La subida a O Cebreiro: la etapa reina del Camino que puede ser una espectacular ruta de fin de semana

Visitar O Cebreiro siempre es un regalo para la vista, pero nada tiene que ver llegar en coche que caminando. La subida a la emblemática aldea de Os Ancares de Lugo es el punto más temido de los peregrinos del Camino Francés que empiezan en España, lo que convirtió en la etapa reina de esta variante. Más allá del itinerario jacobeo, la ruta por los más de 600 metros de desnivel en los últimos ocho kilómetros puede ser una opción para cualquier senderista. Así, no solo los caminantes tienen el privilegio de la reconfortante llegada a un pueblo histórico tras pasar de la orilla del río a la inmensa panorámica de la cima de la montaña.

La etapa que termina en O Cebreiro empieza en Villafranca del Bierzo, según los tramos marcados. Son 27,8 largos kilómetros que muchos caminantes parten a la mitad para afrontar la subida con más fuerzas. Los que hacen esto pernoctan en la Portela de Valcarce, que se encuentra a 15 kilómetros y puede ser una buena opción para empezar la ruta hasta la cima lucense. Principalmente porque cuenta con parada de autobús, de la línea de Alsa que viaja hasta Madrid, que deja a los pasajeros en el propio trazado del camino. 

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UXÍA CARRERA

Desde Portela de Valcarce, transcurren seis kilómetros llanos al margen del río Valcarce pasando por los pueblos de Ambasmestas, Vega de Valcarce, Ruitelán y, finalmente, Las Herrerías. Este último núcleo también es una óptima opción para empezar la ruta hasta O Cebreiro, ya que se encuentra a los pies del inicio de la subida. Eso sí, no cuenta con transporte público. El trayecto por el fondo del valle tampoco deja nada que desear.

primer tramo: una fuerte subida en zigzag entre el bosque

Desde Las Herrerías, quedan poco más de ocho kilómetros hasta O Cebreiro. En esta aldea se pasea al lado del río entre antiguas viviendas con las montañas de fondo y se cruza un puente romano antes de llegar a una empinada cuesta por asfalto. Esta primera subida no es más que el aperitivo para la parte de desnivel más dura del itinerario. 

El camino se bifurca para los que lo transitan en bicicleta y los que van caminando, que tienen que seguir el sendero de la izquierda que deja atrás el asfalto para introducirse en un estrecho sendero de tierra. Empieza entonces una fuerte pendiente que avanza en un pronunciado zigzag entre la montaña. El terreno, de piedras sueltas, dificulta los pasos, especialmente si es un día de lluvia y está mojado o embarrado. Estas «corredoiras» se mantienen durante más de tres kilómetros hasta el siguiente población, La Faba. 

Lo importante para subir a O Cebreiro es no tener prisa. La acentuada pendiente no impide hacer los descansos necesarios ni disfrutar de estar caminando en medio de un frondoso y verde bosque en el que no hay más rastro de humanidad que las flechas amarillas que van guiando el paso. Desde Las Herrerías hasta La Faba hay más de 200 metros de desnivel. 

Segundo tramo: larga subida con vistas a la montaña

En La Faba es recomendable hacer una pequeña parada para reponer fuerzas. Hay fuente pública de agua potable y diversos locales de hostelería. A partir de entonces, el terreno cambia, pasando de las piedras a un camino de tierra que avanza entre pastos. La subida es constante pero ya menos pronunciada. Durante los dos kilómetros que discurren hasta la siguiente población, los árboles del bosque se van abriendo a medida que se gana altitud para empezar a disfrutar de una panorámica de las montañas. 

Esta segunda parte se puede hacer dura porque parece que, cuando ya se terminó la pendiente, aparece un nuevo tramo de subida. Sin embargo, la recompensa de pasear por las cimas de Os Ancares hace el trayecto muy llevadero. De los 900 metros de altitud de La Faba, pasando por el pequeño núcleo de La Laguna de Castilla, hasta los 1.300 de O Cebreiro se mantienen las espectaculares vistas por un terreno cada vez mejor acondicionado. En algunos márgenes del camino ya hay pequeños senderos gastados por las botas de los peregrinos para captar las mejores vistas de la montaña.

Desde La Laguna de Castilla hay poco más de dos kilómetros hasta O Cebreiro, donde se ubica uno de los mojones más especiales del Camino. Es el de la frontera de Galicia. Desde entonces, los caminantes ya pasan a tener los famosos marcadores kilométricos cada 500 metros o cada kilómetro. Apenas un kilómetro después ya se encuentra la Igrexa de Santa María do Cebreiro y las pallozas que hacen olvidar la dureza de las pendientes superadas. 

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