los más pequeños y mucha gastronomía. En O Parrote se habilitó una zona con foodtrucks de diferentes comidas del mundo y demostraciones culinarias. Aunque la programación estaba planificada para las 12.00 horas, un problema eléctrico obligó a retrasarlas hasta las 19.00, cuando está previsto que comiencen los dos showcookings.

Más visitas por la tarde

En el muelle de Trasatlánticos hay atracados barcos provenientes de todas partes del mundo. Desde Europa un barco polaco, otro danés y uno portugués esperan a recibir a los visitantes por la tarde. El danés Georg Stage, que zarpó hace unas semanas desde Copenhague, es un buque escuela que cuenta con 73 alumnos acompañados por sus oficiales. Kaya, una de las estudiantes de a bordo, explicó que esta era su primera vez en la embarcación y que cogía la experiencia «con ganas» a pesar de tener que hacer exámenes cuando regrese a su país. El velero Vera Cruz, portugués, también es un barco escuela y en él decenas de jóvenes de entre 15 y 25 años se enrolaron para participar en esta aventura marítima. Entre ellos estaban Diogo, Manuel y Francisco,  quienes salieron desde Lisboa y estarán fuera de casa 11 días, hasta el paso de la Tall Ships Races por su ciudad de origen.

Desde el otro lado del Atlántico, además del Cuauhtémoc mexicano, zarpó el 31 de marzo desde Montevideo el Capitán Miranda. Tras un largo recorrido por toda la costa americana, hasta llegar a Nueva York, pusieron rumbo a Europa para participar en esta competición. Tras hacer escala en Francia, partieron el pasado sábado desde Falmouth con el resto de buques y un invitado de la Armada inglesa que les acompañará en esta aventura. Además del invitado inglés, conforman la tripulación 65 hombres y 16 mujeres, siendo este viaje en el que más mujeres viajan a bordo. El segundo comandante de la embarcación, Luis Cardoso, reconocía esta travesía como única. «Te da la oportunidad de conocer lugares que de otra forma sería imposible porque son lugares que ni te suenan», resaltó. A pesar de los buenos momentos, Cardoso quiso aclarar que no todo es camino de rosas. «Las condiciones meteorológicas no las controlas, entonces hay veces que se pasa mal. También sufres por la familia, son seis meses lejos de casa y se hacen largos», lamentó.