Una nueva insignia de la Guía Repsol distingue los bares, cafeterías y restaurantes más auténticos
11 nov 2024 . Actualizado a las 22:53 h.Nueve en la provincia de A Coruña, siete en la de Lugo, otros siete en la de Pontevedra y tres en la de Ourense. Los 26 Soletes con Solera gallegos, otorgados este lunes, elevan a 289 los establecimientos hosteleros reconocidos en la comunidad por la Guía Repsol. El nuevo distintivo homenajea la tradición y reivindica tanto «los negocios clásicos que han resistido al paso del tiempo» como «el empuje de los más jóvenes que han decidido apostar por lo auténtico».
En total, la guía turística ha escogido 300 bares y restaurantes repartidos por toda España: casas de comidas con arraigo, barras que podrían contar miles de historias y negocios familiares que han transmitido el oficio de padres a hijos hasta convertirse en auténticas instituciones, pero también apuestas emergentes que «escarban en el origen» y ponen al día recetas que ya son historia de nuestro país. «Queremos celebrar a quienes se han mantenido fieles a los sabores en los que se reconocen varias generaciones —explica María Ritter, directora de la Guía Repsol—. Estos Soletes con Solera comparten una filosofía común que se nutre del entorno y la herencia recibida, tan vigente en pueblos y ciudades pequeñas, y que, en los últimos tiempos, ha contagiado de ese arraigo a las grandes ciudades».
De tradición y raíces sabe como pocas Galicia, tierra fértil. La suya ha sido siempre una cocina popular y primitiva, basada en hacer, como siempre, lo de siempre, de la empanada al pulpo y al caldo gallego, pasando por todo tipo de mariscos, pescados y carnes, guisos, cocidos y asados. Es, de hecho, la cuarta comunidad que más Soletes con Solera acapara, solo superada por Cataluña, con 35; Castilla y León, con 51; y Andalucía, con 52.
Estos son los Soletes con Solera gallegos
En A Coruña han obtenido el sello tres locales: Casa Ponte, clásica vinoteca de barrio ubicada al final de Juan Flórez; la hamburguesería de Os Mallos Jumbo H1, la más antigua de la ciudad; y un recién nacido en la Ciudad Vieja, el Rodolfus, una tienda de alimentación con zona degustación y una imponente cava de vinos.
En Santiago, se han llevado distinción la bocatería Chichalovers, que en apenas cinco meses se ha convertido en plena Porta do Camiño en un todo un referente del pan con chicharrones y del chorizo de elaboración propia, y O Gato Negro, la mítica taberna de A Raíña, con más de cien años de historia.
En Ourense, los seleccionados han sido el Catador, un imprescindible del casco viejo de donde uno no puede irse sin probar su pulpo, sus anguilas fritas y su merluza con ajada, y el histórico Pepinillo, con casi 80 años de experiencia haciendo bocatas. ¿Su especialidad? Los encurtidos.
De Vigo, la Guía Repsol ha destacado el Molino, una confitería de las de toda la vida con hasta cuatro locales repartidos por ciudad —atentos a sus chocolates y a sus tejas—, y de Pontevedra, el restaurante de la parroquia de Campañó, La Viuda, experto en tortillas, cordero y flan casero, y O Regato Pequeno, parada obligatoria en el centro, con recetas de siempre, producto fresco, ambiente familiar y trato cercano.
También en la lista de Soletes con Solera están Os Arcos en Betanzos, amplia casa de comidas —cien comensales— para ponerse las botas con carrilleras al mencía, guiso de sepia, mejillones en salsa o carne asada; O Con de Aldán, con una impresionante terraza con vistas a la ría y, según la guía, unos arroces «de infarto»; la taberna mariñeira O Ribeiro, en Corcubión; y el Muiño da Chancha, en Meaño, un antiguo molino del siglo XVIII reconvertido en restaurante de cocina tradicional.
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De Lugo, ha logrado el sello el Mazo de Santa Comba, un idílico paraje que aúna naturaleza, historia y gastronomía sin florituras, basada en el producto local, a disfrutar a pie del río Chamoso; también, As Triegas, un sencillo restaurante de una casa rural de la aldea de Paderne especializado en conejo con castañas y empanada de acelgas. Cerca, quedan iluminados el Villacol, en Noceda (As Nogais), elegido por los camioneros como uno de los 50 mejores restaurantes de carretera de toda España; la clásica casa de comidas de la montaña lucense, el Cantábrico, en A Fonsagrada; y la confitería La Alianza, en Mondoñedo, elaborando desde 1892 su auténtica tarta.
En Ferrol, ha recibido insignia el Oliva Bar e Levar, el bar que en plena pandemia abrió sus puertas frente a la iglesia del Socorro —cocina de casa que también preparan para llevar—, y en Fisterra, el Arco da Vella, en pleno puerto, frente a la lonja. Y completan la lista el asador Besadío, de Pazos de Borbén, especializado en chuletón y carnes autóctonas —se puede elegir la pieza y prepararla a la piedra—; el «microtostadero» de Ribadeo, Delicias Roasters; el paraíso de los platos de cuchara A Taberna de Montse, en Riotorto; el bar Campos de Vilagarcía —típica tasca de barrio en la que sellar La Primitiva y tomar un pincho de cortesía—; y la emblemática pizzería Italiana de Verín, con elaboraciones caseras de recetas sicilianas.