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La batalla por hacer la mejor bica de Galicia se cuece en estos cuatro obradores

Hilda Vázquez OURENSE / LA VOZ

VEN A GALICIA

Zaida y Sayoa Caneda, con una bica de Trives.
Zaida y Sayoa Caneda, con una bica de Trives. MIGUEL VILLAR

Perfecta para el desayuno, el punto dulce más jugoso con el café en el postre, la acompañante ideal de una merienda con chocolate caliente... Bica a cualquier hora, pero ¿cuál?

14 feb 2025 . Actualizado a las 15:56 h.

La receta heredada de las bisabuelas es la que siguen en Panadería Caneda de A Pobra de Trives. Las bisnietas mantienen intacto el elenco de ingredientes (manteca cocida de vaca, azúcar, huevos y harina de trigo) y los pasos a dar para hacer la auténtica bica de Trives. «Es una bica pura, el producto original», esgrime Sayoa Caneda, que garantiza la continuidad del negocio junto a su hermana Zaida. Es la de la caja azul, esa en la que presumen de seguir una tradición que se remonta más de 125 años atrás. «El secreto es conservar la receta y el producto y tener claro lo que quieres vender», añade. En su caso, apuestan por mimar la mezcla para sacar adelante una producción limitada que ronda las cien unidades al día. Y ponen en valor el ingrediente estrella, la manteca de vaca. «Es lo que las diferencia», dice Sayoa. Es la seña de identidad de la auténtica bica de Trives, un producto que protagoniza su propia fiesta gastronómica desde hace más de medio siglo. Desde el 2022 cuenta con la declaración de Festa de Interese Turístico de Galicia. La cita es el último sábado del mes de julio.

En Panadería Caneda venden la bica en tres tamaños. La original es la grande, que pesa dos kilos y tiene un precio de 22 euros. La mediana pesa un kilo y cuesta once euros y la pequeña, de 600 gramos, está en 6,8 euros. «La bica como tal es la grandona, pero después se fue adaptando porque las familias son más pequeñas y querían una ración más corta. Nosotros las llamamos media y cuarto porque tenemos la medida de la original», razona Sayoa.

El despacho de la calle Marqués de Trives es uno de sus principales puntos de venta, pero la caja azul puede conseguirse también en varias tiendas de alimentación y productos gourmet en Ourense, A Coruña, Vigo, Allariz, O Barco y A Rúa de Valdeorras. También en Madrid. Además, hacen envíos a toda la península, siendo la campaña navideña la que supone las ventas más fuertes a todo el territorio español. Las cestas navideñas que preparan, en las que la bica comparte protagonismo con las galletas de jengibre o los polvorones (todo hecho en la propia panadería) son su principal reclamo.

José Luis Polo, de O Forno de Castro Caldelas.
José Luis Polo, de O Forno de Castro Caldelas. MIGUEL VILLAR

CON FRUTOS SECOS

José Luis Polo también sigue la receta tradicional en las bicas que elabora en O Forno, en Castro Caldelas, pero con variaciones. Dice que cuando se hizo con el negocio, en 1997, adaptó el producto a su gusto. Así, la de su obrador centenario está hecha con «mantequilla clarificada, cocida, que no lleva suero; azúcar, huevos, masa de pan y harina de trigo». En su caso, renunció a la canela o al limón que usan otros productores porque no le convence el sabor que le imprimen al producto. Insiste, en todo caso, es que es una cuestión de gustos.

Sobre por qué las bicas de la caja amarilla son las favoritas de muchos, contesta: «El secreto está en que usamos productos de primera calidad». Polo ha innovado y O Forno es conocido por sus bicas de frutos secos, que llevan almendras, uvas pasas y nueces; y tienen otra más elaborada con harina de castaña. 

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Las hacen en dos tamaños: de unos 600 gramos, que venden por 7,5 euros (la de frutos secos se va a 9) y de 1,2 kilos por 14 euros (15,5 en el caso de la de frutos secos). La de harina de castaña, de 700 gramos, cuesta 10 euros. También tienen una versión mantecada de almendra, en formato redondo.

O Forno ya hace años que dejó de elaborar pan. El negocio está centrado en las bicas, con una producción que varía mucho según la temporada. De Navidad a Semana Santa las ventas bajan, así que producen unas cien al día. En verano llegan a las trescientas cada jornada. Las venden en el despacho que tienen en O Toural de Castro Caldelas, con vistas al castillo medieval, y también en varias tiendas de Ourense. A través de internet hacen envíos a toda España, salvo a las islas porque los portes disparan el precio (por lo que han hecho algún envío por capricho del comprador, pero es algo anecdótico. Madrid, Barcelona y Bilbao son los principales destinos de las cajas amarillas. «Gente de aquí que emigró y también gente que vino como turista (Castro Caldelas está en pleno corazón de la Ribeira Sacra), la probó y quiere seguir disfrutándola», señala Polo, que destaca que el boca a boca sigue siendo un gran aliado para que lleguen nuevos clientes.

