Cortegada, la isla que crece todo el año

Cortegada, la más pequeña de las Illas Atlánticas, no deja de crecer. El año pasado, este retazo de color esmeralda que se extiende frente a Vilagarcía recibió 9.339 visitantes, casi dos mil más que en el 2022, cuando pusieron pie en sus finas arenas un total de 7.662 personas. Las cifras trazan la misma línea ascendente que el resto de integrantes del parque, aunque muy lejos de los datos de Cíes (343.015 visitantes), Ons (143.496) e incluso Sálvora, que en la boca de la ría de Arousa recibió el pasado año a 18.894 personas.

Cortegada no compite en cantidad de visitantes porque no puede. La isla es mucho más pequeña que las demás —apenas 44 hectáreas, frente a las 470 de Ons, las 433 de Cíes o las 248 de Sálvora— y eso se traduce, directamente, en el cupo de visitantes autorizados. Así, mientras en Cíes se establece para la temporada alta un tope de visitantes que oscila entre los 1.600 y los 1.800 por día —cifras que bajan a los 250.450 en temporada baja—, en Cortegada se establece un tope diario de entre 150 y 250 personas. Y bien establecido está, porque con él aún tiene la isla margen de crecimiento más que suficiente. «Algunos días puntuales puede que sí se llegue a hacer el tope, pero no es lo habitual», explican desde la empresa Corticata, una de las primeras firmas de turismo activo que nació al calor del Parque Nacional.

Si desmenuzamos los datos del año pasado, vemos como el número de visitas a la isla se dispara durante los meses de verano. Cortegada tiene mucho que ofrecer en temporada alta: una interesante ruta guiada disfrutando de la sombra del bosque y un buen rato de playa, en el que los turistas llegados con las navieras conviven con personas llegadas de Carril en sus propias embarcaciones para disfrutar de un espacio que sienten como propio. Agosto, como siempre, es el mes con más actividad —se registraron 2.493 visitas—, seguido de julio —1.764 visitas—. En ambos casos, los registros son mayores que los del año anterior.

En todo caso, durante el 2023, a la isla de Cortegada acudió más gente a lo largo de todo el ejercicio, siendo abril y mayo los exponentes más claros de esa realidad. Hay dos factores a tener en cuenta. Por un lado, es preciso considerar en primer lugar, cuando cae la celebración de la Semana Santa: el año pasado fue a comienzos de abril. Es ahí cuando comienza la temporada turística en las Rías Baixas, y eso se deja notar también en nuestra particular illa atlántica. Pero hay además otro factor a valorar: durante esos meses del año, los colegios están inmersos en la organización de eventos, actividades y excursiones, y la visita a la isla de Cortegada es un producto que goza de un gran predicamento entre los centros escolares. A fin de cuentas, en este pequeño rincón de la ría de Arousa se reúnen elementos de una particular riqueza didáctica: es un espacio de un gran valor ambiental y con una apasionante historia, en la que figura incluso un palacio real frustrado.

Aún así, es evidente que la isla despierta cada vez más interés, y cada vez de forma más repartida y sostenida en el tiempo. Octubre y noviembre también son meses en los que se incrementó el número de visitas. «La gente que viene en esas temporadas suele buscar el tema del paisaje, de ver el bosque en una época distinta... Ver la isla en diferentes estaciones es muy interesante, porque cambia muchísimo. Y también está el tema de la micología, de las setas, que también tiene su público», señalan desde Corticata. Ahora que las obras de restauración de la capilla ya están en marcha, la firma confía en disponer pronto de un nuevo foco de interés en una isla a la que no le falta de nada. «Va a ser un puntazo tener la capilla rehabilitada. Creemos que va a suscitar mucho interés. Nosotros ya estamos preparando una actividad vinculada a ese tema».

 

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