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Estos locales gallegos tienen menú del día rico y a buen precio

VEN A GALICIA

MARTINA MISER

Sanos y equilibrados. Así son los platos que ofrecen a sus clientes cada jornada estos establecimientos en los que se huye del abuso de los fritos. Algunos los cocinan también para llevar a casa, y con bebida y postre bajan de los 15 euros

06 sep 2024 . Actualizado a las 15:30 h.

La llegada masiva de turistas a España hizo que el menú del día se colara en todos los restaurantes de forma obligatoria. Y aunque en el 2009, el chef Ferran Adrià confesase que era insostenible, en muchos locales todavía sigue siendo rentable, como en O'Delito. Este establecimiento coruñés, situado en la rúa Tabares, está regentado por Lito y su socia Carmen. Allí, el menú del día se sirve desde hace 15 años, el mismo tiempo que llevan sus puertas abiertas al público, que en su caso es bastante fiel. «En septiembre hacemos 15 años. La mayoría de la gente que viene son personas que nos conocen de siempre. Nos movemos con una clientela fija», afirma Lito. ¿Y cúantos se pueden servir al día? «Depende, no todos los días son iguales. Hay días que es una barbaridad. El jueves pasado servimos unos treinta y tantos», explica. Con un horario de cocina que va desde las 14.00 a las 16.00, se puede disfrutar de dos platos más postre y bebida incluida por tan solo 13,60 euros. «Hay un menú del día compuesto por un primero, un segundo y un postre. Después tenemos otro con raciones. Si alguno de los platos del primer menú no te gusta, te dejamos cambiarlos por alguno de esos sin que tenga ningún incremento en el precio», indica. Si no te apetece tomarlo en su interior o en su terraza, te lo puedes comer en casa. «Los hacemos para llevar. Mucha gente que vive por aquí por la zona nos lo encarga», detalla.

ANGEL MANSO

Entre los múltiples platos que se pueden degustar en su menú del día, los clientes se decantan por uno. «Cremas, espárragos, paella, codillo... Hacemos más o menos los mismos platos siempre, pero los callos son los que más triunfan», confiesa. Yogur con frutos rojos o cremoso de limón son varios de los postres que elabora su mano derecha y con los que se puede poner un punto final dulce a la comida «Los postres son todos caseros. Los hace Carmen, la cocinera y mi socia», cuenta.

SANO Y EQUILIBRADO

De que también se puede comer sano y variado fuera de casa se encarga de demostrarlo cada semana el gastrobar Andaina, en Vilagarcía. Carmen Vidal y Patricia Iglesias elaboran a conciencia, con mimo, equilibrio y notable personalidad un menú del día (el mismo de martes a viernes) con cinco primeros, cinco segundos y cinco postres. Y lo hacen bajo una fundamental premisa: «Que quien tenga que comer fuera de casa pueda comer sano y a su gusto». Incluidos veganos y celíacos.

MARTINA MISER

Es por ello que entre los primeros del menú del Andaina siempre hay una crema, una ensalada, una tosta, un plato con verdura y un plato con huevo (tortilla, revuelto...). Entre los segundos nunca va a faltar un pescado del día, un plato con ternera, otro de ave, otro con cerdo y una pasta. En cuanto a los postres, siempre hay tres que son caseros, una fruta y un yogur.

A la hora de acompañar sus platos con guarniciones, el Andaina apuesta casi siempre por las verduras, las patatas asadas o cocidas y la ensalada. «Intentamos evitar la frituras en la medida de lo posible», señalan. El menú del día incluye dos platos, pan, bebida y postre o café. Su precio es de 13 euros, con un euro de recargo si es para recoger y 3 euros más en el caso de que se lleve al domicilio. También hay opción de plato único por 11 euros. También hay opción de plato único por 11 euros.

El Andaina dispone de dos turnos para comer: el primero a partir de la una y el segundo a partir de las 14.45 horas. A pesar de su amplio y acogedor comedor y de que en caso de buen tiempo también se puede comer en la terraza, es aconsejable reservar previamente, ya que hay días en los que en el Andaina se despachan más de cien menús. Aunque el del día es el mismo de martes a viernes, los platos se elaboran cada día y hay productos como la carne o el pescado que también se compran a diario. «Aquí no se aprovecha nada de un día para otro. Es más, si comes en el segundo turno, es posible que no te podamos ofrecer algún plato porque se nos ha terminado», comentan.

FRESCO Y SEGÚN MERCADO

Las paredes de la tasca A Pedra, en pleno centro de Carballo, remontan orígenes a finales del siglo XIX. No obstante, Gustavo Fernández Lage, junto con su socio, Jesús Díaz Urbieta, comanda los fogones y los mandos de este local desde hace unos 18 años. Emprendieron cuando llegaron una importante reforma, aunque guardando toda la esencia en unos comedores, patio y bar con encanto. Estima que casi desde el inicio, unos 16 años, llevan ofreciendo un menú del día que atrae de lunes a viernes a un buen número de comensales. «Comida sinxela, cun peixe fresco todos os días, que eu mesmo vou mercar, unha carne, unha ensalada, outro entrante... Todo feito no momento, salvo que sexa por exemplo un guiso. Todos os días hai un menú novo e diferente. Podemos repetir ao mellor un prato, pero nunca hai varios días cun menú igual, nin tampouco menús establecidos, porque eu fago segundo o que encontre esa mañá no mercado», añade el cocinero.

