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Lavado de cara para el conjunto de hórreos más grande de Galicia tras casi 30 años sin intervenciones

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA A MERCA / LA VOZ

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Los 34 canastros se rehabilitaron en el concello ourensano de A Merca

01 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los hórreos son otro de los bienes patrimoniales víctimas del abandono del rural. Aunque en los pueblos de Galicia estas tradicionales construcciones se vayan deteriorando, al menos quedará una gran muestra en A Merca. Este concello ourensano cuenta con el conjunto de canastros más grande de la comunidad, con un total de 34. Están a punto de lucir su mejor versión después de una rehabilitación que no se realizaba desde hace casi 30 años. «Os veciños trasladáronos aquí con todo o seu cariño e hai que conservalos en bo estado», defiende la teniente de alcalde, Josefina Carrera. 

El conjunto de hórreos se encuentra en Santa María de A Merca, en el lugar de Camiño da Feira. No es su situación original. Cada una de las construcciones estaba en las respectivas casas de los vecinos que hasta mediados del siglo pasado los empleaban para conservar los cereales. Cuando su desuso fue en aumento, por la decadencia de la feria mensual, y por tanto también su deterioro, el Concello decidió juntarlos en los años 70. Llegó a un acuerdo con los vecinos, que cedieron sus canastros para trasladarlos al sitio en el que se encuentran ahora los 34. Había uno más, pero se cayó y tan solo quedan los pies. 

El terreno donde se ubican presenta una importante pendiente a la que se adaptaron y al mismo tiempo, desde el alto, permite una panorámica espectacular. El singular conjunto animó al gobierno municipal a realizar los trámites para convertirlo en un Bien de Interés Cultural hace unos 30 años, consiguiendo finalmente la catalogación. Pero en estas últimas tres décadas no se volvió a intervenir en los canastros. Tan solo se realizaran labores puntuales de limpieza de maleza.

El desgaste del paso del tiempo había tirado y movido tejas, arrancado piezas de madera y ensuciado cada canastro del conjunto. «Urxía moitísimo unha rehabilitación», defiende la teniente de alcalde. En octubre empezó la ansiada recuperación y estiman que los trabajos duren hasta principios del mes de diciembre. A través de un convenio con la Xunta de Galicia, el Concello destinó casi 200.000 euros. 

Las pautas de Patrimonio fueron que se intervenga lo menos posible y se conserve el aspecto original, como explica el arquitecto municipal. Así que como primera opción intentarán recuperar los distintos elementos, como las bisagras de las puertas, y, si no es posible, los sustituirán. Mucho ya es «practicamente irrecuperable». «Todo o que se poña novo ten que ser co mesmo criterio dos materiais orixinais», apunta. 

La estructura de los hórreos es de madera de castaño. En muchos faltan tablas de madera o hay paredes enteras que se han caído. Se colocaron nuevas con el mismo tipo de madera a las que el paso del tiempo y la lluvia las pondrá del mismo color que las antiguas. Además, se les aplicó un tratamiento de pintura sueca de «moita calidade» tal y como recomienda Patrimonio.

La cubierta de estas construcciones es de teja y muchas se habían desplazado, así que se están volviendo a colocar en su sitio. Después, se limpiaran. Algunos de los canastros todavía conservaban en buen estado las puertas, así que la que todavía puedan abrirse no se van a tocar y se repusieron las que no tienen. La base es de piedra y, como el resto de la construcción, se le aplicó un lavado y cepillado a poca presión. 

La rehabilitación es sencilla porque fueron canastros «moi modestos» en su construcción y así deben mantenerse para conocer el pasado de la zona. El arquitecto municipal asegura que se están revisando día a día los avances para que el acondicionamiento se haga con el cuidado que merece. Esperan que sea la primera de más intervenciones que tengan a punto el conjunto. Primero por su gran importancia patrimonial y después porque recibe numerosas visitas de turistas durante todo el año. «O conxunto sempre impacta porque son moitos», defiende. Los cabaceiros siguen siendo propiedad de los vecinos aunque el responsable de su cuidado, como elemento BIC, son las administraciones.