Edgar Tarres: «No se creen lo bien que se sienten tras respirar en el bosque y relajarse»
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El profesor universitario de felicidad, que imparte un curso en Lugo, enseña a combatir el estrés y la depresión con baños de bosque
19 sep 2024 . Actualizado a las 10:51 h.Edgar Tarrés es un profesor de la Universidad de Girona que triunfa internacionalmente con sus libros y sus cursos sobre baños de bosque, en los que enseña a rebajar la tensión y resolver el estrés de los tiempos actuales. Es una de las prácticas que está engloba dentro del mindfulnes (plena conciencia, traducido literalmente), una técnica que se empezó a usar en la universidad americana de Massachusetts en los años 80 para reducir el estrés e incluso para aprender a las personas a vivir con condiciones médicas crónicas. Este domingo impartirá un curso por primera vez al lado de la ciudad de L ugo, en una carballeira de Carballido, en Esperante.
—¿Cómo le explicaría a un profano en la materia qué es el mindfulnes?
—Es una práctica que ayuda a salir de la automatización diaria que nos estresa y agota. Porque vamos como un hámster dentro de la rueda debido a todas las tensiones y problemas que nos producen la familia, el trabajo y el resto de obligaciones. Diría que es una práctica que ayuda a parar y rebajar el estrés y la ansiedad. Es bueno para prevenir la depresión y cambiar el estilo de vida. Una posibilidad de crear un estilo de vida más saludable y consciente para no perderse en la vorágine diaria que agobia a tanta gente.
—Este domingo imparte en O forno de Catuxa un baño de bosque. ¿En que consistirá?
—Será una experiencia en la que vamos a unir los baños de bosque con el mindfulnes. Los baños tienen muchos beneficios para la salud, y al juntarlos con el mindfulnes, se consiguen unos resultados espectaculares. Será como una gran experiencia de paz y de calma, pero no solo práctica, sino que también vamos a dar consejos, que pueden ser muy útiles en el día a día. Es decir, no va a ser solo venir un rato a relajarnos, sino que vamos a ver cosas muy útiles que se pueden implantar en el día a día de las personas, tanto en su trabajo como en el resto de sus facetas.
—¿Qué dicen los que participan en estas actividades cuando terminan?
—Que han sentido una calma enorme y que tienen que hacerlo más a menudo. En media hora cambia todo. Pero yo les digo que solo nos hemos calmado y respirado. Normalmente, pasan muchas cosas positivas dentro de cada persona que no está acostumbrada. Y muchos no se creen lo bien que se pueden sentir en tan poco tiempo solo por respirar en el bosque y relajarse. Porque en realidad son dos horas, y no tiene los efectos tan fuertes como cuando se hace durante todo un fin de semana.
—¿Qué material se necesita para participar en un baño de bosque?
—Una ropa cómoda, un antifaz o un pañuelo para taparse los ojos en ciertos momentos; quizá una toalla para sentarse por si hay humedad y una botellita de agua. Para hacer cambios importantes en tu vida, solo hay que salir a la naturaleza. Cosas muy sencillas que tienen un poder enorme para cambiar. Toda la gente sale diferente de una experiencia así en el bosque. En diez años que llevo impartiendo talleres, no conocí a nadie que saliese indiferente. Empiezan a respirar y a sentir diferente después de una experiencia de dos horas entre árboles. Pero la suerte es poder hacerlo durante varios días, porque los beneficios son mucho más grandes y mucha gente consigue dar un giro a su vida en ese momento.
—Aunque un poco más tarde que en otros países, las universidades españolas ya se ha dado cuenta de estas necesidades y las están impartiendo como asignatura. Usted lo hace en la de Girona.
—Sí, yo sigo en la universidad e imparto clases de bienestar y felicidad y los alumnos se quejan de que no tienen suficientes plazas. En pocos minutos se ocupan las que salen, y aparecen enseguida las protestas de los alumnos. Y lo entiendo, porque cuando les pregunto el primer día de clase por qué vienen, me dicen que es porque están estresados y con ansiedad y alguno ya se medica. ¡Con 20 años! Recientemente, en un curso que impartí en Vigo me explicaban que había intentos de suicidio de niños con 10 y 11 años. ¿Pero qué estamos haciendo mal? Por eso es muy importante toda actividad que nos ayude a entendernos y hacer cambios en la vida para vivir más felices. Casi el 60% de la humanidad sufre estrés y una buena parte, ya lo tiene crónico. A mi ya me llaman empresas para generar programas de bienestar porque sus plantillas está muy estresadas. En este inicio de curso, leía anteayer que más de 1.600 maestros pidieron la baja, el primer día. Es sintomático. Mucha gente no puede más.