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Peregrinar sin hacer las etapas clásicas, una tendencia al alza: «Escapan dos sitios típicos por tranquilidade»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

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ALBERTO LÓPEZ

Parte de los caminantes prefiere dormir en aldeas para repartir los kilómetros o huyendo de la saturación

20 dic 2023 . Actualizado a las 10:42 h.

Todo el que hace el Camino Francés, especialmente desde Sarria, se sabe de memoria que los fines de etapa son Portomarín, Palas de Rei, Arzúa, O Pedrouzo y finalmente Santiago. La ruta jacobea tiene unas etapas clásicas que repartieron los kilómetros y establecieron las principales paradas, según los servicios que tenían. Sin embargo, los alojamientos no paran de proliferar por las aldeas intermedias porque hay una gran parte de peregrinos que no siguen las paradas clásicas. Por comodidad y también por tranquilidad.

El presidente de la Asociación de Amigos do Camiño de Santiago da Comarca de Sarria, Jorge López, asegura que hay una parte de caminantes que «buscan sitios máis pequenos». Un ejemplo es la aldea de Fonfría, al pasar O Cebreiro, en el municipio de Pedrafita. Allí se ubica el albergue A Reboleira desde hace 20 años. Su gerente, Miguel Ángel Rodríguez, explica que aunque cada peregrino es diferente, a los que optan por saltarse O Cebreiro y dormir en su alojamiento «gústalles escapar dos sitios típicos e queren máis tranquilidade».

Por eso también se repite el perfil de peregrino que está repitiendo de la ruta y quiere descubrir nuevos sitios. «Os que veñen de primeira vez adoitan facer as paradas clásicas porque son as que marcan nas guías e non coñecen doutros sitios», añade. Concretamente en su caso también influye la etapa en la que se encuentra. Los peregrinos llegan a Fonfría tras hacer la dura subida a O Cebreiro, que muchos deciden hacerla por la mañana y hacer después los 12 kilómetros hasta esta aldea.

Por último, Rodríguez destaca que el otro gran motivo por el que Fonfría gana a O Cebreiro es el «boca a boca» de su negocio. «Levamos 20 anos traballando no Camiño e os peregrinos recoméndano», confiesa. La inmensa mayoría de alojamientos de las aldeas que no son fin de etapa son privados, por lo que la atención y diferenciación son esenciales para atraer caminantes.

Es por eso que muchos de los negocios que proliferan en lugares intermedios son pensiones o casas rurales con mayores comodidades que los albergues y situados en plena naturaleza, como A Fonte das Bodas, en Sivil, a unos kilómetros de Sarria. Estos puntos tienen también una especial demanda de grupos grandes, que temen no encontrar sitio juntos en un albergue de las principales paradas.

Otra de las aldeas donde más se nota el alza de caminantes que quieren puntos menos frecuentados es Barbadelo. Desde la asociación del Camino sarriana, detectan que una parte de los que peregrinan desde Triacastela se saltan Sarria para continuar otros cuatro kilómetros hasta esta aldea. Hay tres albergues además de un alojamiento público de la Xunta de Galicia. Uno de ellos tiene restaurante aunque no hay tienda de alimentación. Esta tendencia también se deja notar en en Casa Morgade, unos 13 kilómetros más adelante de Sarria.

A partir de los 100 kilómetros, los responsables de albergues priman la comodidad de la peregrinación como motivo para no escoger las paradas clásicas. En Hostería de Gonzar, ocho kilómetros después de Portomarín, su gerente explica que sus clientes lo que buscan mayoritariamente es repartir los kilómetros su manera. «Para algúns, as etapas de máis de 20 quilómetros son moi largas e as parten en 15; e outros, que saen de Sarria, queren facer a ruta en catro días en vez de nos cinco clásicos entón aumentan quilómetros diarios», argumenta.

Pocos servicios

El contrapunto de pernoctar en las aldeas, según explica Jorge López, es que falta servicios básicos como farmacia o supermercado. En prácticamente punto intermedio hay tiendas de alimentación ni farmacia y en algunos incluso tampoco hay bar o restaurante. Aún así, en este caso los propios albergues suelen tener servicios de cenas para los peregrinos, bien en su propia cocina o con cátering. Además, durante los meses de temporada baja en invierno, la mayoría de los negocios fuera de fin de etapa cierran por lo que directamente no es posible acceder a ningún servicio.