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La casa encantada de O Xurés donde sigue paseando el alma de un malvado párroco

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA OURENSE / LA VOZ

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Cuenta la leyenda que en A Escusalla un fraile acababa con la vida de jornaleros y los enterraba, pero también fue un refugio para exiliados portugueses

09 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La inmensidad de la Serra do Xurés hace que uno sienta que está prácticamente solo en el mundo cuando camina por sus montañas. La Casa da Escusalla, situada en un punto remoto de la parroquia de Manín, también está aislada, pero cuentan que uno nunca está solo del todo. O eso sostienen las leyendas. El alma de un párroco que habitó la vivienda todavía se deja ver las noches de luna llena. De la gran construcción solo quedan las ruinas que, aunque abrazadas por la vegetación, aún dejan ver los elementos más importantes de la construcción.

A Escusalla se encuentra en el municipio de Lobios, en la parroquia de Manín, junto a las aldeas de Ludeiros y Compostela. El acceso es sencillo y está condicionado. El núcleo principal más cercano es Lobios, a unos siete kilómetros de distancia circulando por la carretera OU-540 en dirección Portugal. Hay un desvío señalizado que indica los pueblos de Ludeiros y Cimadevila. Se puede llegar en coche hasta la propia entrada de la casa, que se esconde entre los árboles que crecieron a su alrededor y también en su interior.

Con ruta incluida

En la casa empieza la ruta del Río Mao, un itinerario circular de unos cinco kilómetros y sin apenas desnivel. Pasa por varios molinos y tiene vistas al embalse de Lindoso.

Según los datos oficiales, consta que la casa fue construida por el abad de San Salvador de Manín, don José Martínez y Parga, en el año 1727. Se trata de una gran vivienda en forma de «u» con dos pisos. Todavía quedan en pie las escaleras que subían a la planta superior, la mayoría de las paredes y, en la estancia central, cuatro grandes pilares de piedra. Además, hay una capilla en la que se puede leer «Sacellum D. Joseph» en el dintel de entrada. El musgo aún no cubrió del todo la piedra del altar y su retablo. Hasta ahí es lo oficial y lo palpable. El resto de la historia pertenece a la memoria popular de los pueblos de O Xurés. Los vecinos relataron de generación en generación que en la época de la Inquisición vivió en A Escusalla un párroco conocido como O Marrequiño.

Este cura contrataba a jornaleros portugueses para realizar trabajos en la vivienda. A la hora de pagar por su servicios, lo que realmente hacía el párroco era acabar con su vida y enterrarlos en el propio patio de la casa. Volvía a llamar a más jornaleros y repetía el proceso. En contraposición con este negro relato, la vivienda también fue un refugio en el inicio del régimen Salazar. Habitantes portugueses huyeron a España, llegando hasta lugares como esta casa de Lobios, y los ourensanos fueron cómplices de su exilio. El último de los moradores fue el tío Roque, que vivió al menos hasta finales de los años 20. Este portugués expandió entre los vecinos la leyenda de que los días de luna llena el fraile se paseaba atravesando las gruesas paredes de piedra. Desde entonces empezó a correrse la voz de diferentes sucesos paranormales, desde vecinos que habían visto un fuerte rayo de luz antes de que llegase la electricidad, a otros que vieron a burros transformarse en monstruos o los que escuchaban misteriosos sonidos. Se hizo tan famosa que incluso suscitó el interés del programa Cuarto Milenio, de Iker Jiménez.

Más allá del misterio, las ruinas son merecedoras de una visita, así como su entorno. Frente a la casa hay un merendero con vistas al embalse de Lindoso.