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Las casas rurales de Ferrolterra inician la temporada con previsión de lleno en Semana Santa

ana f. cuba ORTIGUEIRA

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Exterior de la Casa de Graña da Acea, en San Fiz, en el municipio de Monfero
Exterior de la Casa de Graña da Acea, en San Fiz, en el municipio de Monfero

El incremento de los gastos, derivado del alza de la luz, el gasoil de la calefacción o los alimentos, inquieta al sector, que superó con buena nota la pandemia

11 abr 2022 . Actualizado a las 18:21 h.

Resistieron la pandemia, con cierres temporales pero altos niveles de ocupación en los veranos de los dos últimos años, y ahora afrontan con inquietud un contexto socioeconómico incierto. Los establecimientos de turismo rural de Ortegal, Eume y Ferrolterra inician la temporada con previsión de lleno durante el puente de la Semana Santa y con una premisa clara y compartida: «Este año va a ser un poco especial, habrá que ir viendo día a día, esa es mi filosofía cada vez más, de vida y de negocio», resume Marisa Cabanas, del hotel A Miranda, en Feás (Cariño), operativo de nuevo desde el 1 de abril.

La subida generalizada de los precios preocupa al sector. Sus gastos se han incrementado, por el alza de la luz, del gasoil de la calefacción y de muchos alimentos (la mayoría de los locales ofrecen, al menos, desayunos). «Intenté mantener el mismo precio, pero en verano subí diez euros por habitación y ahora, en alguna, voy a subir otros diez. Es menos de lo que han aumentado los precios, pero tampoco puedes ir más allá porque la gente no puede pagarlo», apunta Alexander Cakovan, propietario de El Castaño Dormilón, en O Baleo (Ortigueira).

Interior de una de las habitaciones de El Castaño Dormilón, en O Baleo, en Ortigueira
Interior de una de las habitaciones de El Castaño Dormilón, en O Baleo, en Ortigueira

A partir de Semana Santa, mientras siga siendo necesario encender la calefacción, este alojamiento cerrará de lunes a miércoles, para reducir el consumo. «Dependerá de la meteorología, así evito tener que calentar la casa tres días a la semana», explica el responsable de El Castaño Dormilón, que reabrió el viernes. María Lijó retomó la actividad de A Pasada, en San Román (Cedeira), a principios de abril, después de tres meses. «Abrir en invierno hubiera sido inviable, y aun ahora, creo que todos vamos a tener que cambiar de hábitos», opina esta hotelera. Constata la dificultad de mantener las tarifas ya pactadas con los clientes, por el aumento de los costes, «desde la leche del desayuno a la luz o el gasoil de la calefacción».

La Casa de Graña da Acea, en San Fiz (Monfero), ha permanecido en funcionamiento todo el invierno. «Hemos tenido gente, un flujo constante, en carnaval, algún fin de semana [...]. A ver si ya podemos ir prescindiendo de la calefacción, porque cada vez que hay que llenar el depósito pagas casi el doble que antes. Nos compensa abrir todo el año porque somos tres hermanas y nos turnamos, y a la casa le va muy bien ventilarla cada semana», comenta Marita Fernández Graña, una de las propietarias.

En el hotel A Torre do Lago, de Valdoviño, tampoco han parado de trabajar. «El invierno fue muy bien, tuvimos bastante movimiento. Para esta semana estamos al 90 % y ya hay alguna reserva para agosto. El resto, poco a poco. Planificar, ahora mismo, es complicado», reconoce Manuel Sanmartín, que regenta el negocio junto a su mujer, Susana Veiga. La casa rural Penaquente, en Espasante (Ortigueira), vuelve a recibir huéspedes desde este fin de semana, con el local lleno para estos días y todas las habitaciones reservadas durante los festivales de Viveiro (Resurrection) y Ortigueira (Mundo Celta), y casi completo en agosto.

«A xente está desexosa de saír. Firmo unha temporada coma do ano pasado, alongouse moitísimo», recalca Irene Soto, al frente del negocio. Regresa ilusionada y con ganas, «poñendo esas cousas que se sacaran pola pandemia e que deixaran a casa desanxelada». No admite niños, sí mascotas, y carece de wifi. «Rélax total e moita tranquilidade... é o que ofrecemos», dice. El turismo rural se reactiva en la zona, con dudas pero con buen ánimo.

Los cámpings vuelven a ponerse en marcha después del invierno

Los cámpings también se ponen en marcha después del invierno. Juan Carlos Tarazona, responsable de las instalaciones Fragadeume, en el municipio de Monfero, al pie de las Fragas do Eume, contaba el viernes que había registrado varias reservas para los bungalós. «Y esperamos que vengan algunos campistas con tienda y caravana», agregó. Ha aprovechado el parón de los últimos meses para ejecutar algunas reformas en los bungalós (equipando con baño los que carecían de este servicio) y también en la piscina de este recinto.

«La idea es que la gente venga a disfrutar de los senderos del parque natural», recalca. El atractivo de este espacio constituye el principal reclamo para este negocio, abierto de manera ininterrumpida hasta el mes de noviembre. En la costa, el cámping Valdoviño ha esperado hasta este lunes para levantar la verja.

En esta instalación, la más veterana de Galicia, también tienen reservas para los próximos días. Su temporada se prolongará hasta septiembre u octubre, en función del tiempo y de la demanda, como cada año. Ni los cámpings ni las casas rurales saben cómo afectará al flujo de turismo extranjero la inestabilidad generada por la invasión de Ucrania.