BASILIO BELLO

Recuerda que tiempo atrás lo tenían a 9,50 euros, pero ese precio es hoy insostenible. La inflación de los últimos años los ha llevado a tener que subirlo y actualmente está a 14 euros, lo que incluye primero, segundo y postre o café. «Se comes todos os días fóra da casa, tes que ir a un menú que te quite de comer só fritos. Do contrario, acaba contigo. Eu intento poñer a comida o máis sa posible, á grella, con poucos aceites...», apunta.

En A Pedra lo trabajan sobre todo en invierno, con «xente de traballo», porque en verano hay más turistas que acuden al local por clásicos como el pulpo, el raxo, los calamares... «Tamén hai xente de fóra á que precisamente por esa frescura lle gusta o menú, pero moitos veñen coa idea moi clara e é difícil movelos de aí», ríe. Lo contaba este martes, justo después de un servicio ajetreado, aunque no solo por haberse recuperado ya la rutina de un mes laboral como septiembre: «Aquí aínda segue habendo moito visitante».

CALLOS, PLATO ESTRELLA

En uno de los puntos más altos de Lugo, el restaurante O Picato observa al resto de la ciudad desde su pedestal. Carlos Darriba, gerente desde hace casi dos décadas, heredó el negocio de su suegro. Ahora, lo lleva con su mujer. Su intención es mantener esa seña de identidad que le imprimió el anterior propietario, pero dos detalles del mundo actual se lo están complicando. La inflación en los alimentos y los suministros, y la dificultad para encontrar empleados formados para un negocio del sector de la hostelería. Para el actual gerente, una de las claves de su supervivencia a lo largo de estos años es el menú del día. No se entiende el restaurante O Picato sin su variada carta diaria, disponible para esos clientes que acuden tras una dura jornada de trabajo. «Temos cinco primeiros, cinco segundos, dez postres e café. Gústanos ter moita variedade para que todo o mundo poida ter algo que realmente lle vaia ben», resume Darriba. Entre semana, el precio es de 13 euros, mientras que los sábados y domingos asciende hasta los 17. «O ano pasado tivemos que incrementar os prezos nun euro en cada opción. Foi inevitable. Polo resto, nada cambiou nos últimos tempos», destaca Carlos.

LAURA LEIRAS

Su plato estrella son los callos, presentes en el menú del día los lunes, los jueves y los domingos. También despachan mucho churrasco y carne a la parrilla. «Son pratos contundentes, pensados para xente traballadora que chega con fame despois de moitas horas no seu posto laboral. Así foi sempre e así seguimos», cuenta el responsable. Durante el verano, eso sí, introducen mayor cantidad de ensaladas, ensaladillas y platos frescos, adaptados al calor de la época estival.

«Todo o que facemos é mérito dos empregados que temos. Moitos levan toda a vida aquí, por iso vai ser tan difícil substituílos cando marchen. Agora é complicado atopar traballadores formados, así que xa case vemos imposible repoñer aos que temos agora», se resigna Darriba.

PULPO Á FEIRA

El Peregrinus es un restaurante del centro de Ourense conocido por las colas que se forman cada mediodía a las puertas del local. Turistas y vecinos esperan pacientemente su turno para degustar las opciones del menú del día que ofrece este negocio ourensano. Está situado en la calle Valle-Inclán, en pleno centro de la ciudad, y especialmente conocido por su buenísima relación calidad-precio. Si algo llama la atención del menú diario del Peregrinus es que tiene algunos platos fijos que hacen las delicias de los que vienen de fuera. Se trata de elaboraciones tan tradicionales y ligadas a la cocina gallega como el pulpo á feira o el churrasco. «La verdad es que esto es una locura desde la pandemia. Podemos llegar a dar 170 comidas al día. Es un no parar», afirma Alejandro Gutiérrez, propietario del restaurante desde hace cuatro años. «Creo que la cantidad y el sabor de los platos tiene mucho que ver en la buena acogida que tenemos», añade.

Santi M. Amil

El del Peregrinus es un menú tradicional. El cliente tiene cinco primeros y cinco segundos a escoger. Incluye postre y café y cuesta 15 euros. «Hasta el 31 de agosto el precio era de 14 euros, pero hemos tenido que subirlo porque llevábamos años sin hacerlo», explica Alejandro. Los comensales tienen unos platos asegurados. Entre los primeros siempre hay pulpo, morro y orella; entre los segundos, churrasco. «Esos son los platos favoritos de la gente y las demás opciones varían, aunque he de decir que, cuando hay, triunfan también la picaña a la brasa y las zamburiñas. La gente viene por el pulpo, sin duda», asegura. Y es que en el restaurante ourensano elaboran este alimento a la manera tradicional, en un caldeiro que está cociendo durante todo el día.