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Una semana única para ver una parte de la Ribeira Sacra habitualmente oculta

Carlos Cortés
CArlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

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El nivel del embalse de Os Peares, bajo por razones técnicas, deja ver una parte de lo que quedó sumergido hace 70 años

05 nov 2023 . Actualizado a las 10:10 h.

Los dos embalses de la Ribeira Sacra del Miño presentan en este inicio de otoño dos caras muy distintas. Mientras el de Belesar se está llenando a marchas forzadas con las lluvias de estos días, el de Os Peares presenta un aspecto más propio de lo más seco del verano. Su nivel baja por tareas de mantenimiento en la central y ya está en la cota que los especialistas necesitan para trabajar. Así seguirá toda la semana que viene. No va a durar mucho, pero es una buena ocasión para disfrutar de una versión distinta de los paisajes de esta parte de la Ribeira Sacra.

Precisamente en el momento en que el otoño empieza a teñir de ocres las laderas en este tramo del Miño, los más de veinte kilómetros de este río entre la presa de Belesar y la de Os Peares enseñan una parte de lo que quedó oculto con la construcción de los embalses hace casi 70 años.

Ya había ocurrido hace exactamente un año, con la anterior bajada de nivel por razones técnicas, pero en realidad es muy poco habitual ver Os Peares así. Este embalse está casi siempre cerca del lleno porque es subsidiario del de Belesar, que ejerce como regulador de la cuenca y sí presenta fluctuaciones frecuentes.

Lo que se ve estos días es una parte de los terrenos que quedaron sumergidos cuando se llenó este embalse en 1955. Muros de antiguos bancales de cultivo de viñas, pueblos abandonados bajo el agua, restos de antiguas embarcaciones de madera.

Y también decenas de embarcaciones modernas y en uso que han quedado literalmente colgadas de la orilla, y que en lugares como el pueblo de Belesar forman una estampa que resulta un tanto irreal.

Y además, como ya había pasado en octubre del 2022, estos días se puede pasar a pie a la isla de Maiorga, habitualmente accesible solo en barca.

Quien quiera disfrutar de este paisaje puede hacerlo en barco desde el agua o a pie o en coche desde la orilla.

  • Desde el agua. El embalse de Os Peares está en estos momentos al 74% de su capacidad, en el nivel que la empresa Naturgy necesita para trabajar en la central. Esa bajada limita la actividad de la rutas fluviales. Las embarcaciones grandes no pueden navegar y hay embarcaderos que han quedado inutilizados. En estos momentos, solo una de las cuatro rutas fluviales turísticas del embalse de Os Peares está disponible. Se trata de la que ofrece la empresa Turismo Pantón (turismopanton.es), que mantiene operativa una de sus embarcaciones. La Diputación de Lugo (reservas.rutasembalses.es) y la empresa Sacra Activa (sacraactiva.com) se han visto obligadas a adelantar sus cierres de temporada. Quinta Sacra (quintasacra.es), la cuarta empresa que gestiona rutas fluviales en este tramo del Miño no hace recorridos por el río estos días, pero los recuperará a partir del lunes, cuando el agua empiece a subir de nuevo.
  • Desde tierra. Desde su cabecera un kilómetro aguas arriba del pueblo de Os Peares, hasta su cola un kilómetro aguas abajo de la presa de Belesar, este embalse suma más de veinte kilómetros de orilla. Hay tramos en los que es fácil llegar al río y otros que resultan prácticamente inaccesibles. Una de las mejores opciones son las carreteras LU-P-1804 y LU-P-5819 que discurren en paralelo al río entre el puente del corredor Monforte-Lalín y la playa de A Cova por el pueblo de Belesar.