Patrocinado por

Norman Reedus: «Mi lugar favorito es Galicia, me gusta ese ambiente neblinoso y melancólico»

iker cortés MADRID / COLPISA

VEN A GALICIA · Exclusivo suscriptores

Norman Reedus, en la presentación de «The Walking Dead: Daryl Dixon» en Madrid
Norman Reedus, en la presentación de «The Walking Dead: Daryl Dixon» en Madrid Jose Velasco | EUROPA PRESS

El actor protagoniza la tercera temporada de la derivada de «The Walking Dead», que grabó en lugares como la playa de Boca do Río, en Carnota, y Caneliñas, en Cee

18 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Son ya quince años los que Norman Reedus (Hollywood, 56 años) lleva en la piel de Daryl Dixon, el personaje que, sin prisa pero sin pausa, fue conquistando al público de The Walking Dead hasta robar el show a Rick Grimes, el principal protagonista de la serie original. Tanto es así que, que este experto rastreador y cazador, con evidentes malos humos y varias cicatrices dibujadas en la cara, lleva tres años al frente de su propio serie derivada, The Walking Dead: Daryl Dixon. La tercera temporada, grabada en Galicia -en lugares como la playa de Boca do Río, en Carnota, y Caneliñas, en Cee-, acaba de echar a andar en AMC+ y sigue a Daryl Dixon y Carol Peletier (Melissa McBride) por Europa mientras intentan regresar a su hogar y reencontrarse con sus seres queridos. El viaje los conduce por tierras españolas de condiciones adversas y en constante cambio, siendo testigos de los diversos efectos del apocalipsis de los caminantes.

—Son ya quince años al frente de Daryl. ¿Qué ha aprendido de él?

—He aprendido mucho. Es resiliente, siempre dice la verdad, no tiene pretensiones, no intenta impresionarte, no le importan las cosas triviales y es un tipo honesto y real, ¿sabes a lo que me refiero? Me ha enseñado mucho.

—Supongo que un personaje así da muchas alegrías, pero también debe cansar mucho. Confiese, ¿ha pensado en algún momento en dejarlo?

—No, estoy bastante comprometido con el personaje. He invertido mucho trabajo en él y solo quiero que tenga un buen final. Quiero que encuentre las cosas que quiere encontrar, quiero entenderlo, quiero que se desarrolle completamente. Lo he analizado tantas veces en mi mente que siento que hay cosas sobre él que quiero sacar a la luz por él y por la gente que lo sigue. He pensado en alejarme de todo este negocio algunas veces, pero no de Daryl.

—¿Ni siquiera por el fastidio del maquillaje?

—[Risas] Llevo quince años con cicatrices por toda la cara. Me despierto, tomo café, me siento en una silla con luces como estas que me alumbran la cara [se refiere a los focos con los que se está grabando la entrevista en vídeo]. Es como si alguien me apuñalara la cara con una brocha, con vapores que hacen que los ojos lagrimeen. Tardan una hora y media poner todas esas cicatrices en mi cara. Siempre termino sucio, con polvo y vapores. Tengo que entrar en un estado zen para aguantar eso cada mañana, pero el equipo de maquillaje es genial e increíble.

—Lo bueno de llevar tantos años dando vida a este cazador es que si viene un apocalipsis zombi ya podrá defenderse. ¿Qué es lo primero que haría? ¿Se parece a su personaje?

—[Risas] Soy un poco como Daryl en muchos aspectos, obviamente. No sé si sería capaz de manejar la situación en el caso de un apocalipsis zombi o de cualquier tipo, pero creo que lo primero que intentaría es hacer muchos amigos, tantos como pudiera y lo más rápido posible. La fuerza está en los números.

—Ha compartido secuencias con actores como Óscar Jaenada y Eduardo Noriega.

—Son geniales. Óscar es muy apasionado y me encanta. Eduardo me gusta mucho, es muy honesto y sincero y se porta muy bien con Melissa. De verdad, creo que es genial. Para ser honesto, creo que la persona más difícil en el set suelo ser yo. Siempre siento que tengo el peso del mundo sobre mis hombros porque quiero que todo salga bien y quiero que se cuente la historia de todos. He aprendido mucho sobre la producción de un programa de televisión. Hay mucha presión, pero es una buena presión.

—La nueva temporada transcurre por España. Han rodado en Castilla y León, Madrid, Aragón, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y Castilla-La Mancha. ¿Con cuál se queda?

—Creo que mi lugar favorito es Galicia. Me gusta ese ambiente neblinoso, nublado y melancólico. No soy mucho de playa, no me gusta cómo quema el sol ni la arena, pero me gusta la playa de noche o si hay tormenta. Galicia tiene todo eso que me gusta.

—¿Ambientar la serie en diferentes partes del mundo ayuda a que llegue a más audiencia el universo «The Walking Dead»?

—Sí, seguro. Tener todas estas culturas y escenarios diferentes es como el pegamento que une todo en términos de humanidad, de las historias que contamos y de lo que la gente haría en estas circunstancias, las razones por las que luchan o defienden sus ideales, el amor o lo que sea.

—Algo que nunca cambia es la fascinación del público con los zombis. ¿Por qué cree que nunca pasan de moda?

—No creo que sea por los zombis en sí, sino por la mortalidad que representan. Todos vamos a morir algún día, todos vamos a enfermar o a enfrentarnos al duelo de perder a alguien amado. La inevitable fatalidad que todos enfrentamos, ya sea con nosotros mismos o con otros, es un poco el tema principal. Es la salud, es la enfermedad y todas las cosas que las rodean: vivir una vida feliz, una vida productiva, ser honesto y sincero. En definitiva, el legado que dejamos cuando todo termina.

—¿A qué otros países le gustaría llevar la producción?

—Japón, África, Egipto... Todos estarían genial.

—¿Cabe la posibilidad de que veamos personajes de la serie original en este «spin off»?

—No. Cero posibilidades.