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Descubren un lago de aguas color turquesa en la cueva más profunda de Galicia

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Un aspecto del lago subterráneo Hydra, descubierto en una parte inexplorada de la cueva
Un aspecto del lago subterráneo Hydra, descubierto en una parte inexplorada de la cueva IGNACIO RAFAEL

Los espeleólogos exploran dos kilómetros en una gruta de O Courel

10 nov 2024 . Actualizado a las 17:13 h.

La cueva de Aradelas —en el municipio de Folgoso do Courel— está considerada como la más profunda de Galicia y desde hace décadas ha sido visitada por numerosos espeleólogos. Pero en ella aún quedaba mucho por descubrir. En una serie de exploraciones realizadas desde principios de este año se han hallado nuevas galerías y salas, además de un lago subterráneo. En total se han explorado y cartografiado dos kilómetros de cavidades. «As zonas exploradas con anterioridade nesta cova non chegaban aos trescentos metros, polo que estamos a falar dun incremento importante», explica la espeleóloga Inma Pumariño, una de las personas que participaron en las exploraciones.

Entre los hallazgos destaca el de un lago de aguas color turquesa que ha sido bautizado como Hydra y que fue explorado con técnicas de espeleobuceo. Este cuerpo de agua tiene más de treinta metros de longitud y unos cuatro de profundidad. «É realmente espectacular e foi un descubrimento emocionante», dice Pumariño. Pero en las áreas recién exploradas también se descubrieron numerosos espeleotemas o formaciones calcáreas de múltiples tipos: estalactitas, estalagmitas, banderolas, coladas, columnas, gours, pisolitas o perlas de las cavernas... «Son unhas formacións moi curiosas e fermosas», añade. Los participantes en las exploraciones descubrieron también una nueva entrada a la cueva, que fue bautizada como Cova Emilio, en memoria de Emilio Ballesteros, un espeleólogo fallecido recientemente.

Unas cuarenta personas

En las exploraciones realizadas durante los últimos meses han participado unas cuarenta personas pertenecientes a nueve entidades gallegas —denominadas Aradelas, Ártabros, Irmandiños, Montañeiros Celtas, Rei Cintolo, Troglobios, Taranis, Club Alpino Ourensán Manzaneda y Grupo de Espeleoloxía Lugo—, además de los clubes asturianos Gorfolí y Polifemo. El trabajo, según explica Inma Pumariño, fue llevado a cabo por grupos de entre dos y cuatro personas que se repartieron las tareas: «Uns instalaron as ancoraxes, outros encargáronse da topografía, outros continuaron na punta da exploración...». La espeleóloga señala que también fue de gran importancia el apoyo de los vecinos de la aldea de Campelo —la más próxima a la cueva—, el geoparque Montañas do Courel y los negocios locales de hostelería. «Eles tamén son parte do equipo de exploración porque estiveron sempre dispostos a botar unha mana mostrándonos novas bocas, dándonos de comer a deshora e incluso ofrecendo pousada aos espeleólogos», comenta.

Los recientes hallazgos realizados en la cueva de Aradelas serán presentados públicamente en una charla que se ofrecerá el 9 de noviembre —a las 11.30 horas— en la estación científica de Seoane do Courel. La actividad se encuadra en el Outono Xeolóxico que organiza el geoparque Montañas do Courel y formará parte de una jornada divulgativa sobre las cuevas de la sierra. Para asistir hay que inscribirse previamente a través de las redes sociales del geoparque.

Exploraciones desde 1972

La cueva de Aradelas fue explorada por primera vez en 1972 por los clubes Santa Clara y Montañeiros Celtas. Los miembros de ambas entidades llegaron en 1973 a una profundidad de 120 metros. Más tarde, el club vigués Aradelas descubrió nuevos pozos y pasos subterráneos, alcanzando en 1986 los 128 metros, una marca que batió el récord de profundidad en las cuevas gallegas. En 1987, este club elaboró el primer mapa de la cavidad.

En 1991, los integrantes del club de espeleología Val da Néboa —entonces domiciliado en Monforte— desobstruyeron un estrecho paso que da acceso a la zona más profunda registrada hasta hoy en la cueva, a 142 metros bajo el suelo. Esta marca sigue sin ser batida en el territorio gallego. «Cremos ou polo menos gustaríanos crer que quedan aínda moitos metros de galerías por descubrir», concluye Pumariño.