El monte de San Nomedio es un archivo de mitos y memorias de la comarca de O Condado. Hogar de saber ancestral, pasa por ser la ubicación de la mítica batalla del Medulio contra las tropas romanas
24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El monte de San Nomedio reina sobre O Condado. Desde su cima, a 694 metros de altitud, se ve toda la comarca, parte de O Baixo Miño y A Louriña. Es un mirador natural sobre el territorio y cuna de historias y leyendas. Habitado desde el Neolítico, tiene en sus piedras dibujos grabados que relatan rituales y magia del pasado. En lo más alto de San Nomedio hay una pequeña ermita de piedra, y no es casualidad, hay otras seis en la cima de los montes de San Felipe e San Fins en Arbo, San Telmo en Tui, San Marcos y Santo Tomé en Melgaço.
«Conta a historia que un día percorrían estas terras San Felipe, San Pedro, San Fins, San Marcos, San Mamede e San Telmo. Un día, este último decide bañarse no río Miño e é levado pola corrente. Os outros buscan, non o atopan e deciden subir aos sete puntos máis altos á beira do Miño para búscalo. Ao chegar a altura de Tui, o corpo de San Telmo está a brillar e os primeiros en divisalo son San Fins e San Mamede, que estaba no cumio de San Nomedio. Avisan aos demais, recollen ao santo, que xa estaba afogado, e danlle sepultura no municipio do que hoxe é patrón», explica el historiador David Gesteira, creador del podcast Descifrando a historia, que recuerda que cada cima de la historia tiene su propia ermita.
Esta leyenda, que probablemente «sexa a cristianización dunha anterior relacionada coas constelacións e os antigos deuses», está muy viva en As Neves. David se mudó hace dos años al municipio por amor y por trabajo. Es el bibliotecario y el impulsor del club de lectura. En poco tiempo, «aprendín a lenda principal dun monte que agocha outras tantas historias», explica. Hay alguna que hasta lo identifica como el mítico monte Medulio, el hogar de un poblado galaico que prefirió morir antes que servir al Imperio Romano. El historiador Luceo Anneo Floro escribía que «los mercenarios romanos sitiaron el monte, pero sufrieron miles de bajas. Una vez alcanzada la cima, solamente se encontraron cadáveres, porque los sitiados se tiraban a las hogueras y se clavaban las espadas hasta morir, mientras las mujeres y niños tomaban un veneno extraído de los tejos». Floro situaba el monte al lado de un gran río que podía ser el Miño, «pero ten pinta que esta lenda é bastante recente. O máis seguro é que sexa unha hipótese dunha persoa das Neves que quería ter un lugar tan mítico aquí», explica David.
En la ladera del monte de San Nomedio también está el antiguo castro del Coto de Altamira, uno de lugares donde aparecieron más materiales de bronce de la Edad Antigua en Galicia. «Probablemente, aquí houbera unha fundición froito da colaboración dos castrexos e os romanos», indica Gesteira. De hecho, en el lugar se encontró una figura del dios Mercurio, el protector de los comerciantes y los viajeros, que «seguramente formaba parte dun ara (altar)». Los restos del castro provocaron que, como ocurre en otro muchos lugares, la población local lo asociara con un escondite de mouros y mouras. «Dicían que aquí había un tesouro e que estaba conectada a través de túneis coa capela de San Bartolomé, que está cerca de aquí», explica Gesteira.
Además, cerca del castro también están «a Laxe dos Penes e un lugar rupestre que se cre que formaba parte dun antigo ritual de fecundación», añade el historiador.