Lidia Diéguez, de A Casa das Bicas, con una bica blanca de Laza.
Lidia Diéguez, de A Casa das Bicas, con una bica blanca de Laza. Santi M. Amil

CON NATA

En Laza tienen un producto singular. Y su diferencia empieza ya en el color, porque es blanca. «É un biscoito totalmente diferente porque é o único branco que hai. O habitual é que sexa amarelo polos ovos», señala Lidia Diéguez Machado, que heredó de sus padres A Casa das Bicas. Cuenta que su abuela siempre tuvo muy buena mano para la elaboración de un dulce que antaño se hacía en todas las casas y se cocía en un horno comunal. «Só se elaboraba no entroido. Era un produto que se facía para ofrecer aos peliqueiros —la figura tradicional de Laza— e servíase acompañado de xastré —un licor hecho con hierbas silvestres—», relata Lidia. No había casa que no tuviese bica blanca en entroido, porque era un imprescindible, al estilo del turrón en Navidad, explica la artesana. De hecho, esa tradición se sigue manteniendo e incluso forma parte del programa del entroido en la localidad, declarado Festa de Interese Turístico de Galicia. El domingo de estrea (este año, el 2 de marzo), el primer día en el que salen los peliqueiros, se reparte bica blanca.

Los padres de Lidia montaron en 1977 la panadería Hermógenes (el nombre del progenitor) en Soutelo Verde. Viendo el tirón de la bica, Eugenia (la madre), que había heredado las mañas de la suya a la hora de la elaboración y la cocción, decidió incluirla en la oferta de productos artesanos. La apuesta funcionó y de hecho ahora es un producto que venden todo el año. «O segredo está na suavidade, é un biscoito que non queda pegado nin seco, e nese sabor contundente a nata», destaca Lidia, que reconoce que puede resultar fuerte para algunos paladares y no a todo el mundo le gusta. Es para amantes del sabor a leche, a queso fuerte, a nata... Ellos encuentran en la bica blanca todo un manjar. La receta incluye también huevos (para ser más exactos, solo las claras), harina y azúcar.

En A Casa das Bicas las elaboran en tres tamaños, que distribuyen en cajas color crema decoradas con la figura de peliqueiros. La pequeña, de 800 gramos, cuesta 8,5 euros; la mediana, de 1,3 kilos, 13; y la grande, de dos kilos, 18 euros. Las venden fundamentalmente en la provincia. El 90 % de las entre 1.500 y 2.000 que elaboran al mes se distribuyen en el obrador en Laza y también a través de tiendas en la ciudad de Ourense, Xinzo de Limia, Verín, Allariz o Maceda.

Óscar Freire elaborando bicas con harina de castaña de Amarelante.
Óscar Freire elaborando bicas con harina de castaña de Amarelante. LOLITA VÁZQUEZ

CON HARINA DE CASTAÑA

En Manzaneda, la cooperativa de castaña Amarelante decidió hace unos años dar un paso más y apostar por el valor añadido sacando al mercado un producto elaborado y con el que además contestaban a la pregunta de ¿qué se puede hacer con harina de castaña? La respuesta es que permite las mismas elaboraciones que cualquier otra harina, pero vieron que en las ferias a la gente le gustaba probar el producto final y un bocado dulce casi siempre encuentra hueco. En colaboración con la panadería Raigada crearon la bica de castaña, en la que desecharon la idea inicial de incluir manteca de vaca porque enmascaraba el sabor de la harina y acabaron apostando por la nata. El resto de ingredientes son un pequeño porcentaje de harina de trigo, clara de huevo y azúcar.

La producción no deja de medrar porque cada vez es mayor la demanda, así que los cooperativistas decidieron ampliar negocio y compraron su propio horno. En la nave que tienen en Manzaneda, y en la que también secan la castaña y elaboran la harina, crearon un obrador para la repostería.

La bica de castaña, de 850 gramos, cuesta 12 euros. «Comparada con outras é máis cara, pero tamén a fariña de castaña o é con respecto a outras fariñas», señala Óscar Freire, uno de los cooperativistas, que comparte trabajo en el obrador con Marcos y Davide. Normalmente elaboran y cuecen un día a la semana, los miércoles o los jueves. También tienen un formato individual, por encargo, que surgió como regalo para los invitados de una boda y gustó tanto que quedó como opción entre las posibilidades que ofrece Amarelante a sus clientes.

Venden su producción a través de la web, en ferias a las que acuden los propios cooperativistas a dar a conocer su producto y también en tiendas de Santiago, Ourense, Allariz, Ferrol, A Coruña o Lugo. «Sobre todo vendemos a curta distancia. En Manzaneda e Castro Caldelas vaise movendo ben», relata Freire. A través de la web realizan envíos a toda España. La época después de Navidad suele ser temporada baja, «porque a xente está saturada de doce», pero las ventas comienzan a animarse de nuevo según se acerca el entroido, que en el caso de Manzaneda cuesta con la declaración de Festa de Interese Turístico Galego, lo que atrae cada año a mayor número de visitantes.

Estas son algunas de las bicas más conocidas de la provincia de Ourense, donde cada vez son más las propuestas relacionadas con este dulce. De hecho, el abanico ha seguido creciendo y hay obradores que elaboran bica en Chandrexa de Queixa, Montederramo, Allariz o Maceda, entre otros puntos.