Banana verde, el chiringuito que abre todo el año: «Por suerte, Sanxenxo es algo más que Silgar»
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Nació con alma de verano, pero no piensa marcharse con él. Frente a la ría de Arousa, este espacio, que llevan Leticia y Douglas, demuestra que también se disfruta cuando baja la marea del turismo
04 nov 2025 . Actualizado a las 13:37 h.Están en Vilalonga, en un rincón tranquilo de Sanxenxo, lejos del bullicio de Silgar y con una vista imponente hacia la ría de Arousa y la isla de A Toxa. Banana Verde es un espacio que da un nuevo aire al concepto de chiringuito tradicional. Su historia comienza con una idea que, según sus creadores, «siempre estuvo ahí de alguna manera».
Douglas y Leticia son los dos responsables de este proyecto con el que dan continuidad al Pé na Praia, su primer chiringuito en A Lanzada, a pie de playa. «Siempre tuvimos la intención de tener un lugar propio en el que poder desarrollar Pé na Praia sin las limitaciones propias de un chiringuito de playa», explican. Así nació Banana Verde, una propuesta que busca combinar sencillez, autenticidad y cercanía y que desde su apertura se ha convertido en un referente de las tardes, y también de las mañanas en la zona.
Cuando se les pregunta qué diferencia a Banana Verde de otros locales de verano, lo tienen claro: «Quizás recalcar las diferencias con respecto a otros no sea lo importante, sino lo que hacemos. Desde el principio hemos hecho zumos y coctelería con fruta fresca, y una carta sencilla, variada y asequible. Y desde luego, si hay algo que destacar es nuestra ubicación. Tenemos una preciosa vista de la ría de Arousa, justo de frente», valora Douglas. «En esencia somos un chiringuito, pero sin duda, somos algo más», añade.
La coctelería, el ambiente del local, la música en vinilo durante las sesiones vermú, donde no falta la bossa nova, además de su panorámica con A Toxa de fondo, completan la propuesta. Banana Verde se reivindica como una alternativa tranquila dentro de la oferta hostelera del municipio.
«Por suerte, Sanxenxo es algo más que Silgar. Estamos a cinco minutos de la playa de A Lanzada, tenemos un buen acceso, una amplia zona de aparcamiento y, lo mejor, estamos lejos de los atascos y las aglomeraciones», comenta Douglas.
Esa calma, unida al entorno natural, fue determinante para elegir la ubicación: «Sin duda, lo primero fue la finca. En cuanto la vimos, nos enamoramos. Después vino el resto de la historia». El público ha abrazado su propuesta. «Estamos teniendo una buena acogida. En general, los clientes están contentos con el resultado y vuelven siempre que pueden», cuentan. «Vienen familias, parejas, grupos de amigos, jóvenes y mayores», destacan.
Además, el equipo mantiene viva su conexión con Pé na Praia: «Es nuestro punto de partida y, mientras podamos compatibilizarlo, vamos a seguir con ambos proyectos». La idea es estar abiertos todo el año y cerrar solo en enero y febrero por descanso. Este rincón frente a la ría propone otra manera de disfrutar Sanxenxo: sin prisa, con buena música, sabor fresco y una vista que lo dice todo.