Galicia es un paraíso la mires desde donde la mires. Incluso si lo haces desde la ventanilla de un coche. Ahora que el mal tiempo dificulta hacer algunas rutas a pie, te proponemos transitar a cubierto por algunas de las carreteras que recorren impresionantes paisajes de nuestra geografía
06 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.
CABO ORTEGAL - SAN ANDRÉS DE TEIXIDO
No apta para personas con vértigo o propensas al mareo, este recorrido, de apenas 20 kilómetros por la DP-2205, discurre por uno de los tramos más agrestes del litoral cantábrico. Partiendo desde ese espectacular balcón al mar que es el cabo Ortegal y dejando atrás Cariño, la carretera remonta la Serra da Capelada, con espectaculares miradores sobre la ría de Ortigueira. En su punto más alto, a 613 metros, se ubica la garita de Vixía Herbeira, colgada sobre impresionantes acantilados. A partir de ahí la ruta serpentea hasta dar con la ermita de San Andrés de Teixido.
MUROS - FARO DE FISTERRA
Desde el monte Louro (en Muros), el faro de Fisterra se ve casi a tiro de piedra. Llegar hasta él en coche ya es otra cosa. Son 60 los kilómetros que las zigzagueantes AC-550 y AC-445 recorren por la quebrada geografía de este tramo de la Costa da Morte. Eso sí, a través de paisajes y pueblos que son pura postal. Imprescindible hacer escalas en la playa de Carnota, en el coqueto casco urbano de Corcubión y, por supuesto, ascender hasta el impresionante mirador de la cascada del Ézaro.
CAMARIÑAS - CAMELLE
El imponente faro de cabo Vilán es el guardián y referencia de esta ruta, buena parte de la cual discurre por una pista de tierra perfectamente transitable en coche, que nos obliga a ir a poca velocidad y nos permite disfrutar aún más de la belleza del paisaje. Una carretera local nos lleva desde Camariñas hasta el faro. Impresiona la llegada, con los acantilados a ambos lados. A partir de ahí, la pista discurre en dirección noroeste, pegada al litoral, por entre arenales, rocas y esqueletos de naufragios, hasta llegar al Cementerio de los Ingleses. Más adelante, se retorna al asfalto hasta alcanzar la villa marinera de Camelle.
RIBEIRA SACRA
Tanto en su vertiente lucense como en la ourensana, la Ribeira Sacra es atravesada por estrechas carreteras que serpentean por entre bancales teñidos de ocre, bosques de castaños y abruptas laderas a las que se abren vertiginosos miradores. Uno de los trayectos más espectaculares es el que desciende desde el monasterio de San Pedro de Rocas (Esgos) para llegar a los de Santo Estevo y Santa Cristina y remontar el río hasta Parada de Sil. En la vertiente lucense, endiabladas pero preciosas carreteras enlazan el mirador del Duque (Doade) con el de Pena do Castelo y el de Santiorxo hasta llegar al de Os Chancís.
BAIONA - A GUARDA
Como si de un formidable paseo marítimo se tratase, la sinuosa PO-552 recorre los 32 kilómetros que separan Baiona de A Guarda siempre pegada al litoral. Con el bravo océano a un lado y la vertical sierra que lo separa del Val Miñor al otro. Por el recorrido, que en buena parte coincide con el Camino Portugués, nos topamos con el monasterio de Santa María de Oia y el icónico faro de Cabo Silleiro, ahora también en establecimiento hostelero.
RIBADEO - O BARQUEIRO
Despreciamos la A-8 y discurrimos paralelos a la costa de A Mariña lucense por la N-634, que nos permite acercarnos hasta el coqueto puerto de Rinlo y a la playa de As Catedrais antes de alcanzar la ría de Foz. Desde ahí, la N-642, siempre en dirección oeste y pegadita al Cantábrico, nos sitúa en Burela. Sargadelos y San Cibrao son las siguientes escalas antes de llegar a Viveiro. A la salida del concello, un desvío en la LU-862 nos puede acercar hasta O Fuciño do Porco para, de retorno a ella, alcanzar O Vicedo y O Barqueiro, arquetipo de villa marinera.
LOBIOS - GERES
Poco más de 25 kilómetros separan las villas termales de Lobios, en Ourense y de Gerês, en Portugal. Pero la bucólica carretera que las une discurre por dos paisajes absolutamente diferentes. La vertiente norte remonta desde Lobios entre suaves colinas y laderas de monte bajo hasta llegar a la frontera, en Portela do Homem. El cambio de rasante y de vertiente nos abre a otro mundo. Descendemos por un itinerario zigzagueante entre grandes bosques cuya frondosidad apenas nos permite ver el cielo. A ambos lados, los ríos caen de la sierra en vertiginosas cascadas y tentadoras pozas.
GOLFO ÁRTABRO
La laberíntica e intrincada geografía del golfo Ártabro se torna un gran atractivo cuando alguien se dispone a recorrerla sin prisa, evitando en todo momento la AP-9, dejándose llevar por los caminos que lo conducen al mar y deteniéndose en sus pueblos y en sus mil y un miradores. Solo 3,5 millas náuticas (unos 6,5 kilómetros) separan el cabo Prioriño de la playa de Chanteiro. El recorrido en coche, siguiendo la línea del litoral puede suponer más de 100 kilómetros y varias horas.