El camino de Santiago en kayak desde una playa de El Franco: «Vuelves siendo una persona diferente»
VEN A GALICIA
Yonander García, propietario de una empresa de ocio marítimo ubicada en Porcía, ofrece la oportunidad de realizar algunas etapas del Camino de la Costa remando a través del Cantábrico
11 sep 2023 . Actualizado a las 18:12 h.El territorio asturiano siempre ha sido un lugar de tránsito hacia la ciudad del Apóstol desde que en época medieval se estableciera el Camino Primitivo, la primera vía de peregrinación jacobea. Tiempo más tarde, se desarrolló el Camino de la Costa o del Norte, una prolongación de la ruta francesa de Soulac que recorre la costa del Cantábrico. En este último, además de librarse de la dureza de las etapas de interior, los caminantes disfrutan de la simbiosis paisajística entre mar y montaña propia del Principado. El litoral se convierte en protagonista indiscutible y hace reconectar a los peregrinos con una parte olvidada de la historia del Camino. Y es que, según la tradición, los discípulos del apóstol, Teodoro y Anastasio, llevaron hasta Galicia sus restos navegando en una barca de piedra, con la que remontaron el río Ulla hasta llegar a Padrón.
Para seguir el periplo de Santiago el Mayor y ver los paisajes costeros del Camino desde otra perspectiva, la empresa Ouka Adventure School creó una alternativa adaptada a la tradición que anima a los peregrinos a lanzarse al agua. Desde el año 2018, este negocio de aventura ubicado en la playa de Porcía (El Franco) ofrece la posibilidad de realizar un tramo del Camino en kayak. La iniciativa gana adeptos cada verano y les ha convertido en pioneros en Asturias al importar una actividad ya bastante extendida en Galicia, sobre todo en las Rías Baixas. «Allí tienen otras condiciones que les permiten hacerlo con más continuidad al estar más recogidos, pero en mar abierto la cosa cambia», comenta Yonander García, propietario del negocio.
En aguas cantábricas, su único patrón es el tiempo atmosférico. «Está claro que aquí no se puede hacer todos los días, quizá eso lo convierta en una vivencia mucho más especial todavía. Se necesitan buenas condiciones para la navegación, no tiene tanto que ver con el buen tiempo o el calor. Unos días antes consultamos con los clientes estos datos y en base a ello damos el visto bueno o lo posponemos», cuenta García.
Según el emprendedor, esta dependencia a las circunstancias salva la iniciativa de cualquier intento de masificación o moda pasajera. Además, el grado de cualificación y logística requeridas para llevarla a cabo en condiciones seguras hacen que no todas las empresas dedicadas al ocio acuático puedan replicarla: «son necesarias bastantes cosas: un equipo de apoyo durante los trayectos con lanchas y embarcaciones, además de la preparación complementaria por parte del equipo». Él, por ejemplo, es técnico deportivo en piragüismo.
Un descanso para el recuerdo
Pero lo que sin duda motiva al peregrino tiene que ver con dos motivos: vivir una experiencia jacobea diferente y cambiar el tipo de actividad física. Además de que esta aventura no se parece en nada a lo que uno espera del peregrinaje, los caminantes aprovechan el recorrido costero para dar un descanso a sus pies tras las etapas en tierra firme y, de paso, obtener una perspectiva «completamente diferente de lo que han podido ver andando» en los días anteriores, asegura el Garcia. A ella también se suman curiosos que nada tienen que ver con el Camino de Santiago, pero «quieren tener una pequeña aventura durante unos días».
El responsable cuenta con orgullo cómo días después, los interesados retoman la marcha por tierra siendo «una persona diferente.» «Supone un desarrollo personal muy grande, muchos pierden el miedo a la mar y se olvidan de todo admirando la belleza de la vida marina, la flora, las aves… Es un proceso muy bonito de ver», reflexiona García. Otra de sus particularidades tiene que ver con la interacción con el medio natural, ya que la costa nunca luce igual dos días seguidos. «No te aburres porque el paisaje cambia cada día: la luz, el tiempo, el agua, las olas… Descubres algo especial cada etapa».
Etapas y trayectos a medida
Con un punto de partida común desde el puerto de Viavélez, en Ouka diseñan sus salidas con total flexibilidad. En función de la experiencia, exigencias y necesidades de cada cliente, organizan las etapas con distinta distancia y duración. Los más experimentados alcanzan las 40 millas náuticas al añadir un tramo anterior a Viavélez desde Luarca. Sin embargo, la vía más sencilla recorre unos ocho kilómetros desde La Caridad hasta la playa de Porcía, pudiendo añadir una fase más si se continúa hasta Tapia de Casariego o la entrada al Eo.
Su adaptación al usuario hace que apenas haya requisitos; solo saber nadar y estar en buena forma, aunque, añaden, «un buen tren superior puede ser de ayuda». La compañía y el «cómo» también se deja a elección del aventurero: hay kayaks individuales, dobles, se puede organizar en grupos, familias con niños… Incluso se acepta la compañía de mascotas.
Debido a esa libertad, a sus organizaciones les resulta difícil definir un perfil de interesado. «Viene gente con pequeños, adultos, peregrinos que se conocieron durante el camino…». Y de todas partes del mundo: Corea del Sur, Estados Unidos o Bulgaria, entre otros.
Una forma original de trasladar un pedacito del Cantábrico a la experiencia jacobea que une deporte, patrimonio cultural, gastronómico y naturaleza.