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La playa virgen de Vigo tiene dunas

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Las dunas de la playa de O Vao
Las dunas de la playa de O Vao M.MORALEJO

La «herba de namorar» crece en las dunas de la playa de Rodas, en las islas Cíes. Al otro lado de la ría, destacan otras lomas arenosas de Vigo, las del pinar de Samil y las de O Vao, junto a la villa romana de Toralla

31 dic 2024 . Actualizado a las 01:20 h.

Rodas es quizás la mejor playa del mundo, Samil, la más turística, y O Vao, la playa secreta de Vigo. Muchos forasteros ignoran que el arenal preferido de muchos vigueses «de toda la vida» no es Samil ni las Cíes, sino un sistema dunar situado frente a la isla de Toralla, a casi ocho kilómetros y medio del centro urbano. Las aguas frescas y cristalinas de O Vao, su arena fina y sus ondulantes lomas lo convierten en un paraíso natural a escasos metros de las ruinas de la villa romana de Toralla. Es la versión en miniatura de la playa gaditana de Bolonia, famosa por sus dunas y las ruinas de la ciudad de Baelo Claudia.

Estos montículos arenosos de Vigo son un ejemplo de cómo es posible compatibilizar el progreso y la conservación de la naturaleza. El crecimiento del puerto de Vigo sacrificó los extensos méganos de la playa de Torrecedeira, en el centro de la ciudad, pero quedan ejemplos de este paisaje arenoso en las islas Cíes, donde aún crece la herba de namorar, y los arenales de O Vao y Samil, en recuperación.

El desarrollismo de los años 60 y 70 enterró bajo toneladas de cemento y losetas las dunas viguesas para atraer a miles de turistas ávidos de sol y playa. En el caso de O Vao, las autoridades de la época instalaron pistas deportivas encima del sistema dunar. Las de Samil fueron cubiertas con un kilométrico paseo marítimo salpicado de cafeterías, piscinas, duchas, un gran aparcamiento, pinares y pistas de patinaje y monopatín. Las de Torrecedeira fueron sustituidas hace más de 70 años por muelles portuarios y naves frigoríficas de la pesca. Estas últimas, bajo el asfalto, son irrecuperables.

En el siglo XXI, esta herida en la costa de Vigo empieza a cicatrizar. El Concello está recuperando progresivamente las dunas de Samil, demoliendo las cafeterías cuando agotan la concesión. Hace más de dos décadas, la piqueta derribó las pistas deportivas de O Vao y se dejó que el viento volviese a labrar montículos en la playa, que fueron protegidos por una cerca perimetral. Los bañistas y paseantes solo acceden a la playa, que cuenta con una zona nudista, por una senda que atraviesa este mégano. Tras años sin ser pisado por ningún ser humano, el paisaje dunar ha cobrado forma y la hierba seca cubre las lomas como antaño. Es algo que aprecian muchos vigueses que huyen de la ciudad y del cemento para refugiarse en este apartado rincón con vistas a las Cíes y Toralla. Veinte minutos tumbado al sol mirando al mar bastan para desconectar del mundanal ruido y recargar las pilas.

La playa secreta de Vigo tiene otro atractivo. A escasos metros se encuentra la villa romana de Toralla, en la finca Mirambel, excavada hace unos años. Se trata de una mansión con calefacción termal y salinas que fue construida en el siglo IV y V, poco antes de la caída del Imperio Romano. El visitante puede observarla desde fuera, a través de la verja. Existe la sospecha de que la costa viguesa estaba jalonada de villas romanas como esta, una especie de ranchos al estilo Falcon Crest, donde vivían hacendistas, junto a sus esclavos. Y el puente de la isla de Toralla conduce a una cala pública.

¿Cómo llegar?

La playa de O Vao está situada a 8,4 kilómetros de Vigo. Las líneas 11, 10 y C4 tienen paradas en el arenal.

¿Qué ver?

Las dunas, las Cíes, la isla de Toralla y la villa romana.